El
otro día vi en televisión al “hombre del tiempo” explicando como el periodo de
sequía que atraviesa España está dejando los embalses en mínimos cuando en
estas fechas deberían estar al 60% de su capacidad. Esto afecta a la
biodiversidad, a las migraciones de aves que atraviesan la Península Ibérica y
descansan, beben y comen en esos oasis. También a actividades como el turismo,
la pesca, la vela…
Aquella
explicación iba acompañada de imágenes de tierras quebradas por la falta de
agua y de surcos con las señales de tiempos pasados de abundantes lluvias.
Pero
lo que más me llamó la atención fueron las edificaciones que están emergiendo
de nuevo.
No
estoy hablando de lugares inundados por lluvias u otros motivos o de pantanos
naturales, me refiero a los embalses construidos en un lugar en concreto. Nadie
duda de que los embalses sean imprescindibles y todos sabemos que sin ellos no
tendrían agua millones de hogares ni podrían regarse grandes extensiones de
tierra. Seguro que hubo razones de peso para hacerlo justo en esas coordenadas
y no un poquito más allá de aquel pueblo habitado. Pero al ver salir a la luz casas, calles,
iglesias, coches y todo tipo de enseres no puedo evitar reflexionar sobre ello.
También me planteo la salubridad del agua donde se deshacen construcciones de
quién sabe qué materiales.
Iglesia de San Román (siglo XI) en el embalse de Sau (Barcelona) Foto: DagafeSQV. Wikipedia |
De
todo este álbum de embalses hay algunos que esconden iglesias románicas. Consentimos
en el pasado que millonarios americanos se llevaran piedra a piedra claustros
románicos para sus fincas de Florida o Nueva York… ¿por qué no trasladamos los
edificios varios kilómetros?
Y
estas cosas no sucedían solo en la primera mitad del siglo XX. También ocurre
en épocas recientes. Las noticias hablaban de cómo se puede volver a ver el
pueblo completo de Aceredo (Ourense), sumergido en 1992, ya que el embalse del
Lindoso se encuentra solo al 13% de su capacidad.
También
nos mostraron el embalse de Zufre (Huelva) que hoy se encuentra al 37% y donde
ha aparecido toda una estación de tren con su tramo de vías. Aquella era la
parada del ferrocarril minero hasta que en los años ochenta el embalse lo
inundó todo. Ahora los vecinos han
solicitado que sea declarada Bien de Interés Cultural.
¿Y qué decir del puente romano que ha emergido del embalse de Cuerda del Pozo en la provincia de Soria? ¡Un puente romano! Mientras Córdoba o Mérida cuidan del suyo, el de Soria se desmorona por la acción del agua. Puede verse en ciertas ocasiones y está perfectamente fotografiado, pero ahora se distingue mejor. Y junto a él hay uno moderno que debe palidecer ante la dignidad con la que trata de seguir en pie su antepasado. En ocasiones anteriores hubo recogidas de firmas para salvar el puente romano, pero este embalse se ha convertido en una atracción turística que atrae miles de visitantes todos los años y ha permitido que Soria tenga playa. Sí, sí, la Playa Pita, en Soria. Difícil hacerle la competencia a eso ¿verdad?
El puente de Vinuesa construido en el siglo I d.C. y ampliado en la Edad Media. Está sumergido en el embalse de Cuerda del Pozo (Soria) y emerge en épocas de sequía. Foto: listarojapatrimonio.org |
4 comentarios:
Es una pena que hayan sumergido iglesias e incluso un puente romano. No deberían de dejarlos ahí. Yo también me pregunto si no podrían haber movido el proyecto uno poco para que no pasara.
Lo de los pueblos sumergidos es algo que me fascina desde pequeña, desde la primera vez que vi imágenes de alguno. Me parece algo irreal, de un mundo de fantasía y ensoñación.
Aunque cuando piensas en las personas que vivieron en ellos, que tuvieron que abandonar sus hogares, sus vidas, y en los monumentos que quedaron bajo las aguas, la cosa ya pierde un poco de ese carácter romántico y de ensueño.
Como todo en este mundo, nada es perfecto ni tiene una sola cara.
Comparto tu opinión, Eva. Para los que no tenemos un puente romano o una iglesia románica en cientos de kilómetros a la redonda es muy triste ver esto. El puente romano no resistirá mucho más porque el agua está deshaciendo la argamasa. ¿No podían haber movido unos metros ese embalse o haberse llevado piedra a piedra el elemento arquitectónico?
Sí, las imágenes de embalses de los que asoma una torre tienen mucho de mágico. Esa es la primera impresión que nos da a la mayoría, algo bello y onírico. Pero también esconden historias dramáticas. Como bien dices, todo tiene dos caras.
Gracias por comentar, Ángeles. Besos.
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