Cuando alguien dice que una vida no basta suele
referirse al amor, a alguna de las clases de amor que existen. Una vida no
basta para todo lo que ama una persona, no basta para olvidar el amor que se
siente por alguien que no te corresponde, o no basta para hacerte perdonar
algún daño que has hecho a una persona que te importa.
Pero ¿cuánto mide una vida? Depende de la época,
pero sobre todo de la salud y la suerte
del individuo. Una vida pueden ser 10 o 95 años. Normalmente es la
esperanza de vida de nuestra época o nuestro entorno. Pero también depende del
carácter de la persona. Hay personas que piensan que nunca les va a pasar a
ellos y tendrán una vida aventurera y llena de experiencias, pero actuarán de
la forma más temeraria, poniéndose en riesgo tontamente. Otros, sin embargo,
creen que pueden sufrir todos los males del mundo y vivirán con la hipocondría
a cuestas, con el miedo paralizador que dejará sus vidas estancadas en la
monotonía. Por esta clase de cosas suele decirse que los extremos no son buenos
y que en la mitad está la virtud.
Para la mayoría de las personas una vida no basta,
aunque haya refranes tontos por ahí que dicen que hay más días que longaniza.
Tenemos sueños, proyectos y asuntos para los que no sacamos tiempo, y si no los
tenemos hoy los tendremos mañana. Lamentablemente, muchos de ellos se quedarán
sin realizar. Seguro que nuestros artistas, pensadores o científicos tiene algo
en su imaginación que nos perderemos, como otros muchos antes dejaron cuadros
inacabados, poemas empezados, ideas extinguidas. ¿Qué cuadros no empezó
Velázquez porque estaba demasiado ocupado (y encantado) con sus labores de
Aposentador Real? ¿Cómo continuaba el poema “Aquellos días felices y aquel sol
de la infancia…” que empezó Machado en su exilio y que jamás pudo terminar?
No hace falta que seamos un Velázquez ni un Machado
para que nuestra vida tampoco baste, seguro que no bastará para las personas
que nos quieren, que siempre necesitarán nuestro apoyo, nuestra opinión,
nuestro cariño.
Los creyentes pueden estar contentos, tendrán la
vida eterna esperándoles o se reencarnarán. El resto, los que viven en el
agnosticismo o el ateísmo, verán acabarse todo.
Hay personas para las que la vida sí basta. Han
hecho lo que tenían que hacer, y el
tiempo restante es un regalo para ver el fruto de sus sueños (ya sea ver crecer
a los nietos, ver prosperar su empresa o disfrutar lo conseguido). Pero hay
otros que creen que ya han vivido demasiado, o que piensan que el peso de las
circunstancias es tan grande que no pueden soportarlo. Hay personas que deciden
cuándo acaban sus vidas, sin saber que otros lamentarán que así lo hayan
dispuesto. Unos son personas comunes que privaran a los de alrededor de su
compañía, y que impedirán que alguien que aparecería en su camino los conozca.
Otros son personas de talento que privaran a la humanidad de sus canciones,
novelas, descubrimientos o ideas.
4 comentarios:
A mí cada vez me parece más claro que una vida no basta, que no es suficiente, que no da tiempo. Pero hacen falta ilusiones, proyectos, sueños, anhelos... si no, ¿para qué querríamos más vida? ¿Con qué la llenaríamos?
Sigue reflexionando, MJ, y cuéntanoslo después.
Gracias, Ángeles. Siempre ahí para dejarme un comentario :-) Seguiré reflexionando :-)
Pero con todo el derecho del mundo, los que por una razón u otra deciden irse voluntariamente, podrán poner fin a sus vidas sin remordimiento, porque salvo en los casos más evidentes de dependencia física, es mentira que sentimentalmente nadie sea imprescindible. Y en todo caso, ¿no se trata de egoísmo por ambas partes?
Tan criminalizado está el suicidio por el Estado, las religiones y los médicos que uno no puede más que pensar que es lo más digno y valiente que el individuo puede decidir frente a la tiranía de ésas instituciones que predican pero no dan trigo y que muy poco pueden hacer, si es que en realidad lo sienten, para aliviar la desdicha de quién tiene la desgracia de padecer cualquier tipo de infortunio suficientemente grave para llevar a tomar semejante decisión.
carlos
Gracias por compartir tu opinión con nosotros, Carlos.
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