El 28 de abril de 2025 parecía un jornada normal. Pero ese lunes se iba a convertir en un día histórico para España, el día en que mucha gente descubriría lo dependiente de la electricidad que es esta sociedad tecnológica.
![]() |
El 28 de abril de 2025 pasará a la historia de España como el día del apagón. Imagen: IA Gemini. |
A las 12:33 de la mañana se fue la luz. ¿Qué comunidad de vecinos no ha sufrido alguna vez una momentánea interrupción eléctrica que se ha solucionado en un rato? Los españoles no nos preocupamos porque no estamos acostumbrados a los apagones. Aún funcionaban los móviles y por ellos nos dimos cuenta de que aquel corte de luz no era local. Pero la cobertura no duró mucho más tiempo.
Solo los pocos que teníamos radio a pilas pudimos escuchar un especial informativo con una desconcertante noticia: el suministro eléctrico estaba completamente interrumpido en la España peninsular, Portugal, Andorra y el sur de Francia. Mientras el comité de emergencias se reunía, los periodistas especulaban sobre si aquello era un fallo técnico o un ciberataque. Fue el día del transistor, incluso para quienes estaban en la calle que se arremolinaban junto a la radio a todo volumen de un coche aparcado.
La mayoría de la gente no ha oído hablar del Evento Carrington, no sabe de tormentas solares. Así que casi nadie pensó en ello y ni siquiera los aficionados a las series se acordaron de Apagón.
Algunos, sabiendo que la falta de electricidad conlleva el corte del suministro de agua, llenaron cubos, botellas y cacerolas. A los pocos minutos, en la mayoría de los edificios altos, los grifos se convirtieron en un objeto inútil.
Uno puede enterarse de lo que ocurre en Madrid antes de lo que acontece en su propia localidad y la radio nos contaba como en la capital el primer momento fue de desconcierto. Todos se quedaron mirando el semáforo apagado, o su propio móvil sin señal. Pero después muchos se fueron a las terrazas de los bares a tomarse una cerveza o a los parques porque era mediodía y brillaba un sol espléndido. Contaban en la radio y, más tarde en televisión, lo bonito que fue ver a la gente echarse a la calle a compartir el día. Ignoro si en más ciudades se lo tomaron como un día festivo.
![]() |
La radio a pilas fue muy útil para estar informado durante el apagón. Imagen: IA Gemini. |
Pero la sociedad está llena de contrastes y no para todo el mundo fue una mañana alegre. En algunos edificios se escucharon los gritos de personas atrapadas en ascensores que fueron rescatadas por sus vecinos. Las ambulancias, la policía, los bomberos sorteaban el tráfico con sus sirenas… Y el teléfono de emergencias se saturó de llamadas. Los que pasaron un día extremadamente angustioso fueron las personas de las que menos se habla: los electrodependientes. Son aquellos enfermos cuya vida depende de una máquina alimentada por la electricidad.
Los hospitales resistieron el envite con sus grupos electrógenos, pero en muchos tuvieron que suspender las consultas y las operaciones programadas. La actividad tenía que reducirse a lo esencial para que los generadores resistieran el máximo tiempo posible: solo se atendían las urgencias.
Los metros se detuvieron en seco y los empleados tuvieron que guiar a los pasajeros por los túneles, hasta entonces prohibidos, con la linterna del móvil para conseguir salir a la superficie.
![]() |
Personas caminando por los andenes del metro alumbrados por luces de emergencia y la linterna del móvil. Imagen: IA Gemini |
Algunos corrieron a los supermercados para hacer acopio de comida y, sobre todo, de agua embotellada. La situación era diferente, pero muchos recordaron los primeros días de la pandemia.
En ese momento había en funcionamiento cientos de trenes en España que quedaron inmediatamente detenidos en mitad del campo...
Los pasajeros que se encontraban en los aeropuertos se vieron atrapados allí. Había 6000 vuelos programados para aquel día, 344 fueron cancelados, el resto retrasados.
Muchos conductores se apresuraron a llegar a las gasolineras, la mayoría habían cerrado y las que estaban en funcionamiento se quedaron pronto sin combustible.
Los trabajadores decidieron volver a pie a sus domicilios. Sin las redes de metro funcionando, con pocos taxis, atascos kilométricos y autobuses atestados, no quedaba más remedio que comenzar a caminar, aunque te separaran 10 kilómetros de distancia.
A lo largo del día las Comunidades Autónomas de Madrid, Andalucía, Extremadura, Murcia, La Rioja, Galicia, Castilla la Mancha y Valencia pidieron elevar la emergencia a nivel 3 lo que implicaba que el gobierno central tenía que tomar el mando.
![]() |
Tren detenido en mitad del campo. Imagen: IA Gemini |
El sur de España fue el siguiente territorio en recuperar la electricidad en algunas de sus localidades con la energía que enviaban desde Marruecos. El centro del país sería el que más tardaría en recibirla. Se dio la circunstancia que en una misma avenida hubo gente que recuperó el suministro eléctrico a las 15:30 horas y otros a las 3 de la madrugada.
Se fueron sucediendo las declaraciones de autoridades en Portugal y España. A las 14:30 horas la vicepresidenta de la Comisión Europea decía que no parecía que fuera un ciberataque. Miembros del gobierno portugués salieron ante los medios, pero las informaciones fueron confusas. El presidente español compareció a media tarde y por la noche. No descartaba ninguna hipótesis. Pedía evitar desplazamientos, llamar a emergencias solo si era realmente necesario, utilizar el móvil lo menos posible y no creerse los bulos.
Los hombres y mujeres del tiempo nos dijeron que no había habido ninguna tormenta solar. Los expertos indicaron a media tarde que tardarían en recuperar el 100% del sistema eléctrico entre 6 y 10 horas desde ese momento. Incluso pusieron el mapa de España con la hora en la que anochecía en las ciudades más importantes.
Muchos trabajadores esenciales doblaron turnos. En los hospitales nadie se movió de su puesto porque no estaban seguros de que pudieran llegar los sanitarios del siguiente turno. Miles de agentes de policía y guardia civil se desplegaron por las calles para ayudar por el día y vigilar por la noche. La UME rescataba a la gente de los trenes que habían quedado parados en mitad de la nada. En total fueron 31.000 personas socorridas en la red ferroviaria. Locomotoras de diésel remolcaron trenes y los llevaron a Madrid por considerarlo más seguro y aquello supuso un colapso de las estaciones de Atocha y Chamartín. La de Sants de Barcelona se encontraba en la misma situación. Dieciséis estaciones de tren permanecieron abiertas toda la noche para que los pasajeros pudieran pernoctar allí. No había habitaciones disponibles en los hoteles. Se habilitó el Movistar Arena para acoger a los viajeros atrapados en Madrid. En otras ciudades prepararon polideportivos y repartieron agua, comida y mantas.
Por la noche todas las cadenas de televisión emitieron especiales informativos sobre el apagón donde se barajaban diferentes hipótesis (algunas fundamentadas y otras descabelladas). Muchos coincidieron en que había quedado de manifiesto nuestra vulnerabilidad, se preocuparon de la imagen que estaba dando España y recordaban cómo ellos mismos se habían reído un mes antes del kit de supervivencia de 72 horas que había recomendado la Unión Europea.
A las 23:00 horas se había recuperado el 50% de la energía eléctrica gracias a las interconexiones con Francia y Marruecos, a las centrales hidroeléctricas y a los ciclos combinados de gas. Pero estaba repartida de forma muy desigual porque había Comunidades que ya disponían del 90% mientras otras solo tenían el 15%.
Todos sabíamos que estábamos en una situación excepcional que jamás habíamos vivido. Y entonces descubrimos que a las 12:33 horas nos habíamos quedado en cero absoluto. En solo 5 segundos habían desaparecido 15GW, lo que suponía el 60% de la demanda. Recuperar los sistemas desde el cero era muy complejo y largo. Ahora sabíamos el cómo pero no el por qué del apagón histórico.
![]() |
Vista de Europa. España y Portugal solo tienen puntos de luz dispersos. Imagen: IA Copilot. |
Aquella fue una larga y oscura noche en muchas localidades de España y Portugal. Gracias a los agentes de seguridad y al civismo de lo ciudanía no se presentaron incidentes destacables durante las horas de oscuridad.
A las 6 de la mañana se había recuperado el 99% del suministro eléctrico español, el portugués se restableció al 100% a las 7. Pero los aeropuertos y las estaciones de tren siguieron siendo un caos durante el 29 de abril. No todos los sistemas informáticos funcionaban y las redes móviles e internet continuaban con fluctuaciones en parte de la península. La crisis de electricidad seguía abierta tras dos reuniones del comité de emergencia el día del apagón y una junta de madrugada con Red Eléctrica Española. Aún quedaba la reunión de Seguridad Nacional con el rey, dos consejos de crisis para el día 29 de abril y varias investigaciones desde el gobierno, Red Eléctrica, la Comisión Europea y la Audiencia Nacional para averiguar qué pasó en aquellos fatídicos 5 segundos.