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martes, 11 de marzo de 2025

Cinco años desde la declaración de pandemia.

En marzo de 2025 se cumplen cinco años de que la pandemia de covid-19 irrumpió en nuestro mundo. La extraña neumonía que China comunicó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de 2019, el SARS-CoV2, fue declarada Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) el 30 de enero de 2020.

El 11 de marzo de 2020 la OMS declaró pandemia a la covid-19 debido al alarmante aumento de casos que ya afectaba a 114 países. Un par de días antes Italia se había convertido en el primer país europeo en confinarse. España lo hizo el 14 de marzo y la inmensa mayoría de los países tomaron la misma decisión poco después.

Las calles se quedaron vacías y los hospitales colapsados. Solo los trabajadores esenciales mantuvieron la actividad presencial. Los sanitarios se convirtieron en la primera línea de batalla frente al virus. Pero los equipos de protección escaseaban y los países pugnaban por las pocas existencias disponibles. La mascarilla fue lo más deseado al principio de la pandemia y lo más odiado hoy en día.

El objetivo era conseguir la inmunidad de grupo. Pero en 2021 descubrimos que el virus estaba mutando en variantes que se expandían por el mundo creando ola tras ola. Durante 2020 y 2021 hubo confinamientos, mascarillas, aforos, toques de queda, restricciones, cierres perimetrales, rastreo de casos, cuarentena de positivos y contactos estrechos, vacunas, test… Fue tal nuestro afán que el invierno de 2020 ocurrió algo inaudito: queríamos acabar con la covid-19 y casi acabamos con la gripe.

janrysavy. Pinterest.
La pandemia paralizó el mundo.
Imagen: janrysavy. Pinterest.

En algunos países se celebraba la desaparición de restricciones, como en Reino Unido, donde festejaron el Freedom Day (19 de julio de 2021) con quema de mascarillas y rotura de cartelería, aunque sufrieran 50.000 contagios al día por la variante delta.

A finales de noviembre de 2021, mientras la mayoría se creía en poscovid, los expertos se reunían en Ginebra para evaluar la nueva variante ómicron. Pronto las noticias comenzaron a llamarla “la leve” aunque fuera la más contagiosa y la que mayor número de mutaciones sufría. Su expansión fue imparable y el haber padecido la enfermedad no libraba de futuras reinfecciones.

Los países apostaron todo a la vacunación. Aunque se hubiera demostrado que no inmunizaba contra el virus, sí que fue muy importante para bajar el número de fallecidos. La mayoría de los gobiernos apelaron a la responsabilidad individual y quitaron las restricciones que habían restablecido por la ómicron. Para principios de 2022 las naciones comenzaron a tratar a la covid como una enfermedad endémica, como una gripe más, en contra de la opinión de la OMS y de muchos científicos. España esperó la bajada de la sexta ola para declarar la “gripalización” en marzo e incluirla en el grupo de vigilancia de infecciones respiratorias.

Habíamos empezado la pandemia con el propósito de acabar con ese coronavirus y, dos años después, nos resignamos a que había llegado para quedarse y que había que convivir con él.

El director de la OMS declaró: “Todos estamos cansados de este virus, pero el virus no está cansado de nosotros. Aprender a vivir con la covid no significa que finjamos que no está ahí. Significa que usemos las herramientas que tenemos para protegernos y para proteger a los demás”.

La disminución drástica del número de pruebas diagnósticas provocaron que los datos perdieran fiabilidad y, además, no se contabilizaban, ni registraban los test de autodiagnóstico.

Las aglomeraciones y festividades en cualquier lugar del mundo seguían provocando una nueva ola. Por ejemplo, en España antes de las fiestas de julio la incidencia era de 1100 casos cada 100.000 habitantes y a finales de mes se situó en 2873. En este segundo semestre España vivió su séptima y última ola oficial. Incluso China, que había seguido con su estrategia de “covid zero”, tras las protestas ciudadanas de diciembre de 2022, abandonó esta política sufriendo un rápido aumento de contagios.

A esas alturas ya teníamos miles de estudios que demostraban que la covid no es un virus propiamente respiratorio, aunque comience con síntomas gripales y se transmita por el aire. Por esta razón se recomienda la ventilación cruzada, la medición de CO2 y el filtrado de aire en interiores. No es un virus estacional, está presente todo el año. Daña el sistema inmunológico y a cualquier órgano. Hay personas que presentan graves secuelas que les incapacita para llevar una vida normal: es el llamado long covid o covid persistente. Desde la aparición del SARS-CoV2 en 2020 comenzó a ascender rápidamente el número de dolencias cardíacas, eventos celebrovasculares, muertes súbitas y otras patologías. Además, asistimos a la reaparición de enfermedades casi olvidadas y otras que ni conocíamos en occidente, como la viruela del mono que en julio de 2022 puso a la OMS en alerta máxima.

En 2023 se hablaba ya en pasado de la pandemia, solo los periódicos deportivos informaban de los brotes en las competiciones. Por ellos supimos que en el Giro de Italia y en el Tour de Francia se impusieron mascarillas y se retiraron a los ciclista infectados. Para la población general ya no había cuarentenas ni bajas por covid. Sin embargo, altos cargos sí suspendían sus agendas al contagiarse.

En el Giro y el Tour la mascarilla fue obligatoria desde 2020 a 2024. Al llegar a la meta todos debían llevarla, especialmente en la zona de prensa y público.
Imagen: captura de la retransmisión del ciclismo por televisión.

El 5 de mayo de 2023 llegó el esperado anuncio de la OMS y todos los medios de comunicación se hicieron eco reproduciendo las primeras frases: “(…) Declaro con gran esperanza el fin de covid-19 como emergencia sanitaria internacional”. Pero no fueron tantos los que aclararon que la pandemia no se había dado por concluida. El discurso seguía así:

Esto no significa que covid-19 haya dejado de ser una amenaza para la salud mundial. De hecho, la semana pasada, covid-19 se cobró una vida cada tres minutos y miles de personas de todo el mundo luchan por su vida en unidades de cuidados intensivos, mientras millones siguen viviendo con los efectos debilitantes posteriores a la infección. Este virus está aquí para quedarse. Sigue matando y sigue cambiando. Sigue existiendo el riesgo de que aparezcan nuevas variantes que provoquen nuevos repuntes de casos y muertes. Lo peor que podría hacer ahora cualquier país es utilizar estas noticias como motivo para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su población de que la covid-19 no es nada de lo que preocuparse.

En España el 4 de julio se declaró oficialmente finalizada la crisis sanitaria ocasionada por la covid-19.

El 12 de julio, la OMS tiene que recordar que es conveniente seguir usando mascarillas, especialmente en lugares abarrotados o cerrados. Ya en febrero de 2023 la Sociedad Española de Epidemiología había pedido que la mascarillas se viera como una herramienta de salud pública y educación sanitaria. Pese a estas recomendaciones las personas que continúan con mascarilla en occidente siguen siendo objeto de señalamiento, burla y sospecha.

En septiembre de 2023 el Instituto de Salud Carlos III, encargado de la vigilancia en España, advirtió de que la covid había subido un 334% en dos meses. En noviembre se produjeron las primeras sentencias de incapacidad laboral por covid persistente en nuestro país. Sin embargo, la opinión pública y los propios médicos siguen sin entender esta enfermedad y derivan a los pacientes a Salud Mental.

El año 2023 se despidió con una avalancha de casos de “neumonía misteriosa” en menores de 14 años en China. En diciembre España tuvo una tasa de positividad de covid del 20% frente al 4% de la gripe.

En enero de 2024 la OMS nos recuerda que la pandemia no ha terminado.

En España la incidencia de gripe A, gripe B, covid y sincitial es tan alta que la noticia salta a la prensa y se vuelven a instaurar las mascarillas en centros sanitarios. Aumentan también los casos de neumonía y sarampión.

Cartel de la OMS recomendando el uso de mascarillas en agosto de 2024.

La cantidad de personas hospitalizadas en el hemisferio norte es la misma que en enero del año anterior por lo que la Universidad de Boston concluye que la covid no se está volviendo más leve, ni está desapareciendo.

Un amplio grupo multidisciplinar de expertos desarrolla la norma UNE 171380 que promueve la medición de CO2, ventilación y purificación del aire mediante filtros HEPA para que disminuyan los contagios. Los arquitectos llaman “edificios enfermos” a todos aquellos sin ventanas o sin ventilación. Es en estos, especialmente, donde debería aplicarse esta norma. Pero es de carácter voluntario y muy pocos interiores la ponen en práctica.

Panel con la medición de temperatura, humedad y CO2 en el Centro Comercial Plaza Norte 2 (Madrid). 
Imagen: gentileza del usuario de X @javichu73

La covid sigue generando subvariantes de ómicron que se expanden por el mundo durante todo el año. La XEC comenzó a expandirse por Europa en mayo de 2024 convirtiéndose en la predominante.

Nos hemos despedido de 2024 y comenzado 2025 con los hospitales colapsados por la “quintudemia” una combinación de gripe, covid-19, virus respiratorio sincitial (VRS), rinovirus y norovirus. Todos se previenen de la misma forma: ventilación, uso de mascarilla, lavado de manos, vacunas y aislamiento de positivos.

Noticia de la quintudemia en un programa de Antena3 TV.
Enero 2025.

En España se contabilizan un exceso de mortalidad de 2.800 personas en las cuatro semanas desde mediados de enero a febrero. Estados Unidos reporta el 3 de marzo de 2025 más de 162.000 casos de covid-19 y 988 fallecidos en la última semana. Este país es uno de los 39 que aún informa a la OMS (eran más de 200 en 2020) y pronto puede dejar de hacerlo por motivos políticos.

Se calcula en 400 millones los afectados por covid persistente a nivel mundial y el número sigue en aumento. La OMS estima que hasta un 30% de las personas que se infectan desarrollan covid persistente, de ellas el 79% son mujeres. En España se calcula que 2 millones de pacientes sufren esta enfermedad. Solo el 7% percibe mejoría en sus síntomas. Afecta a personas de todas las edades y puede aparecer en cualquiera de las reinfecciones. El 80% presenta agotamiento extremo y afectación neurocognitiva, aunque la sintomatología es muy amplia y puede atacar a cualquier órgano.

El último cálculo de fallecidos por covid-19 en España que se publicó en prensa data de noviembre de 2023 y fueron 121.760 personas confirmadas oficialmente, sin contabilizar a los que murieron con sospecha de esta enfermedad pero sin haberles hecho la prueba.

En el mundo se han contabilizado oficialmente 7 millones de muertos, aunque la revista científica The Lancet estimaba 17,7 millones hasta septiembre de 2022. Se calcula que debe superar los 20 millones de fallecidos. Los contagios se cifran en más de 770 millones de casos. Quizá nunca sepamos el número de contagios, reinfecciones y decesos que acumula la covid-19 en el mundo. 

Actualmente los científicos siguen investigando medicamentos para curar la covid-19, covid persistente y buscando la vacuna que logre la inmunización frente el virus.

Han pasado cinco años desde aquel 11 de marzo de 2020 pero la mayoría parece dispuesta a sacrificar la salud por hacer una vida prepandémica sin ningún tipo de precaución: la “nueva normalidad” no era esto. Pero la hemos convertido en un concierto de toses continuo, un encadenamiento de enfermedades, olas que no se cuentan, atención primaria colapsada, hospitales tensionados, demonización de la mascarilla e ignorancia de la norma UNE 171380 y todo lo que tenga que ver con ventilación y limpieza del aire.


Aireamos, el logro de la norma UNE.
Vídeo explicativo de las medidas de ventilación en 2 minutos.

1 comentarios:

Beauséant dijo...

¿Recuerdas el saldríamos mejores?, qué tiempos verdad... Lo único que hemos sacado en claro es que el sistema no puede detenerse, haya que sacrificar lo que haya sacrificar. Qué pena todo.

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