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jueves, 20 de diciembre de 2018

La Universidad de Salamanca. VIII centenario.



Hace pocos días más de 20.000 estudiantes celebraban en la magnífica Plaza Mayor de Salamanca el Fin de Año Universitario y con las doce campanadas de la medianoche del 14 de diciembre se tomaron doce gominolas. Pero a ninguno de ellos se les olvidaba que, aunque sigan creando nuevas tradiciones (esta tiene apenas dos décadas), este año se ha celebrado algo mucho más grande: la Universidad de Salamanca ha cumplido ocho siglos de vida.

Plaza Mayor de Salamanca.

El 2018 ha estado plagado de actos para conmemorar el VIII centenario, aunque el VII se celebró en 1954. ¿Cómo es esto posible? En 1218 Alfonso IX de León estableció las scholas Salamanticae sobre las escuelas catedralicias anteriores, y en 1254 Alfonso X la dotó de normativas.

En sus 800 años han sucedido multitud de acontecimientos que la han convertido en pionera en muchos terrenos y en un referente mundial donde se han formado algunos de los más grandes personajes de la Historia de España. Es la única del país que ha mantenido su actividad a través de estos ocho siglos y una de las primeras  fundadas en Europa (junto a Bolonia, Oxford y Cambridge), concretamente la primera en recibir el título de Universidad (otorgado por Alfonso X el Sabio en 1252 y ratificado por el papa Alejandro IV en 1255) y la primera en tener una biblioteca pública.
Las materias que se impartían eran Derecho Canónico, Civil, Medicina, Lógica-Filosofía, Gramática y Música, estudios a los que más tarde se unió la Teología y en el siglo XV las Humanidades.
Catedrales de Salamanca. 
Las clases se dictaban en latín (el idioma internacional) en el claustro de la Catedral Vieja, en casas del cabildo o en la iglesia de San Benito. Era una universidad pública que, aunque tenía más clérigos que laicos, estaba abierta a todos los buenos estudiantes sin importar su estrato social.  Sin embargo, aunque los estudios estaban vetados a las mujeres, en Salamanca estudió la primera alumna universitaria del mundo, Beatriz Galindo,  conocida como la Latina, que en 1465 estudió allí gramática, después fue una prestigiosa traductora y se convirtió en consejera de Isabel la Católica. En la Universidad de Salamanca impartió clases la primera profesora universitaria del mundo, Lucía (o Luisa) de Medrano que sustituyó a Antonio de Nebrija en el curso de 1508-1509.
La Universidad de Salamanca fue adquiriendo un gran prestigio a lo largo del tiempo, pasando de 500 alumnos a 3.500 cada año. Se fueron construyendo edificios como el Colegio Viejo, las Escuelas Mayores, las Escuelas Menores y el Hospital del Estudio.

En las Escuelas Mayores  se impartían los estudios para Licenciado y Doctor. En ella se ubicó la primera biblioteca universitaria de Europa, que contaba con 200 volúmenes. La bóveda fue adornada en 1485 con pinturas de tema astrológico al que se le dio el nombre de Cielo de Salamanca. Unas obras la ocultaron en 1767 y hubo que esperar a 1952 para que se redescubriera un fragmento que hoy se conserva en las Escuelas Menores. La fachada plateresca de las Escuelas Mayores se ha convertido en la imagen más conocida de la Universidad de Salamanca y todos los visitantes acuden en busca de la famosa rana esculpida en piedra entre su abigarrada ornamentación que, según cuenta una leyenda, dará éxito en los exámenes al estudiante que la encuentre. El edificio aloja, actualmente, la Biblioteca General Histórica con más de 62.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y XVIII, casi 3.000 manuscritos  y 483 incunables.
La fachada plateresca de las Escuelas Mayores es la imagen más conocida de
la Universidad de Salamanca y donde se encuentra esculpida la famosa rana.

En las Escuelas Menores se impartían las materias para el título de Bachiller y el Hospital del Estudio era una hospedería para estudiantes pobres que no tuvo médico hasta 1529.

En la Universidad de  Salamanca se fundó la primera Cátedra de Astrología en 1467 en honor a Abraham Zacut que había desarrollado el Almanach Perpetuum, un tratado imprescindible para la navegación.

Antonio de Nebrija, catedrático por esta universidad, fue el creador de la primera gramática del español, introductor de la imprenta en Salamanca, primer escritor en reclamar derechos de autor en el mundo occidental y autor de Releccion Repettio secundae (1486), primer libro editado por la Universidad de Salamanca convirtiéndola así en la segunda editorial más antigua del mundo, después de Oxford.  

Escultura a fray Luis de León
en los Patios de Escuelas.
En la Universidad de Salamanca estudió y luego impartió clases Fray Luis de León en torno al cual nació la primera escuela poética Salmantina y que se vio apartado de la docencia al ser denunciado a la Inquisición por otros profesores. Al regresar a sus clases en su querida Salamanca, tras cinco largos años de prisión, inició su lección con el famoso “decíamos ayer”.

La lista de personas ilustres que estudiaron en Salamanca es larga y destacan: Fernando de Rojas, Hernán Cortés, San Juan de la Cruz, Bartolomé de las Casas, Tomás de Torquemada, Luis de Góngora, el Conde-Duque de Olivares, Calderón de la Barca, Juan Justo García (introductor del cálculo diferencial e integral en España), Azorín, María de Maeztu (primera mujer universitaria en la España moderna), varios jefes de estado de países iberoamericanos, Adolfo Suarez…

En 1486 Colón acudió a la Universidad de Salamanca a exponer sus ideas que fueron estudiadas por una junta de doctores llegando a la conclusión de que el marino se equivocaba en la distancia calculada entre España y las indias.


Patio de las Escuelas Menores.
En esta universidad nació en 1500 la Escuela de Salamanca movimiento  teológico, jurídico y económico que sentó las bases del derecho de gentes moderno (Francisco de Vitoria lo logró en 1539 impartiendo clases sobre los derechos de los indios), las bases del derecho internacional, de la economía moderna y de las matemáticas modernas (dos de sus matemáticos hicieron los cálculos para la reforma del calendario gregoriano promulgado en 1582 y que sigue vigente hoy en día).  

Durante tres siglos la Universidad de Salamanca fue la más influyente y célebre de España, de ella salían los funcionarios y altos cargos de la administración española y los virreinatos de América. Pero, durante el siglo XVII, los hijos de la nobleza, sabiendo que estudiar allí les abría las puertas a los más importantes puestos, tomaron el control de los Colegios Mayores e impidieron el acceso a los estudiantes pobres.

En el siglo XVIII la Universidad de Salamanca fue el punto neurálgico de la Ilustración española, perteneciendo a ella alumnos y profesores que formaron parte de las Cortes de Cádiz y quienes elaboraron la Constitución de 1812. Pero la Inquisición llevaba mucho tiempo con la atención puesta sobre los estudios que allí se impartían y no solo encarceló a Fray Luis de León en el siglo XVI, sino que persiguió a varios profesores y catedráticos como a Miguel Martel por sus clases de Derecho Natural (que finalmente fue expulsado de la universidad, junto a  otros profesores liberales tras restaurarse el absolutismo) y a Ramón de Salas y Cortés al que prohibieron su asignatura de Economía Política. Diego Muñoz Torrero, rector de la universidad, diputado por las Cortes de Cádiz, defensor de la libertad de prensa y de imprenta, fue figura clave en la abolición de la Inquisición.

En los últimos años del siglo XVIII se gestó también allí la segunda escuela poética salmantina con José Cadalso y fray Diego González, más conocido como Delio, a la cabeza.
Cuando un estudiante obtenía el doctorado sus compañeros pintaban un vítor
 de color rojizo con su nombre. Esta tradición continúa en la actualidad.

Como ya hablamos aquí, la invasión francesa fue un desastre para el patrimonio de España. En la Batalla de Salamanca las tropas inglesas y francesas, que se enfrentaban en la ciudad, destruyeron numerosos edificios de gran valor artístico, perdiendo la universidad varios de sus colegios y viendo sus bibliotecas expoliadas. El desastre hubiese podido ser aún mayor, pero una buena parte de los manuscritos y documentos ya habían sido trasladados al Palacio Real. Los libros robados de las bibliotecas de Salamanca fueron recuperados por el duque de Wellington tras la batalla de Vitoria (1813) entre los muchos objetos de valor (como las 200 pinturas de la colección real) que intentó llevarse José Bonaparte en su huída de España. Pero Fernando VII le regaló a Wellington los cuadros y una buena parte de los libros. La otra parte se quedó en la Biblioteca del Palacio Real y no fue recuperada por la Universidad de Salamanca hasta la celebración de su VII centenario en 1954.
En 1845 la Universidad Central de Madrid se apropió del derecho a expedir títulos de doctor, prohibiendo que Salamanca lo hiciera y cerrando las facultades de Medicina y Ciencias (aunque continuaron como estudios libres financiados por la Diputación y el Ayuntamiento de la ciudad). En 1852 Salamanca perdió la condición de universidad pontificia y quedaron suprimidas las facultades de Teología y Derecho Canónico. Hubo que esperar hasta 1904 para que Medicina y Ciencias volvieran a ser reconocidas como facultades estatales gracias a los esfuerzos de su rector Miguel de Unamuno. Años después, el famoso escritor tuvo que abandonar Salamanca camino del exilio, pero era tan querido en la ciudad que cuando regresó una multitud fue a esperarlo a la estación de tren y lo acompañó a la Plaza Mayor. Llegó a convertirse en diputado a Cortes, pero se desencantó de la política. Al jubilarse recibió el título de rector vitalicio. En 1936 protagonizó el conocido enfrentamiento con Millán-Astray. Fue entonces cuando pronunció su famoso “venceréis, pero no convenceréis” por el que fue abucheado y solo logró salir de las Escuelas Mayores donde se inauguraba el nuevo curso académico bajo la protección de Carmen Polo. Apenas sobrevivió tres meses a este episodio sin volver a salir de su domicilio. Este mismo año se expulsaron de la universidad a todos aquellos profesores que seguían apoyando la República. La Casa Rectoral, donde habían vivido quienes obtenían este puesto desde el siglo XVIII y que había ocupado Unamuno entre 1900 y 1914  se convirtió, en 1955, en casa-museo de Miguel de Unamuno.
Vista de la Plaza Mayor de Salamanca.

Celebrar el VII centenario de la Universidad de Salamanca en 1954 fue un acierto, porque más de 70 universidades de todo el mundo se unieron a la reivindicación del prestigio que nunca debió perder, se le  devolvió la potestad de otorgar el título de doctor y la reconocieron como alma mater de las universidades hispanoamericanas.
Pero aún le quedaban varios hitos por cumplir y así, en 1955 tuvo lugar en las Escuelas Mayores las “Conversaciones de Salamanca” las primeras que se hicieron sobre cine español. En 1986 recibió, junto a la Universidad de Coímbra, el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. En 2005 fue sede de la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. En 2010 el Gobierno de España le concedió el programa “Campus de Excelencia Internacional Studii Salamantini: 800 años innovando”.
En la actualidad la Universidad de Salamanca supera los 30.000 alumnos, se ha convertido en uno de los centros de formación para extranjeros más prestigiosos del mundo con el emblema “la Universidad del Español” y dispone de un Parque Científico con diferentes áreas de investigación en ciencia y tecnología.
El lema de la Universidad de Salamanca sigue siendo: los principios de todas las ciencias se enseñan en Salamanca (Omnium scientiarum princeps Salmantica docet).
Salamanca está en el refranero español: lo que natura no da, Salamanca no presta. Y también está presente en varias obras de Miguel de Cervantes como El licenciado Vidriera (Novelas Ejemplares, 1613), el entremés La cueva de Salamanca y en el personaje de Sansón Carrasco, bachiller por la Universidad de Salamanca, de Don Quijote de la Mancha (segunda parte, 1615).
Lope de Vega ambientó en la Universidad de Salamanca su comedia El bobo del colegio y escribió a petición de la propia universidad La limpieza no manchada que estrenó en los Patios de Escuelas.
La rana se ha convertido en
el símbolo de Salamanca.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Museo del Prado. El bicentenario.


El 19 de noviembre de 1819 se inauguró en el paseo Salón del Prado de Madrid el Real Museo de Pintura y Escultura. Solo tenía tres salas donde se exponían 311 cuadros de ilustres pintores españoles (de los 1.510 que tenía guardados procedentes de los Reales Sitios). En 1868 pasó a llamarse Museo Nacional de Pintura y Escultura y en 1920 se quedaría con su nombre definitivo: Museo Nacional del Prado.

Empiezan ya las celebraciones del 150 aniversario del paso de Real Museo a Museo Nacional, el 80 aniversario de que las obras evacuadas durante la Guerra Civil regresaron a casa y la institución comenzaba, el pasado 19 de noviembre de 2018, con su programa de conmemoración del Bicentenario de la apertura del Museo del Prado.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Puerta de Velázquez. Museo del Prado.

Fue una mujer, Isabel de Braganza, la artífice de esta idea, convenciendo a su marido, el rey Fernando VII, de la necesidad de reunir la colección real en un museo. Pero había que buscar un edificio para ello.

En 1786 Carlos III había concebido un ambicioso proyecto denominado Colina de las Ciencias, y encargó al arquitecto Juan de Villanueva el edificio destinado a ubicar el Gabinete de Historia Natural. A principios del siglo XIX, cuando aún no estaba terminado, las tropas napoleónicas lo ocuparon, saquearon y desmantelaron fundiendo sus cubiertas de plomo para hacer balas y dejándolo en estado de ruina. Pero, gracias a los trabajos de reconstrucción, se convirtió en el lugar que hoy alberga uno de los mejores museos del mundo.

Los monarcas españoles siempre fueron aficionados al arte, bien por deleite personal, devocional o bien como símbolo de cultura, prestigio y poder. Pero las obras que iban atesorando se dispersaban al repartirse entre sus herederos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Entrada al Real Museo por el Lado de
San Jerónimo de Fernando Brambila
La colección real de pinturas, que constituye la parte más importante del museo, tomó forma con Felipe II quien se encargó de que fuera un patrimonio indivisible. Los reyes posteriores continuaron con su política de adquisiciones y encargos. No olvidemos que la Corona tuvo a su servicio o fue mecenas de  grandes pintores como Tiziano, Velázquez, Luca Giordano o Goya. Las obras pasaban a decorar los numerosos palacios que tenían en todo el país. En el incendio del Alcázar de Madrid en 1734 desaparecieron 537 pinturas, pero pudo salvarse Las Meninas, gracias a que fue arrojada desde uno de los ventanales. Fue una  pérdida que no mermó el afán coleccionista de Felipe V que, para decorar los nuevos palacios de Oriente y de la Granja adquirió una gran cantidad de pinturas, esculturas y, además, heredó el Tesoro del Delfín.

Pero la mayor tragedia que sufrió el patrimonio español fue durante la invasión napoleónica. Las tropas francesas convirtieron en ruinas toda clase de edificios históricos, iglesias (fundían la orfebrería y se protegían de la lluvia con los cuadros que no les interesaban) e incluso intentaron volar la Alhambra.

El nuevo rey de España, José I, hermano de Napoleón, quería reunir el mayor número posible de pinturas con la excusa de crear un museo, pero con la intención de enviarlas al Louvre. Después de llevarse una buena cantidad de joyas de la Corona Española, intentó huir con más de 200 pinturas de gran calidad pertenecientes a la colección real. El duque de Wellington lo detuvo y solicitó instrucciones a Fernando VII para devolver las obras. Pero el rey, simplemente, se las regaló. Entre ellas se encontraban El aguador de Sevilla de Velázquez y El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck. Los británicos aún se burlan de aquel episodio al que llaman The Spanish Gift (El regalo español).

En 1836 con la Desamortización de Mendizábal desaparecieron numerosas obras de arte. Algunas fueron destruidas, pero otras acabaron en colecciones privadas y museos extranjeros. Esto hizo que la pintura nacional, hasta entonces poco apreciada en Europa, se revalorizara y los museos comenzaran a reservar un espacio expositivo a la pintura española. El resto de las obras fueron a engrosar el Museo Nacional de la Trinidad que abrió sus puertas en Madrid en 1836 y que es considerado el germen de la colección de El Greco.


http://unserenotransitandolaciudad.com/2015/11/19/curiosidades-del-museo-nacional-del-prado-que-no-sabias/
Vista de la rotonda del
Real Museo (1833)
A las tres salas con las que se inauguró el museo en 1819, se fueron añadiendo muchas otras para ir incorporando las pinturas que se traían de los palacios y los monasterios reales, las nuevas adquisiciones y las donaciones.

Al principio el museo solo abría los miércoles por la mañana y únicamente se permitía la entrada a personalidades y a quienes presentaban autorización o recomendación. Uno de sus primeros visitantes fue Goya. Algún tiempo después amplió su horario a tres días a la semana, siempre y cuando no lloviera. El suelo no estaba pavimentado en todas las salas, se regaba con agua la tierra de las estancias donde se exhibían las esculturas y se apilaba la leña para las estufas en cualquier lugar.

En 1872 el Museo de la Trinidad se fusionó con el Museo Nacional de Pintura y Escultura y sus más de 1.000 obras engrosaron la colección de este último, popularmente conocido ya como Museo del Prado, pero que no obtuvo esta denominación de manera oficial hasta 1920.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Sala de la reina Isabel II. Museo del Prado (1899).

El 25 de noviembre de 1891 cundió la alarma entre los madrileños que acudieron en tropel hasta las puertas del museo temiéndose lo peor. Habían leído en el periódico El Liberal el artículo La catástrofe de anoche: España está de luto. Incendio en el Museo de Pinturas de Mariano Cavia. Por fortuna, la noticia era falsa y solo pretendía denunciar las pésimas condiciones de seguridad y la falta de recursos de los que adolecía el museo. La artimaña dio resultado consiguiendo mejoras y que las partes de madera del edificio fueran reemplazadas. Pero la vigilancia siguió siendo insuficiente porque en 1897 sustrajeron el boceto de Murillo, Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, y en 1918 un empleado robó el Tesoro del Delfín. Pudieron recuperarse la mayoría de las piezas, pero estaban gravemente dañadas y sin sus guarniciones de piedras preciosas.

A lo largo de los siglos XIX y XX el museo fue ganando prestigio internacional. En 1898 se inauguró el Museo de Arte Moderno donde se trasladaron las obras de los artistas vivos y el Museo del Prado quedó especializado en el arte antiguo. Entonces se convirtió en referencia para los artistas de la época que acudían allí de copistas para aprender de los maestros antiguos. En 1865 Manet quedó maravillado con Velázquez y lo calificó como el pintor más grande que había existido nunca, “el pintor de los pintores” como escribía en sus cartas; Sorolla se paseaba por sus salas admirando a los grandes; conservamos la hoja de registro de Picasso como copista, quedando tan maravillado con Las Meninas, que en 1957 le dedicó una serie completa basada en su recuerdo. Fueron muchos los artistas en cuya obra quedó plasmada la influencia de todo lo que habían admirado en el Museo del Prado. Esto no solo puede apreciarse en pinturas, dibujos y esculturas, también en poemas, obras literarias, ensayos, estudios, monografías, guías, fotografías y filmografía. Para Rafael Alberti  el Museo del Prado era el cielo y su segunda casa. Primero lo visitó como pintor y luego como poeta, llegando a imaginarse a los personajes de los cuadros cobrando vida por la noche, cuando el museo cerraba sus puertas. En 1956 escribió la obra Una noche de Guerra en el Museo del Prado  donde los personajes de los cuadros construían barricadas para defenderse. Miguel de Unamuno, Manuel Machado, León Felipe, Vicente Alexandre fueron algunos de los artistas que dedicaron poemas a los cuadros del museo. Buero Vallejo estrenó en 1960 la obra de teatro Las Meninas, y Ernesto Caballero hizo lo propio con  La autora de las Meninas en 2017.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
"Las Meninas" de Velázquez. Museo del Prado.

A principios de la década de 1930 se promulgó la primera Ley de Patrimonio y el Museo del Prado empleó nuevas iniciativas para dar a conocer sus obras. Así se creó el Museo Circulante que envió copias de las obras maestras de la colección a numerosos lugares de España para que fueran conocidas y admiradas por toda clase de público.

Durante la Guerra Civil el Museo del Prado tuvo que cerrar sus puertas. En el otoño de 1936, casi 2.000 obras fueron evacuadas, 361 pertenecían al Museo del Prado. Algunos consideraron este hecho como una maniobra política, pero lo cierto es que Madrid estaba siendo bombardeada y, además de las víctimas, había que lamentar los daños en numerosos edificios de la ciudad que también afectaron al Museo del Prado, al Museo de Arte Moderno y a la Academia de San Fernando.

Los cuadros fueron embalados con sus respectivos informes y transportados en camiones que se retiraron del frente expresamente para este fin. El mismo Alberti participó en el traslado, mientras Picasso quedaba como director solo nominal del museo, ya que nunca llegó a ejercer como tal. Se escogieron las mejores pinturas, pero no se incluyeron aquellas que su deficiente estado de conservación hacía desaconsejable su traslado. Fue un duro viaje, en el que a veces, cuando no cabían por los puentes, había que llevarlas a pulso. Su destino era Valencia, donde fueron cuidadosamente almacenadas en las Torres Serrano y en la iglesia del Patriarca. Cuando la ciudad fue sitiada, las obras siguieron su camino hasta Cataluña donde quedaron escondidas a más de 200 metros de profundidad en las minas de talco del Alto Ampurdán.

Torres Serrano. Valencia.

Preocupado por las pinturas, el presidente de la República, Manuel Azaña, llegó a decir: “El Museo del Prado es más importante para España que la República y la Monarquía juntas”.

La situación hizo que la Junta de Defensa del Tesoro Artístico Nacional pidiera ayuda a la Sociedad de Naciones para sacar las obras de España. Mientras se firmaba el acuerdo de transporte hasta Ginebra y restitución de las obras tras la guerra, los bombardeos se sucedían a pocos kilómetros de la mina.

Pese a todas estas vicisitudes, las obras llegaron con bien a Ginebra donde se había creado un Comité Internacional para el Salvamento del Tesoro Español. Allí permanecieron custodiadas hasta que el nuevo gobierno las reclamó poco después de finalizar la contienda. Antes de la devolución, la ciudad organizó una extraordinaria exposición de gran éxito internacional con los fondos evacuados del Museo del Prado.

En los albores del otoño de 1939, recién comenzada la Segunda Guerra Mundial, un tren salió de Ginebra y atravesó Francia con las luces apagadas para no ser interceptado por los alemanes hasta depositar su valiosísimo cargamento en España: el Museo del Prado recuperaba su patrimonio después de tres largos años.

La colección fue aumentando en las siguientes décadas, especialmente en 1971 cuando se incorporaron las obras del Museo de Arte Moderno (excepto las del siglo XX que tiempo después fueron la base para el Museo Reina Sofía inaugurado en 1992).

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Puerta de Goya. Museo del Prado.

Actualmente el Museo del Prado cuenta con más de 35.000 obras. Es una de las mejores pinacotecas del mundo y la más importante de pintura española. Españolas son 4.900 obras que abarcan desde el románico hasta principios del siglo XX, teniendo especial relevancia el barroco, con la mayor colección existente de pinturas de Velázquez.

La pintura italiana está ampliamente representada con más de mil obras, en su mayoría barrocas, de los más importantes pintores. Le sigue en número y calidad la pintura flamenca, con la mayor colección mundial de El Bosco (las reunió Felipe II gran admirador de este pintor). El Prado atesora también la más importante colección de Rubens (al que Felipe IV encargó numerosos cuadros para decorar sus palacios y compró otros muchos). Además de la mayor y mejor colección de Velázquez, Rubens y El Bosco que hay en el mundo, ningún museo reúne una representación tan grande y de tanta calidad de estos pintores: Goya, Murillo, El Greco, Tiziano, Ribera, Zurbarán, Luca Giordano, Jan Brueghel “de Velours”, Patinir, Maíno, David Teniers “el joven”, Eduardo Rosales y Antonio Moro.

Respecto a las más de 1.000 esculturas lo más destacable son las obras romanas, renacentistas, manieristas y las del siglo XIX. Además atesora miles de  dibujos, copias, documentos históricos y arte decorativo.

Desde el momento en que el museo se abrió al público dedicó más espacio a sus almacenes que a la zona de exposición y, con el paso del tiempo, al aumentar su colección, ya no pudo almacenar más obras de arte con lo cual se decidió ceder miles, como préstamo temporal, a museos provinciales, instituciones, delegaciones y consulados.

Las obras de ampliación se han ido sucediendo a lo largo del tiempo para aumentar el espacio expositivo dentro del propio edificio de Villanueva, pero desde la década de 1980 se planteó que el Museo del Prado debía extenderse hacia otros edificios como el Casón del Buen Retiro, el Claustro de los Jerónimos y el Salón de Reinos. Las ampliaciones siguen en la actualidad.

En el exterior del Museo del Prado se encuentran la estatua de Velázquez (de Aniceto Marinas) con la inscripción: Los artistas españoles, por iniciativa del Círculo de Bellas Artes, 1899; la escultura de Goya (de Mariano Benlliure) y la de Murillo (de Sabino de Medina).

 En 2018 el Museo del Prado está reconocido como el mejor museo de España, el tercero de Europa y el quinto del mundo.


https://es.wikipedia.org/wiki/Puerta_de_Velázquez
Estatua a Velázquez.

Si te interesa el tema, lee también Celebraciones por el bicentenario del Museo del Prado.

En 2020 el Museo de Prado tuvo que cerrar sus puertas, como tantos otros, y aquí contamos la exposición con la que reabrieron.

lunes, 29 de octubre de 2018

La situación inversa y Picasso.



Una reciente visita al Museo Picasso de Málaga y el encuentro con la magnífica exposición temporal El sur de Picasso. Referencias andaluzas (8.10.2018-3.02.2019), me ha llevado a reflexionar de nuevo sobre algo de lo que hablábamos aquí hace pocas semanas: el chasco que nos llevamos cuando desconocemos que una pintura está restaurándose o prestada para una exposición y al visitar el museo donde creemos que la encontraremos nos topamos con una fotocopia de mala calidad en su lugar.

Pero, a veces, nos hallamos en la situación inversa. Menos frecuentemente de lo que nos gustaría, pero alguna vez sucede. Y si me encontré medio Museo de Arte Antiguo de Bruselas prestado y repleto de esas detestables fotocopias en el verano de 2018, el otro día tuve la suerte de que ocurriera lo contrario en el Museo Picasso de Málaga.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Picasso_M%C3%A1laga
Museo Picasso de Málaga.

En la exposición temporal que mencionaba arriba, y que recomiendo a todo el que visite la ciudad, nos presentan al Picasso más mediterráneo, más andaluz, con sus tauromaquias, sus guitarras y su conocimiento del arte, del que bebió y que revolucionó convirtiéndose en un referente mundial para los artistas posteriores.  Y es que Picasso sabía mucho de arte y concebía el arte siempre en presente. Para él si una obra de arte no estaba vigente en el presente, no podía llamarse arte y así siguen, en el presente, las piezas arqueológicas íberas, griegas, romanas y los grandes pintores barrocos.

Pocos saben que Muñoz Degrain, afamado pintor y gran amigo del también artista José Ruíz Blasco (padre de Picasso), le había recomendado que Pablito se dedicara a otra cosa porque nunca sería pintor, aunque poco después rectificaría su opinión para animar a José a matricular a su hijo en la Escuela de Bellas Artes de Málaga.

Entrada del Museo Picasso Málaga.

Picasso comenzó con obras figurativas e inspirándose en el arte sacro. Pero lo que más le fascinaba era lo primitivo, lo íbero, lo greco-romano. No es casualidad que Picasso fuera sospechoso del robo de la Gioconda, porque parece probado, que fue cómplice del hurto de varias estatuillas íberas que se exponían en el Louvre, de donde fueron sustraídas por el secretario de su amigo Apollinaire, vendidas al pintor (que conocía su procedencia) y encontradas en su taller por la policía. Pero del robo de la que se convertiría en la pintura más famosa del mundo era totalmente inocente.

Cerámica griega en el Museo
Arqueológico Nacional (Madrid).
Al visitar la exposición El sur de Picasso nos encontramos su inscripción en el registro de copistas del Museo del Prado, poemarios de su puño y letra, estatuillas íberas, cerámicas griegas, cabezas y bustos greco-romanos, imaginería de Pedro de Mena, pinturas de Velázquez, Murillo, Zurbarán, El Greco y numerosos grabados de Goya. El arte en el que Picasso se inspiraba y que transformaba a golpe de pincel o de cincel. Y, allí, ante nuestros ojos, contemplamos los dibujos y variantes que nuestro prolífico artista hizo de la antigüedad clásica junto a los bustos prestados por diferentes museos arqueológicos españoles y la versión que realizó de la Infanta Margarita María (de las Meninas de Velázquez) procedente del Museu Picasso de Barcelona. Juntos, aquellos artistas a los que admiraba y él, en las mismas salas,  como parte de un todo que es el arte universal.

http://blog.barcelonaguidebureau.com/a-day-with-picasso-in-barcelona-gothic-quarter-my-bgb-walking-tour-experience/
Infanta Margarita María. Picasso.

Nunca faltó gente que se atrevía a decirle a Picasso que pintaba como un niño, pero él siempre supo cómo responderles: “Me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño”.

Admirando todas aquellas obras arqueológicas y todas aquellas esculturas y pinturas de nuestros admirados artistas junto a las suyas, leyendo las cartelas donde se indicaba su procedencia, no pude evitar imaginarme a los visitantes del Musée national Picasso-Paris, del Museu Picasso Barcelona, del Museo Reina Sofía, del Museo de El Greco, de los museos arqueológicos Nacional de Madrid, de Tarragona, de Córdoba, de Sevilla y de otras ciudades, topándose con una fotocopia junto a la cartela de la obra que buscaban y desilusionándose quizá sin saber que están todas reunidas en una magnífica exposición en la tierra natal de Picasso…


https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Picasso_M%C3%A1laga
Patio del  Palacio de Buenavista donde
está ubicado el Museo Picasso de Málaga.

martes, 16 de octubre de 2018

Cuando no encuentras tu obra de arte favorita donde debería estar (arquitectura).



Todos comprendemos la necesidad de restaurar los cuadros, esculturas y edificios cuando sea necesario pero, como contábamos aquí al referirnos a las pinturas de los museos, cuando somos nosotros los que sufrimos la ausencia de nuestra obra favorita, nos queda ese regustillo amargo de que nos ha tocado la china.

La china le tocó a una amiga mía y a todas las personas que acudieron a visitar la famosa Fontana di Trevi (Roma) en el año 2014, cuando, con las monedas ya preparadas en el bolsillo para pedir sus deseos, se toparon con la desaparición de la fuente. ¿Puede desaparecer toda una fuente de gran tamaño adosada a la pared? Pues sí, por el estado de erosión y desperfectos que presentaba fue retirada completamente de su plaza para ser reparada durante 516 días. Pero durante todo ese tiempo la gente siguió lanzando monedas a la nada porque no se resistía a marcharse del lugar sin pedir sus deseos… aunque seguramente fuera (aún) menos probable que se cumplieran...

La Fontana di Trevi tras su restauración.

Creo que a todos nos ha ocurrido que al ir a visitar la plaza principal de la ciudad nos hemos topado con un evento inesperado (para nosotros) que convierte el lugar más representativo en un conglomerado de toldos, llegadas de maratones, o publicidades que  impiden apreciar la arquitectura y los edificios, estropeando la imagen idílica que nos habíamos forjado en la imaginación a fuerza de ver postales (cosa que nos ocurrió en la plaza Markt de Brujas en junio de 2018). Pero esto resulta lógico, ya que la ciudad está viva, y se utilizan los lugares públicos para los acontecimientos principales… 

Plaza Markt de Brujas como meta de
un evento deportivo.
Árbol de navidad en la cúpula
de la Galería Lafayette en París.
También depende del evento del que se trate, porque siempre es más bonito y agradable encontrarse un mercadillo medieval, una feria gastronómica o un árbol de navidad. Aunque no todos pensemos lo mismo, ya que a mí, personalmente, no me hizo especial ilusión encontrarme la esplendida cúpula de la galería Lafayette parcialmente oculta tras un árbol de navidad a medio decorar en octubre.

Hay cosas inevitables, como los varios perímetros que rodean la Torre Eiffel tras los acontecimientos ocurridos en París en 2015, pero nada quedaba ya de la parte aledaña a la torre del Campo de Marte cuando fuimos a visitarlo (octubre de 2017). El lugar que había sido hasta poco antes un jardín de césped mullido donde los visitantes habían comido a los pies de madeimoselle Eiffel estaba completamente vallado y de su verde hierba no quedaba ni el más ligero atisbo. Eso sí, podemos seguir viéndolo en postales e imágenes de archivo.
La Torre Eiffel con varios perímetros de seguridad y vallas
 que también ocultan parte del Campo de Marte.

Yo creo que a estos hechos se les da la menor publicidad posible para no espantar a los turistas. Quizá aparezca una vez en prensa o en televisión, pero la mayoría de los turistas no nos enteramos hasta que nos encontramos con la desagradable sorpresa… o ya están terminados los trabajos. La gente de la calle suele descubrir que un monumento estaba en rehabilitación cuando ha finalizado y ya aparece en todos los medios la noticia, especialmente en prensa, con las fotos del “antes y el después”. La única restauración que conocí de antemano fue la del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela… y como para no enterarse porque tardaron 10 años en recuperar esas esculturas a las que todos los días se les desprendían restos de pinturas y fragmentos que caían al suelo. Eso sí salía en los telediarios día sí, día no. Quizá porque al ser la “meta” del Camino de Santiago hubiese sido casi un pecado callarse y dejar que los peregrinos, que habían llegado caminando cientos de kilómetros desde lejanos lugares por una de las numeras rutas que llenan Europa de conchas doradas, se encontraran, sin sospecharlo, su ansiado Pórtico de la Gloria cubierto por los andamios.

La sorpresa más desagradable que me he encontrado en este sentido ha sido este año 2018 (la misma que se encontraran millones de turistas en los siguientes, porque se calcula que no estará finalizada la restauración hasta 2021). Teníamos ya comprado el viaje a Londres cuando descubrimos por el blog de un viajero que el Big Ben, el símbolo de todo el país, estaba completamente oculto por un andamio horrible (que además iluminan de blanco cegador por la noche) de manera que lo único que puede verse, y solo por un lateral, es la esfera del reloj.  La decepción fue enorme.

Estado en el que se encuentraba el Big Ben y el palacio de Westminster en septiembre de 2018.

Seguimos de acuerdo en que los monumentos tienen que ser restaurados… pero ¿es necesario hacerlo de esta forma?

Escaleras del puente de Rialto (Venecia)
No es la primera vez que nos encontramos un monumento emblemático en reparación. Ya nos había ocurrido en Venecia (junio de 2016) cuando nos topamos con que un toldo gigante tapaba toda la parte frontal del puente de Rialto. Pero, en esta ocasión, aquel plástico llevaba impresa una fotografía a tamaño real del puente, y la restauración no impedía que pudieras subir sus escaleras, caminar por él y ver la otra cara, que sí habían dejado perfectamente visible para que los millones de turistas que acuden a la ciudad de los canales no se marcharan sin ver el famoso puente de Rialto y cruzarlo.


Aunque el puente de Rialto (Venecia) estaba en restauración en junio de 2016, los trabajos se
realizan en varias fases de manera que una de las caras o laterales siempre queda visible al público.

Se encontraba también en restauración la basílica de San Marcos en la misma ciudad, pero solo un lateral de la parte superior, porque el resto estaba al descubierto, para evitar que los visitantes se quedaran con la decepción de encontrarse un andamio en lugar del templo.

Podríamos todos tomar ejemplo de la forma en que rehabilitan sus monumentos en Venecia y, si no es posible hacerlo de esta forma, podrían informarnos más y mejor de qué lugares se encuentran en restauración y durante cuánto tiempo.

Después de la desagradable sorpresa de Londres, tomo nota de que antes de reservar un viaje debo comprobar que su monumento emblemático no se encuentre convertido en un andamio gigante.

Basílica de San Marcos en Venecia. Aquí también restauran
por fases y solo cubren una pequeña parte de la fachada.