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viernes, 27 de mayo de 2016

Jugando con fuego.


Igual que los rayos X fueron utilizados para fines estéticos contra la alopecia o en las zapaterías para radiografiar el pie y que el cliente viera lo bien que le sentaba el zapato; el radio fue explotado hasta límites insospechados.

En 1898 el matrimonio Curie descubrió el radio. Informaron a la Academia de Ciencias, pero decidieron no patentarlo, porque era un bien común que debían compartir  con sus colegas, incluso con sus competidores.

Los científicos fueron los primeros fascinados por el radio y por su luminiscencia verde azulada. Les parecía que era el principio de la vida. No era extraño que fueran con un pequeño tubito con radio en el bolsillo del chaleco y los Curie dormían con uno en el cabecero de la cama.

Insensatamente la fiebre del radio se desató en el mercado. En la cosmética se le añadió radio a las cremas faciales, a las barras de labios, al champú, a la pasta de dientes. Se supone que dejaban la piel sana, sin arrugas, el pelo fuerte y hermoso, los dientes libres de caries y blancos. Hasta el chicle llevaba radio. Llegó a confeccionarse lana radiactiva porque, según la publicidad, daba energía vital. Así existía la crema AlphaRadium, o la lana O-Radium.

Con un líquido con una cantidad ínfima de radio se limpiaban los cristales para darles un tono verdoso brillante en la oscuridad. Y con pintura tratada con radio se pintaban las esferas y los números luminosos de los relojes para poder ver la hora en la oscuridad.

En medicina parecía que el radio lo curaba todo, desde la impotencia, artritis, neuralgias… hasta los catarros. Así empezaron a salir medicinas radiactivas como el Radithor, creada por un falso doctor.


Nadie fue consciente del peligro que corrían hasta que las muertes empezaron a sucederse. No solo entre el equipo de científicos que investigaba con la radiactividad, sino también entre los operarios que pintaban las esferas de los relojes y chupaban el pincel para ello, o las personas que tomaban el Radithor. No fue hasta los años 30 cuando las autoridades tomaron cartas en el asunto.

http://tablap4512.webcindario.com/links/88.html

4 comentarios:

Ángeles dijo...

Cuando lei sobre la vida de Madame Curie me pareció espeluznante la forma tan despreocupada en que su marido y ella manejaban el "producto", aun cuando ya habían comprobado los efectos que tenía. Por ejemplo, las manos quemadas.
Pero su afán por investigar y saber más era superior a cualquier otra consideración.
Sin duda le debemos mucho.

No sabía yo nada de todas esas aplicaciones y doctores falsos y productos milagro que surgieron en la época. Me ha parecido "escalofriantemente interesante". Gracias.

MJ dijo...

Gracias a ti por tu comentario, Ángeles.

Anónimo dijo...

No conocían la trascendencia de lo que manipulaban luego vinieron las primeras muertes como siempre... Me da que pensar si nos estará pasando lo mismo ahora con tantas cosas nuevas que manipulamos .... Gracias.
J.

MJ dijo...

Pues sí, yo siempre lo pienso, J. Estamos haciendo de conejillos de indias con muchas cosas y lo peor, es que pienso que puede ser con el wifi... como sea malo el wifi...

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