Hay cosas sencillas, del día a día, costumbres que
se dan por válidas pero que son un sinsentido. Y es de una de esas cosas,
aparentemente sin importancia, de la que quiero hablar hoy.
Estos días pasados en los que ha habido tantas
celebraciones, fiestas de Navidad y cotillones de fin de año, se ha repetido la
misma historia de forma invariable. Las tiendas se llenaron de ropa elegante,
de vestidos de fiesta y de tacones de altura vertiginosa. Las prendas de
brillos, terciopelo, colores irisados, pedrería y lentejuelas colgaban de los
percheros como reclamo, para hacerte entender, nada sutilmente, que esa es la
ropa apropiada para una mujer en esas celebraciones. Claro, es de lo más
femenino ir con escote palabra de honor o tirantes, vestiditos minúsculos, minifaldas,
medias de seda y tacones imposibles en diciembre o enero, en el hemisferio
norte, donde suelen alcanzarse temperaturas bajo cero. Es tan femenino, tan
aceptado socialmente y tan generalizado que la mujer siempre tenga que
someterse al dictamen de la moda, donde muchos de los diseñadores son hombres,
que carece totalmente de importancia poner en riesgo su salud o su integridad
física. Aquella frase que nos repetían hasta la saciedad en generaciones
pasadas sigue hoy en día de plena actualidad: para estar bella hay que sufrir.
No hay otra clase de ropa para eventos en las
tiendas. Cualquier otra prenda que pueda suponer algo de abrigo brilla por su
ausencia. Es un mensaje claro y directo: esta es la ropa que debe llevar una
mujer femenina, elegante y guapa, de lo contrario irá inapropiada, dando la
nota y levantando críticas merecidas. No es una elección, es un dictamen.
Donde mires verás el mismo mensaje: en las
retransmisiones de las campanadas de fin de año la presentadora lucirá un
vestido de tirantes con escote de vértigo aunque esté en la Puerta del Sol con
temperaturas bajo cero, en los programas musicales posteriores que celebran la
entrada del nuevo año las cantantes aparecerán ataviadas de igual forma;
incluso en las decenas de telefilmes navideños que emiten todas las cadenas por
esas fechas, la guapa protagonista va con vestiditos semejantes, y cuando sale
a pasear se coloca un fino abrigo de paño (que no la haga parecer gorda) sin abrochar
y sin bufanda mientras camina por la nieve con el apuesto galán.
Sin embargo, no he visto en ninguna tienda
pantalones cortos, camisas de verano o bañadores para que los hombres luzcan
jóvenes y atractivos. No, lo masculino es ir con un traje. Sí, con su chaqueta y
un buen abrigo.
Alguien puede alegar que las celebraciones suelen
ser en locales cerrados y, por tanto, las mujeres no pasan frío con su ropita
veraniega en pleno enero. Los amplios salones donde se celebran los eventos
suelen ser fríos de por sí, pero además… ¿alguien ha visto que pongan calefacción?
No, lo que encienden es el aire acondicionado. Sí, ese chorro de aire frío que
siempre va a dar sobre la cabeza de la más escotada del grupo.
Ya hemos hablado anteriormente del aire acondicionado, pero lo que no hemos mencionado son los numerosos estudios que
indican que la forma de utilización del aire acondicionado para refrescar un
local, una oficina o cualquier lugar público, es machista. Esto puede resultar
chocante, pero no lo es tanto si atendemos a las conclusiones de esas tesis que
aseguran que, por su propia naturaleza, los hombres suelen tener más calor y
más temperatura corporal que las mujeres (y, recordemos, que en las
celebraciones que nos ocupan, ellos van con chaqueta frente a los vestidos
femeninos). Lo que defienden estas teorías es que la temperatura a la que se
pone el aire acondicionado es la más cómoda para un varón de unos 40 años y de
peso medio (y esto lo pueden confirmar todas las féminas que trabajan en
oficinas). Los continuos enfriamientos, resfriados y bronquitis que vienen
soportando las mujeres (y algunos hombres) a cuenta del uso y abuso del aire
acondicionado ha llegado al extremo de tener que regular la temperatura mínima
y máxima por decreto ley. Por lo tanto no es ninguna tontería.
Y ahora que han llegado las rebajas, al mirar
escaparates y buscar entre los percheros, se encuentra más ropa de verano que
de invierno y en las webs de moda podemos leer cosas como “ha llegado el tiempo
de lucir camisetas de manga corta”. Sí, camisetas de manga corta a 0ºC.
Dejemos de perpetuar la imagen de que la mujer debe
ir medio desnuda para ser femenina, elegante y atractiva. Adecuemos nuestra
ropa a la temperatura de la época del año y el lugar en el que vivimos,
rechacemos la normalización de una moda ilógica, abandonemos esas actitudes que
solo nos llevan a repetir anticuados cánones, a hacerles el juego a unos
cuantos y a pillar alguna que otra bronquitis…
6 comentarios:
Interesante reflexión, año tras año la ropa cada vez es menos adecuada para los propósitos que a priori una cree que deben servir. En la época más fría del año vamos con tirantes y mangas cortas y en la más calurosa con frecuencia debes ir tapada para evitar la congelación tan frecuente en edificios "inteligentes" y transporte público.
Ayer veía una noticia sobre desfiles de "moda" (???) y mis hijos preguntaban ¿quién se pone eso? Les contesté que no lo sabía pero lo cierto es que cuanto más absurdo y menos útil, más de moda parece ponerse.
Un abrazo
Tienes toda la razón y hay pocos vestidos de mangas larga o gordos de abrigar en las tiendas. Yo que soy muy de vestidos a veces me cuesta encontrar uno para Invierno incluso muchas veces he tenido que ponerle encima una rebeca para estar abrigada.
Si no compráramos en invierno ese tipo de ropa,simplemente se pensarían otras alternativas para vender.
Sí, Conxita. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Parece que en las pasarelas hay un mundo paralelo con ropa que nadie se pondría... Y no lo acabo de entender. Y eso de ir en invierno en tirantes y en verano congelarte con el aire acondicionado... eso es precisamente de lo que me quejo...
Gracias por tu comentario.
Sí, Mariví, es que se llena todo de ropa de verano en pleno invierno. Gracias por tu comentario.
Gracias por tu comentario, Elisa. Siempre hay gente dispuesta a seguir los cánones y a criticarnos a quienes no los seguimos... En fin...
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