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miércoles, 12 de enero de 2022

Cuando el euro llegó a nuestras vidas.

Este pasado uno de enero se cumplieron 20 años de la puesta en circulación del euro ¿os acordáis?

Hay gente tan joven que no recuerda la peseta, puede que ni siquiera la reconozca si ve alguna… Bueno, eso sí, porque seguro que su familia guarda más de una peseta y un duro de recuerdo. De hecho el Banco de España había previsto cerrar el plazo para cambiar las pesetas el 31 de diciembre de 2020, pero tuvo que ampliarlo porque todavía, según los cálculos, faltaban por recuperar 1590 millones de euros en pesetas.

Últimas pesetas y duros de curso legal.

Pero no empecemos la casa por el tejado. Vamos por orden.

Céntimos de peseta.
La peseta nació en 1868 y fue la moneda de curso legal en España hasta el día 1 de enero de 2002. Cuando nació la peseta, los reales de vellón siguieron circulando durante un tiempo y después de su desaparición a los 25 céntimos de peseta se les llamó real y dos reales a los 50 céntimos. Eso era cuando la peseta tenía tanto valor que podía comprarse cosas por reales. Luego se fue devaluando hasta que desparecieron los céntimos.

En 1978 la Comunidad Económica Europea propuso la moneda única y la bautizó como ECU (European Currency Unit o Unidad Monetaria Europea). Comenzaron a utilizarse como unidad monetaria interna en algunas transacciones financieras y llegaron a acuñarse como moneda conmemorativa durante los años 90. Su puesta en marcha se acordó en la cumbre del 15 de diciembre de 1995 celebrada en Madrid y se fijó para el 1 de enero de 2002.

En 1998 aún se la llamaba ECU, pero la denominación, que significa escudo en francés (moneda que circuló durante 400 años y parecía un guiño a los galos), no gustaba nada a los alemanes que propusieron cambiarle el nombre. Incluso llegaron a decir que no podíamos tener una moneda que se parecía mucho en su pronunciación a Ein Kuh (una vaca) y en que en griego también recordaba a ese animal. Se acordó entonces que se llamaría Euro, que no molestaba a nadie y se diseñó las monedas y los billetes. El mismo diseño para el papel, pero para el metal cada país podía hacerla (bajo el mismo patrón, peso y forma) con la imagen que sintiera que les representaba… Así España puso a Cervantes en las de 50 céntimos e Italia eligió al Hombre de Vitrubio de Leonardo para las de 1 euro, por ejemplo.

Euros españoles.

En 2001 llegó a nuestras pantallas una familia de plastilina, los García, que nos explicaban el euro y nos preparaban para él. La premisa era sencilla: un euro equivalía a 166 pesetas, seis euros eran 1000 pesetas.

También aparecieron tarjetas que eran convertidores de pesetas a euros, calculadoras y se creó un “euromonedero” por valor de 12.02 euros (2000 pesetas). Los trabajadores cara al público hicieron cursos sobre el euro. Aunque las cajas les marcaran exactamente el cambio que tenían que entregar al cliente, ellos debían manejar el dinero con soltura.

Tarjeta con la equivalencia de pesetas a euros.

Ya todo estaba previsto para que el 1 de enero del 2002 comenzara a circular el euro por 12 de los 15 países que formaban la Unión Europea.

Las personas que salieron a celebrar la nochevieja de 2001 se encontraron que a partir de las 00:00 horas cuando pagaban en pesetas se les devolvía el cambio en euros. Todos nos quedábamos mirando estupefactos las monedas en nuestras manos. Sabíamos que iba a ocurrir así, pero nos sorprendió. A la novedad de escudriñar cada detalle de la moneda y de contar que efectivamente nos habían dado bien el cambio, se unió un cierto sentimiento de pena al saber que la peseta estaba sentenciada.

El 1 de enero de 2002, aunque era festivo, los bancos abrieron y tuvieron largas colas de españoles que iban a cambiar sus pesetas por billetes de euro. El Banco de España se mostró satisfecho porque todo transcurriera con normalidad y porque el interés de los ciudadanos fuera superior al que habían esperado.

Los precios subieron con el llamado “redondeo” aunque en España nos aseguraron que no iba a ser así. Pero por mucho que nos habían dicho que 1 euro eran 166.38 pesetas, nuestra psicología nos jugaba la mala pasada de creer que un 1 euro eran 100 pesetas. En Italia sí dijeron abiertamente en sus anuncios que habría un alza de los precios. Recuerdo uno en el telediario en el que una italiana se quejaba en el mercado de que subían los precios y el tendero respondía “solo un poco”.

Las monedas locales convivieron 6 meses con los euros hasta que al devolvernos solo cambio en euros, en nuestros monederos dejaron de haber pesetas “de forma natural”(aunque si después del plazo seguías teniendo billetes anteriores al euro debías ir al Banco de España para cambiarlos). Lo mismo sucedió en el resto de países que se unieron a la moneda común. Así fueron desapareciendo las liras, los escudos, los francos, los marcos… Excepto las libras porque Reino Unido nunca se decidió.

Billetes y monedas de diversos países europeos.

En los primeros tiempos todos los precios estaban en ambas divisas. Pero seguimos tomándonos unos minutos para hacer nuestros cálculos antes de decidirnos a comprar. Aún hoy hay personas que siguen pensando en pesetas.

A Estados Unidos no le sentó demasiado bien nuestra idea de unificar la moneda y apostaron a que no lo conseguiríamos. De hecho, años después, aún se hacían chistes en series y películas norteamericanas diciendo que el euro era una moneda que duraría “dos días”… pues llevamos ya 20 años.

No ha sido fácil el camino. Nuestras monedas tradicionales eran muy diferentes y tenían valores muy distintos. Hemos tenido momentos de crisis en los que el euro ha sobrevivido “por los pelos”. Pero ahí sigue y también resistirá a la nueva era en que ya casi nada se paga en metálico.

Hoy en día es la divisa oficial de más de 340 millones de personas en 19 países y la segunda más utilizada del mundo. Y ya 4 de cada 10 personas nacidas en la zona euro no ha conocido más moneda que esta.

Recuerdo cuando tuve los primeros euros en mis manos. Fue en una tienda de ropa, el día 2 de enero. Pagué una prenda con un billete de 2000 pesetas y me devolvieron unas monedillas extrañas, que solo había visto en la tele. Las miré, las remiré, las conté. Miré el precio en euros, miré el precio en pesetas. Y me fui con una mezcla de emociones: la pena de ir desprendiéndome de las pesetas, el temor de no adaptarme a la nueva moneda, lo poco moderno que me parecía contar en céntimos como hacían mis padres en su niñez y la ilusión de saber que estábamos haciendo Historia.

Algún tiempo después, cuando los turistas comenzaron a traer euros de otros países, me llevó la curiosidad de verlos todos y saber de qué lugar procedían.

¿Y vosotros? ¿Cuándo fue la primera vez que tuvisteis euros en vuestras manos y qué pensasteis?

Euros de distintos países europeos.

12 comentarios:

Recomenzar dijo...

😊***
interesante tu entrada
fue bueno encontrarte

Ángeles dijo...

Yo tengo edad para haber conocido las pesetas de sobra, jeje, pero apenas me acuerdo ya de ellas. Supongo que me adapté pronto.

Si no recuerdo mal, la primera vez que me dieron el cambio en euros fue en la panadería. Creo recordar que al principio, durante la etapa de transición, podías pagar indistintamente en pesetas o euros, lógicamente, pero también te preguntaban si el cambio lo querías en pesetas o en euros. Supongo que habría personas que apuraran el uso de las pesetas al máximo. Sobre todo las personas mayores.

Me has hecho recordar anécdotas de aquella etapa que tenía escondidas en algún rinconcillo de la memoria y ahora han aparecido :)

Besos.

MJ dijo...

Gracias por pasarte por este rincón y dejar un comentario, Recomenzar.
Saludos.

MJ dijo...

¡Me alegro de haberte hecho recordar anécdotas! Vivimos un hecho histórico y eso que mucha gente no dada dos duros por el euro... y nunca mejor dicho.
Yo recuerdo cuando tuve que ir al Banco de España a cambiar los billetes a euros cuando ya las pesetas dejaron de estar en circulación. Fue la única vez que pisé aquel Banco. Un hall gigante y vacío. Una sola ventanilla abierta. Hace años de eso. Pero hace relativamente poco he visto en televisión que había largas colas en el de Madrid para ese cambio porque la gente lo había dejado para el último momento...
Gracias por compartir tus anécdotas, Ángeles.
Besos.

José dijo...

Pensé que iba a ser un lío. La verdad, echo de menos la peseta. Era todo más barato. Subió todo de golpe un 66%. La verdad, creo que fue un error el euro.

Antonio dijo...

Molaba porque eran nuevecitas.

Cabrónidas dijo...

Lo recuerdo perfectamente. Como también recuerdo que la equivalencia de muchos productos de primera necesidad se hizo al alza. De hecho, todo al alza menos las nónimas de nosotros, los esclavos. Otra sodomización más de las muchas con las que nos obsequia el Estado. Y encima nadie prostestó.

Eva dijo...

Sí que me acuerdo. Salí ese fin de año y me devolvieron euros en la disco.

MJ dijo...

No eres el único que echa de menos la peseta, José. Al principio a mí también me pareció un lío y me dedicaba a hacer cálculos. Es muy cierto que subieron los precios más de lo esperado. Pero me gusta el euro.
Gracias por comentar.

MJ dijo...

Nuevecitas y brillantes... ¡Y cuando vi las extranjeras estaba encantada! Gracias por el comentario, Antonio.

MJ dijo...

Gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario Cabrónidas.
Sí, subieron los precios mucho y los que más lo notamos fuimos los países menos ricos de Europa.

MJ dijo...

Eva, tú fuiste una de las primeras en tener euros ya que los conseguiste en el cambio de la noche de fin de año :-) ¡La más moderna! Besos.

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