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martes, 30 de julio de 2019

La llegada del hombre a la Luna. 50 aniversario.


Este año conmemoramos dos aniversarios muy importantes, dos hitos que marcaron diferentes épocas: en 2019 se cumplen 500 años del inicio del viaje que culminaría en la primera circunnavegación del globo y 50 de la llegada del hombre a la Luna. Quizá los terraplanistas se hayan tomado la molestia de intentar desmontar el logro de Magallanes y Elcano, pero nunca lo habrán hecho con tanto ahínco como los que creen que el hombre nunca pisó la Luna y que todo fue un montaje.

Desde hace muchos siglos hemos soñado con conquistar nuestro satélite natural (e incluso encontrarnos con los selenitas), así lo refleja la literatura y el cine.  Novelas sobre esto hay muchas, valgan como ejemplo los Relatos Verídicos que Luciano de Samosata escribió en el siglo II; The man in the Moon de Francis Godwin (1638) donde el intrépido astronauta era un español llamado Domingo González; Viaje a la Luna de Cyrano de Bergerac (1657) o Un viaje a la luna y otros cuentos de Edgar Allan Poe (1835). Pero la novela más famosa de todas y la más acertada es, sin duda, De la Tierra a la Luna de Julio Verne (1865).

De Luc Viatour, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1254946
La Luna.
De Luc Viatour.

El tema dejó la literatura o el celuloide y tomó cariz de asunto de estado cuando Estados Unidos y la Unión Soviética comenzaron con la Carrera Espacial en la década de 1950. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial las dos potencias habían reclutado a los mejores ingenieros y los pusieron a trabajar para sus prototipos militares, de hecho, uno de los fichajes más importantes del programa espacial de la NASA fue Wernher von Braun creador de las bombas voladoras alemanas V1 y V2 que cayeron sobre Londres durante la contienda.
En el marco de la Guerra Fría, ambos países querían exhibir su poder armamentístico, económico y tecnológico conquistando el espacio.

En 1957 los soviéticos pusieron en órbita el primer satélite artificial, el Sputnik 1, y después enviaron a la pobre perrita Laika. Es la misma época en la que las Naciones Unidas ven la necesidad de legislar sobre la Luna y otros cuerpos celestes, no para decir que el espacio no es de nuestra propiedad, sino para dejar claro que ningún país puede explotarlo para fines propios.  En 1958 la NASA lanzó el Vanguard 1, alimentado por energía solar, y, aunque los rusos menospreciaron el logro americano, lo cierto es que el Vanguard 1 sigue en órbita a día de hoy.

La competición continuaba entre los dos países. Estados Unidos envió al espacio al chimpacé Ham en enero de 1961, logrando traerlo de vuelta sano y salvo. Pero la URSS fue más atrevida y en abril del mismo año envió a Yuri Gagarin, que se convirtió en el primer hombre que viajaba al espacio. Dos años después Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer que lograba tal  hazaña.

De RIA Novosti archive, image #837790 / Rudolf Kucherov / CC-BY-SA 3.0, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=18560643
Valentina Tereshkova fue la primera mujer en el espacio.
Aquí condecorando a Neil Armstrong en junio de 1970.
De RIA Novosti archive.

El presidente Kennedy ya había pronunciado su famoso discurso de septiembre de 1962 donde afirmó que los americanos pondrían un hombre en la Luna antes del final de la década.

La realidad es que ninguno de los astronautas había salido de su nave, así que en 1965 Alexei Arkhipovich Leonov se dio un paseo espacial de 12 minutos antes de regresar a bordo de la Voskhod 2. Los rusos llevaban la delantera. Leonov fue elegido por la Unión Soviética para ser el primer hombre que pisara la Luna, pero un fallo técnico frustró las expectativas varias semanas antes de que Armstrong lo consiguiera. Ambos astronautas tuvieron que esperar al siglo XXI para darse un apretón de manos.

Estados Unidos consiguió con sus misiones Apolo que sus tripulaciones fueran las primeras en entrar en la órbita de otro cuerpo celeste, ver la cara oculta de la Luna y contemplar la Tierra desde nuestro satélite. Y ellos fueron los que lograron el hito histórico del que este mes de julio se cumplen 50 años: la llegada del hombre a la Luna.

De NASA photo As11-40-5886 - http://www.hq.nasa.gov/alsj/a11/AS11-40-5886.jpg, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=525386
Armstrong en la superficie de la Luna.
De NASA photo As11-40-5886.


La historia es de sobra conocida, el 20 de julio de 1969, en una emisión transmitida para todo el planeta ante la atenta mirada de millones de personas, Neil Armstrong, que había viajado con Buzz Aldrin y Michael Collins en el Apolo 11, bajaba del módulo lunar Eagle, ponía un pie sobre la Luna dejando la huella más famosa de la historia y pronunciaba aquella frase que pasaría a la posteridad:
Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad.

De NASA / Buzz Aldrin - Este archivo fue catalogado por NASA bajo el identificador de foto: AS11-40-5877., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=468121
Huella de Aldrin.
De NASA. Dominio público.
Identificador de foto: AS11-40-5877.

Aunque afirman los que siguieron la emisión televisiva en directo que no llegó a escucharse completa. Y Aldrin definió la Luna como una “magnífica desolación” (que sería el título de sus memorias publicadas en 2009).

Los tres astronautas habían sido entrenados para hacer historia. Pero no podían estar completamente seguros de que regresarían de una pieza del más arriesgado de los viajes. Así que se dedicaron a autografiar sus propios retratos para que pudieran ser vendidos o subastados por su familia en caso de que algo saliera mal. Se despidieron de los suyos, se les dio un magnífico desayuno y entraron en el Apolo 11 la mañana del 16 de julio de 1969. La nave despegó de Cabo Kennedy (Florida) tras la famosa cuenta atrás que los americanos habían copiado de la película La mujer en la Luna (Fritz Lang, 1929). Cuatro días tardaron en llegar y posarse en el mar de la Tranquilidad de la Luna. Armstrong fue el primero en pisar la superficie y después lo hizo Aldrin. Pusieron la bandera de Estados Unidos y una placa que decía:

Aquí los hombres del planeta Tierra han puesto el pie sobre la Luna por primera vez. Julio de 1969. Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad.
Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=517980
Placa en una de las patas de la base de aterrizaje del módulo lunar
donde se lee la frase conmemorativa firmada por los astronautas
y el presidente. La placa aún continúa en la Luna desde 1969.

Hicieron fotografías, retransmitieron con sus cámaras y extrajeron con picos y palas rocas de la superficie lunar que trajeron para ser estudiadas.

El 24 de julio amerizaron en el océano Pacífico de donde fueron rescatados y puestos en cuarentena. Después, recorrieron el mundo como auténticos héroes y, pese a que la placa rezaba que iban en nombre de toda la humanidad, Collins no pudo evitar sorprenderse cuando en todas partes personas anónimas les decían: hemos sido nosotros, tú y yo, los que hemos llegado a la Luna. Y es que este acontecimiento histórico retransmitido por televisión a nivel mundial con 600 millones de espectadores (en España narrado por Jesús Hermida) había convertido la hazaña en un logro de todos.

Aquella famosa frase que pronunció Armstrong la escucharon primero los españoles, en concreto, los trabajadores de la Estación de Seguimiento Espacial que la NASA había instalado en Robledo de Chavela y en Fresnedillas de la Oliva (Madrid) y transmitía a Estados Unidos todo lo que recibía.

 De NASA Neil A. Armstrong - Great Images in NASA Description, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6449728
Imagen con el astronauta sobre la superficie lunar y el Eagle.
Más de 400.000 personas trabajaron para que la humanidad llegara a la Luna.
De NASA Neil A. Armstrong. Dominio público.

T
odo lo que un hombre pueda imaginar, otros podrán hacerlo realidad. Julio Verne.
De la Tierra a la Luna.
Julio Verne.

Así sucedió. Quizá el hecho de que los cohetes se llamaran Columbia sea un homenaje a los que nombraba el visionario escritor en su novela De la Tierra a la Luna, pero el resto de las coincidencias con lo que sucedió en 1969 son sorprendentes: un proyectil que se lanza desde Florida, con tres astronautas, que tarda cuatro días en llegar a su destino y que a su regreso cae en el inmenso océano Pacífico a solo 11 kilómetros de donde ameriza la nave que logró la proeza casi un siglo después.

De NASA - http://www.hq.nasa.gov/office/pao/History/alsj/a11/ap11-S69-21698HR.jpg, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17739230
Amerizaje en el océano Pacífico.
De NASA. Dominio Público.

Tras aquel julio de 1969 se vivieron tres años frenéticos en los que se lanzaron 6 misiones más que llevaron a que 12 astronautas se pasearan por la Luna y fueran dejando banderitas de Estados Unidos por diferentes puntos del satélite (algunas de las cuales siguen en pie). Así tenemos los Apolo 12 (alunizó en el océano de las Tormentas el 19 de noviembre de 1969); Apolo 13 que tuvo que abortar la misión en abril de 1970 después de que Swigert pronunciara la famosa frase: “Houston, tenemos un problema”; Apolo 14 (alunizó en el cráter Fra Mauro, 5 de febrero de 1971), Apolo 15 (alunizó en Rima Hadley, 30 de julio de 1971); Apolo 16 (alunizó en cráter Descartes, 20 de abril de 1972); y el Apolo 17 (alunizó en Taurus-Littrow, 11 de diciembre de 1972). El último hombre que pisó la Luna, por el momento, fue Eugene Cernan el día 14 de diciembre de 1972. Todos los astronautas coinciden en que lo que más les impresionó fue ver la Tierra tan bella, tan llena de vida desde un lugar yermo y vacio.

https://www.flickr.com/photos/globovision/4543472940
La Tierra vista desde la Luna en una de las misiones Apolo.

La NASA tenía previsto llegar al Apolo 20, pero el Estado decidió reducir el enorme presupuesto que había invertido en los viajes espaciales. Ya tenían numerosas muestras de suelo lunar, los experimentos científicos estaban dando sus frutos, habían demostrado su superioridad tecnológica y militar y  los alunizajes no acusaban tanta expectación en el público.

El presidente Nixon decidió mostrar su buena voluntad y su deseo de que aquello fuera un logro de toda la humanidad y, para ello, entregó 135 piedras lunares con una placa y su correspondiente banderita a 135 países. España salió bien parada de la repartición pues finalmente consiguió tres trocitos de la Luna. Uno se puede ver en el centro de visitantes de la Estación de Seguimiento de la Nasa en Robledo de Chavela (Madrid), el segundo se exhibe en el Museo Naval de Madrid y el tercero se encuentra en paradero desconocido.

En la actualidad muchos países abordan de nuevo la idea de volver a la Luna tras el descubrimiento de agua en el polo sur. La mayoría son iniciativas privadas que tienen como objetivo construir la primera colonia fuera de la Tierra y conseguir que sirva como inicio a la colonización y explotación de las riquezas minerales de Marte. Ya hablamos aquí del proyecto Mars One.

viernes, 19 de julio de 2019

El rumor del agua



Tuvimos una casita en Trevi. Por unos pocos días la tuvimos y estaba tan cerca de la Fontana que al abrir la puerta llegaba hasta nosotras il rumore dell’acqua, el frescor de la brisa y los deseos de aquellos que perennemente acudían a ella llevados por la esperanza de que se realizaran sus anhelos, sus sueños de amor, su confianza en gozar de buena salud, sus proyectos de vida, sus ilusiones de un futuro mejor y siempre, siempre, con la certeza de que al tirar una moneda  en sus claras aguas regresarían  a Roma, la Ciudad Eterna.
©MJ
 
Fontana di Trevi en Roma. Fotografiada por la autora del relato.
 
Relato para el concurso de Zenda #historiasdeviajes

jueves, 18 de julio de 2019

¿Síndrome de Pisa?



Nuestro sueño de visitar Florencia se había cumplido y solo por cuestiones de escalas nos encontrábamos en Pisa. No era nuestro objetivo, pero ya que estábamos allí y teníamos unas horas libres, decidimos visitar el centro histórico. Gracias al mapa sabíamos que el Campo de los Milagros no podía estar muy lejos, aunque no lográbamos ver la torre por ninguna parte. Se supone que una torre tan alta debería divisarse en la distancia, con su deslucido color gris, como la representaban tantas pobres figuritas que vendían a módico precio en todos los mercados de Florencia. Con esa imagen en mi mente se me antojaba como cualquier torre del mundo, solo que esta era famosa por estar inclinada. 

Al doblar una esquina nos la encontramos. De repente. Surgida de la nada, ligeramente inclinada y con el mármol más blanco y más brillante que había visto. Estaba ante la famosa Torre de Pisa. El aire se detuvo en mis pulmones, los ojos se me llenaron de lágrimas y reí de felicidad. En aquel momento pensé que aquello era lo más hermoso que había visto en mi vida, pensé que podía sufrir el síndrome de Florencia ante la Torre de Pisa, pensé que valía la pena todo el cansancio por estar ante la verdadera joya de mi viaje.

Nos miramos y reímos. Fue un momento emocionante. Después de tantas cosas hermosas que había visto me llevaba una maravillosa sorpresa en el Campo de los Milagros. Quizá, precisamente, porque no esperaba demasiado, me rendí ante la torre y desterré para siempre la estúpida idea de que su fama se debía a su inclinación.

© MJ

Torre de Pisa. Fotografía propiedad de la autora del relato.

Relato para el concurso de Zenda #historiasdeviajes