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jueves, 28 de julio de 2022

Tony Leblanc. Centenario de su nacimiento.

Hace 100 años, en 1922, vinieron al mundo dos grandes actores españoles: José Luis López Vázquez y Tony Leblanc.

Quizá los más jóvenes apenas los conozcan. Para ellos López Vázquez era aquel señor bajito que corría tras las suecas en el Torremolinos de las películas de los años 60 y Tony Leblanc el pillo que intentaba timar a cualquier incauto. Pero estos dos actores derrochaban un enorme talento. López Vázquez dijo “no” a Hollywood. Tony Leblanc tocó todos los palos del teatro y el cine.

Pinterest
Tony Leblanc y José Luis López Vázquez junto a Manolo Gómez Bur
en una escena de la película "3 de la Cruz Roja" (1961).
Imagen: Pinterest y lasmilvidas.blogspot.com

“Les exijo que sean muy felices”. Tony Leblanc.

A Tony Leblanc le gustaba hablar de su vida, aunque a veces, con su enorme imaginación y su verbo fácil, la adornara un poquito. Pero los que lo conocieron sabían que casi todo era verdad.

Su vida, tan interesante como una película, comenzó el 7 de mayo de 1922 en la Sala de los Tapices de Goya. Sí, Ignacio Fernández Sánchez, como lo bautizaron sus padres, contaba que tuvo el privilegio de nacer en el Museo del Prado, aunque parece que no es cierto. Lo que sí es verdad es que su familia vivía allí y su padre trabajaba en la portería de Velázquez. Ignacio llegó a conocer muy bien aquel museo porque su padre, después de la guerra, lo empleó de botones de ascensor. Aún se le recuerda, en sus ratos libres, en alguno de los patios zapateando y practicando claqué cuando creía que nadie lo observaba. Era puntual y correcto en su trabajo, pero cuando el museo cerraba, Tony corría al teatro, su otro empleo, porque el muchacho tenía inquietudes artísticas y un talento que ya había demostrado cuando debutó con solo 8 años en una obra de los hermanos Álvarez Quintero y luego como bailarín de claqué.

Museo Nacional del Prado
Tony Leblanc en el Museo del Prado. 
Escena de la película "El pobre García"(1961).
Imagen: Museo del Prado y Youtube.

Durante la guerra civil y la posguerra aceptaba cuanto trabajo se le ofreciera para ayudar a la precaria situación familiar. Fue futbolista (ascendió con su equipo a Tercera División) y boxeador. Lo del boxeo lo dejó porque su padre, al verlo llegar maltrecho, le decía que lo iba a matar de pena. Pero lo que él verdaderamente deseaba era ser artista. Adoptó el nombre de Tony Leblanc y fue de lo más polifacético: actor, bailarín, guionista, compositor, cantante, director, empresario y productor. Consiguió ser una gran estrella del teatro musical español, de variedades y un magnífico humorista que creó sketches míticos para TVE.

Trabajaba de figurante en todas las películas que podía, mientras seguía bailando claqué como boy en la compañía de Celia Gámez. Su primera intervención en el cine fue, precisamente, de bailarín. Pero su primer papel con frase fue en la película Los últimos de Filipinas (1945) donde estaba trabajando como extra cuando uno de los actores faltó al rodaje y le ofrecieron sustituirlo.

Su primera oportunidad importante en el teatro fue en el Circo Price. Se presentó a las pruebas como cantante. Pero el guitarrista le puso el tono demasiado alto y la actuación le salió tan mal que Tony regañó al músico delante de todos. Aquello les hizo mucha gracia y le ofrecieron un papel de falso espontáneo. Pero su nombre estaba tan pequeño en los carteles que tuvo más de un disgusto con los espectadores que lo veían como un intruso que interrumpía la función, aunque los dejaba boquiabiertos cuando bajaba a cantar y bailar claqué.

filmaffinity.com/es
El día de los enamorados (1959)
Imagen: filmaffinity.com/es
Tony inició una relación sentimental con Nati Mistral, con quien coincidió en varios proyectos. Pero, trabajando juntos en el espectáculo La maravilla errante de Lola Flores y Manolo Caracol, Tony se enamoró de una de las bailarinas, Isabel Páez, que se convirtió en su esposa, madre de sus ocho hijos y compañera de vida.

En 1949  consiguió su primer papel como protagonista en el cine con La Revoltosa junto a Carmen Sevilla.

En los años 50 compaginó la revista, el cine y la música. Llegó a componer más de 300 canciones, entre ellas la famosa Cántame un pasodoble español.

enciclopediacineespa-fernando.blogspot.com
3 de la Cruz Roja (1961)
Imagen:
enciclopediacineespa-fernando.
blogspot.com
En la revista alcanzó grandes éxitos como en Lo verás y lo cantarás, Te espero en el Eslava y Ven y ven… al Eslava. Estas dos últimas con Nati Mistral. Esto lo animó a escribir e interpretar sus propias revistas.

Por aquel entonces ya se había convertido en una estrella del cine. Entre sus muchas películas se encuentran títulos clásicos del cine español: Manolo, guardia urbano (1956), El tigre de Chamberí (1957), Los tramposos (1959), El día de los enamorados (1959), Las chicas de la cruz roja (1960), 3 de la Cruz Roja (1961) y El astronauta (1970).

En los rodajes conoció a una jovencita Concha Velasco que empezaba a destacar en el cine y la recomendó para sustituir a Nati Mistral cuando ésta se casó y dejó Ven y ven… al Eslava. Así comenzó una amistad que duraría toda la vida. Además, Tony y Concha se convirtieron en la pareja de ficción favorita del cine español trabajando juntos en 12 películas. Concha siempre reconoció que parte de su éxito se debía a la oportunidad que le había brindado su gran amigo Tony.

imdb.com
Concha Velasco y Tony Leblanc en  "Amor bajo cero" (1960).
Imagen: imdb.com
Sus inquietudes artísticas y su imaginación le llevaron a ser guionista y director de tres películas, obteniendo muy buena crítica con El pobre García (1961) que protagonizaba junto a Lina Morgan.

Una enfermedad le llevó a reducir el ritmo de trabajo a principios de  los años 70, pero en 1983 sufrió un grave accidente que lo retiró de los escenarios. Diez años después recibió el Goya de Honor que recogió de manos de sus dos grandes amigos Luis García Berlanga y Concha Velasco. En su discurso de agradecimiento tuvo unas frases para el público:

A ustedes, señoras y señores, les exijo que sean muy felices.

Cuando parecía que la carrera de Tony había acabado para siempre, uno de sus admiradores, Santiago Segura, le ofreció trabajar en Torrente, el brazo tonto de la ley (1998). Tony rechazó el papel, como tantos otros que le habían ofrecido después de su accidente, aduciendo que estaba en sillas de ruedas, pero Santiago lo convenció diciéndole que, precisamente, ese era su personaje. Esta interpretación le valió el Goya al mejor actor de reparto. Aquel éxito inesperado le dio nuevas fuerzas que le llevaron a una mejoría física y a trabajar de nuevo en dos entregas más de Torrente y en la serie de TVE Cuéntame cómo pasó que fue su último trabajo. Tony Leblanc falleció en 2012 habiendo dejado un libro autobiográfico titulado Esta es mi vida.

Este año el Museo del Prado y la Filmoteca Española le rinden homenaje.