Yo fui a EGB, es decir, que pertenezco a la Generación EGB. Lo que quiero decir es que me he leído los dos
libros.
Yo
fui a EGB fue en un
principio una página de facebook y después un blog con muchos seguidores,
muchas anécdotas, muchos recuerdos y muchos premios. Se convirtió en un libro,
bueno en tres y en ¡un disco! con todo aquello que a los que éramos niños en
esa época nos llena de nostalgia, de desayunos con Cola-cao y galletas
Fontaneda, de mañanas en el cole cuando el maestro le tiraba el borrador a la
cabeza al más revoltoso de la clase, de recreos con nuestro Bollycao o de
tardes jugando con los amigos a los cromos, a las chapas o al escondite. Fuimos
los que vimos el estreno de Verano azul
(y las reposiciones) y coleccionamos las pegatinas de V que daban con la revista Teleindiscreta o las de actores y cantantes con la Superpop.
Javier Ikaz y Jorge Díaz han rescatado todos estos
recuerdos comunes, que por consabidos y obvios, nadie había recopilado y nos ha
devuelto otros que teníamos medio olvidados en tres libros que no pasarán a la
Historia como grandes obras de la literatura, pero que harán las delicias de
los lectores que vivieron esa época (años 70, 80 y principios de los 90) y que
de paso, con el transcurso del tiempo, se convertirán en un documento donde se
recoge toda una época, para que en el futuro sepan que costumbres, gustos e
ilusiones teníamos las personas que vivimos nuestra niñez en esos años.
Generación
EGB de Javier
Nieves, comenzó como una sección en el programa “La Mañana” de la Cope, después
se convirtió en libro donde se recopilan los recuerdos y las anécdotas de la
misma generación que Yo fui a EGB,
pero de forma menos “universal”. Aunque son los mismos temas, en este último
libro todo es común, familiar, nada te es ajeno en toda la lectura, sin embargo
en Generación EGB sí hay cosas que te
extrañan, que no compartes como esos niños que pasaban los cromos diciendo “sí
le, sí le…” (Sí le ¿qué? Por ejemplo, yo decía “lo tengo, lo tengo, no lo
tengo”) o se metían con toda su familia en un coche y se iban a veranear a
Torrevieja (¿dónde veraneaban los de Torrevieja?) Son pequeños detalles, pero
son una diferenciación de los niños madrileños que al resto nos saca de la
lectura.
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