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lunes, 31 de agosto de 2020

El mensaje de Pandora, de Javier Sierra


Arys, una muchacha griega que acaba de cumplir 18 años, recibe una larga carta ilustrada de su tía favorita donde rememora el viaje que realizaron la primavera de 2016 por el sur de Francia y el norte de España recorriendo en coche los principales santuarios rupestres,  topándose con la Dansa de la Mort en Verges o revisando el Beato de la catedral de Gerona.

La misiva, escrita a la vieja usanza para no recurrir a medios digitales que pronto quedarán obsoletos, lleva una revelación sorprendente, un mensaje de esperanza y la misión de preservar los conocimientos y transmitirlos a las futuras generaciones.

El mensaje de Pandora. Siempre que un dogma cae, un nuevo mundo nace.

El Mensaje de Pandora es una obra a caballo entre el ensayo y la novela epistolar que Javier Sierra escribió durante el confinamiento de la pandemia de 2020. La carta es el hilo conductor para recordarnos la historia de algunas pandemias (la peste del siglo XIV, la gripe de 1918 y la COVID-19) y transportarnos por diferentes mitos (la caja de Pandora), filosofías (la anamnesis enunciada por Parménides) y teorías científicas formuladas por Francis Crick (premio Nobel de Medicina en 1962), Fred Hoyle o Wickramasinghe sobre la panspermia dirigida.

La Tierra ha sufrido epidemias desde que la humanidad (por regalo de los dioses o por invención propia) comenzó a cultivar la tierra y a domesticar el ganado. La mayoría de los científicos están de acuerdo en que las enfermedades que nos asolan desde la prehistoria se deben a nuestra estrecha convivencia con los animales y a los virus zoonóticos que saltaron del animal a la persona.

Pero otros también piensan que los 100.000 kilos de polvo estelar que caen sobre la Tierra cada día transportan materia viva que puede infectar nuestro planeta. Así habría surgido la vida saltando de mundo en mundo, pero también la enfermedad caída del cielo.

Ya lo sabían los antiguos que lo incorporaron en sus mitos, muchos de los cuales han perdurado hasta nuestros días como meras fábulas de las que hemos olvidado su verdadero significado. ¿Será casualidad que los meteoritos estén en el relato de la creación de la Tierra en muchas culturas antiguas?

El libro está lleno de metáforas y nada aparece por casualidad, todo tiene su intencionalidad, como las bellas ilustraciones que acompañan al texto o el personaje de Arys, que es la representación de la sociedad que ha alcanzado la mayoría de edad y la destinataria del mensaje de todo el conocimiento acumulado en 10.000 años de historia personalizado en su enigmática tía. Precisamente son su tía y sus transcendentales palabras las protagonistas de la obra.

Arys con su tía y Assumpta en una de las preciosas ilustraciones del interior del libro.

La acompañan otros interesantes personajes como la lúcida anciana Assumpta Rocamora encargada de contarnos el horror de un continente arrasado por la peste pero que resurge con el Renacimiento.

Javier Sierra ha mirado al pasado para explicarnos una realidad muy actual, poniendo en boca de sus personajes frases sabias y rotundas. Es un libro necesario para una época en la que se subestiman la cultura clásica y la historia. En ellas podemos encontrar respuestas y un antídoto contra la ignorancia que evitará que repitamos los mismos errores.

El mensaje es optimista. Varias veces nos hemos enfrentado con los males que contiene la caja de Pandora, pero el deseo de superación y la esperanza nos han ayudado a ganar la partida.

P.D. Estupenda la Nota final del autor con sus recuerdos de infancia.


“Nuestro peor enemigo, queridas, siempre ha sido la ignorancia.” (p. 95)

“Ya nadie hace caso a los viejos. Ni a los libros de historia.” (p. 96)

“-¿Sabes por qué me interesa tanto la historia, Arys? Porque encuentro en ella lecciones para la vida. […] Los jóvenes despreciáis a los mayores porque los veis desde vuestra insolente vitalidad, sucede algo parecido a cuando juzgamos el pasado desde la atalaya del presente: nos equivocamos.”(p. 98)

 “Recuérdalo, por favor: Formamos parte de un Todo que es mayor que la Tierra. Si en lugar de aceptar que ese Todo ejerce una influencia permanente sobre nosotros, nos concentramos en sus parcelas, nunca entenderemos nada.” (p. 144)

“El mito, querida Arys, siempre es una metáfora. […] El mito es, en definitiva, un mensaje codificado pensado para atravesar los siglos y advertirnos de algo esencial.” (p. 169)