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domingo, 20 de octubre de 2024

El meridiano de Greenwich: 140 aniversario.

Encontrar la forma de determinar la posición exacta siempre fue un desafío para el ser humano. Esto era especialmente importante en el mar porque de ello dependía llegar a buen puerto.

En el año 200 a. C. Eratóstenes ideó la primera red de líneas imaginarias, meridianos y paralelos, sobre un mapa en el que representaba la Tierra como una esfera.  

Los paralelos de latitud dividen el planeta de norte a sur, marcando el ecuador la mitad de la Tierra. Los meridianos de longitud son semicírculos, perpendiculares al ecuador, que pasan por los polos y van del este al oeste.

En 1634 el rey francés Luis XIII estableció el meridiano de la isla de El Hierro (Canarias) como referencia para las cartas de navegación y los mapas, consiguiendo la aceptación de una buena parte de la Europa continental. España también lo hizo aunque después tuvimos otros como el de Cádiz o Cartagena.

En 1675 el rey Carlos II construyó el Real Observatorio en Greenwich y pidió a los científicos que buscaran la forma de determinar la longitud. Los directores del observatorio repitieron el método utilizado desde la antigüedad, la observación de los astros, y elaboraron catálogos estelares.

John&Tina Reid. Flickr
Real Observatorio en Greenwich.
Imagen: John&Tina Reid. Flickr

Como el problema persistía, en 1714 el Parlamento británico creó el Comité de la Longitud y ofreció una recompensa para quien fuera capaz de calcularla. Lo logró John Harrison con su reloj H4 que su hijo William había probado con éxito en travesías oceánicas. Aunque encontró una solución muy aproximada, los científicos le restaron mérito por ser un artesano relojero y el Comité se negó a darle el premio. Tuvo que acudir al Parlamento para conseguir parte del dinero prometido y el reconocimiento. Con una copia del reloj H4 el capitán Cook realizó las cartas náuticas de Australia y Nueva Zelanda.

Wikipedia. Autor: Colonel Warden
Reloj H4 de John Harrison.
Imagen: Wikipedia. Autor: Colonel Warden

A principios del siglo XIX los franceses seguían calculando la longitud del meridiano y para ello llegaron hasta Formentera. Terminado el trabajo volvieron a su país, pero el astrónomo François Arago decidió continuar con sus mediciones en Mallorca. Corría el año 1808 y las tropas francesas invadieron la península. El joven Arago fue considerado un espía y encerrado en el castillo de Bellver del que logró huir. Tras muchas vicisitudes consiguió llegar a Francia y presentar su trabajo en el Bureau des Longitudes de París. El meridiano de París se convirtió en el referente que rivalizó con el de Greenwich durante muchos años, perdiendo fuerza el de El Hierro. Otros países tenían su propio meridiano cero porque nadie parecía ponerse de acuerdo. 

Theearfultower.com
Hoy en día puede seguirse el rastro de la
Línea del Meridiano de Arago en los medallones distribuidos por París.
Imagen: Theearfultower.com

La unificación de los distintos horarios locales seguía siendo un conflicto que Gran Bretaña zanjó imponiendo como hora oficial la marcada por el Real Observatorio de Greenwich. Y en 1883 Estados Unidos decidió hacer lo mismo para terminar con el caos que suponía que sus ferrocarriles atravesaran 300 horarios locales en el trayecto de este a oeste del país.

Un año después se celebró en Washington la Conferencia Internacional del Meridiano. Los delegados de los 25 países representados estuvieron deliberando durante semanas las tres propuestas presentadas: el meridiano de la isla de El Hierro, el de París y el de Greenwich. Pesó mucho en la decisión final que dos tercios de las cartas náuticas que se utilizaban en el mundo ya contaban desde el meridiano de Greenwich y que la candidatura venía del poderoso Imperio Británico. 

Wikipedia
Meridiano cero en Greenwich.
Imagen: Wikipedia.

En octubre de 1884 tuvo lugar la votación. Francia había peleado porque fuera París el elegido y, al ver que su propuesta no reunía los apoyos necesarios, apostó por El Hierro. Finalmente se abstuvo junto con Brasil, mientras que República Dominicana se opuso a la candidatura inglesa. Por 22 votos a favor (incluido el de España) se aprobó que Greenwich fuera el meridiano cero y que también se tomara como referencia para los husos horarios. Así la Tierra quedaba dividida en 24 zonas horarias y el límite del cambio de fecha se estableció en el meridiano 180º en mitad del océano Pacífico, el opuesto a Greenwich. 

el-hierro.geoquo-travel.de
Monumento al meridiano de El Hierro (Islas Canarias).
Imagen: el-hierro.geoquo-travel.de

En España el meridiano cero pasa por las provincias de Huesca, Zaragoza, Castellón y Alicante.

En 1984, justo un siglo después, se estableció (aunque ya se había descubierto antes gracias a instrumentos más precisos y la ayuda de satélites) que Greenwich no es la longitud 0º, en realidad se encuentra a 102 metros al este. Así que en la actualidad, el sistema GPS WGS84 no utiliza Greenwich como referencia aunque oficialmente siga siendo el meridiano cero de la red de líneas imaginarias imprescindibles en nuestro mundo.

Wikipedia
1. Paralelo
2. Meridiano
Imagen: Wikipedia.

domingo, 29 de septiembre de 2024

De la mitología a los superhéroes.

Desde los albores de los tiempos los seres humanos han buscado explicación a todo lo que les rodeaba. ¿Por qué el sol se desplaza en el cielo desde el amanecer hasta el ocaso? ¿Por qué hay estaciones? ¿Por qué se desatan las tormentas? Millones de preguntas.

Aquella imperiosa necesidad de encontrar respuestas nos llevó hasta los espíritus que habitaban en el cielo, en el árbol, en el mar… Y, entonces, se convirtieron en dioses. De ahí pasaron a formar lo que nosotros llamamos mitología. Hablamos de ella, la mayoría de las veces, sin pensar que se trataba de un conjunto de dioses en los que millones de personas creyeron durante muchos siglos. Cuando en 1913 una expedición consiguió coronar el monte Olimpo ya no quedaba nadie que creyera que los dioses griegos vivieran allí. Sin embargo, nuestro mundo tecnológico no ha podido borrar los mitos de la faz de la tierra. Siguen entre nosotros, se transforman y se actualizan porque todas las culturas necesitan sus mitos y porque a la humanidad le sigue encantando que le cuenten historias.

Símbolos de la cultura grecolatina.
Imagen: pinterest.

En opinión de algunos historiadores el siglo XX ha sido el más cruel que se ha vivido. Así que no debería extrañarnos que una sociedad joven, como la estadounidense, que había forjado su propia identidad sin el apoyo de una mitología antigua, afrontara su necesidad de protección apoyándose en una serie de personajes sobrehumanos. Es, incluso, lógico que enfrentaran los difíciles años treinta evadiéndose con las aventuras de estos héroes de papel.

Expedición al monte Olimpo (1913)
Imagen: dominio público.

Los superhéroes comenzaron como una moda, una evasión, un producto para consumir y tirar. Pero casi un siglo después continúan aquí y ya no son solo cómics o los cortos que se proyectaban antes de la película en los cines, ahora son toda una franquicia que gusta a personas de todas las generaciones.

Los creadores de los superhéroes conocían los mitos antiguos. Podríamos rastrear sus orígenes y sus signos de poder en la mitología de muchos lugares del mundo, pero, sobre todo, en la grecolatina.

Uno de los primeros en aparecer fue Superman, un extraterrestre que puede volar y tiene poderes especiales. Para vivir entre nosotros se disfraza de un hombre normal, un periodista algo torpe, pero que esconde un héroe en su interior, capaz de brindar protección al mundo. Primero un pasatiempo para niños, luego el sueño de muchas personas corrientes que confiaban en enfrentar sus miedos como un auténtico héroe. Superman llegó del cielo y representa a los dioses solares, tiene atributos de Zeus o de Apolo.

Batman, Superman y Wonder Woman.
Imagen: Pinterest.

Batman, el hombre murciélago, que se mueve en la noche, está relacionado con Hades, el dios del inframundo. En la mitología Zeus y Hades se enfrentaban en una lucha por la supremacía y en el cine hemos podido ver el enfrentamiento de Superman contra Batman. El hombre murciélago es el único de los héroes que no tiene superpoderes y esto despierta empatía en muchos seguidores.

Spiderman, el hombre araña, hunde sus raíces en la leyenda de Aracne, la joven tejedora que se atreve a rivalizar con Atenea y a la que la diosa castiga convirtiéndola en araña.

En la mitología grecorromana también se basan otros superhéroes. Wonder Woman es la amazona, Diana guerrera. Hulk, ese ser iracundo de fuerza descomunal es heredero directo del heroico Hércules. Aquaman no es otro que Poseidón o Neptuno, como queramos llamarlo. Y Flash tiene los atributos del viajero Hermes, el mensajero de los dioses.

Wonder Woman está inspirada en la diosa guerrera Diana.
Imagen: Pinterest.

Pero, incluso hay dioses que han pasado tal cual a la categoría de superhéroes. Quizá el caso más paradigmático sea Thor, el dios del trueno y la guerra en la mitología nórdica.

Así que podríamos decir que las historias de superhéroes son la mitología actual.


Imagen: I.A. Copilot.

martes, 20 de agosto de 2024

De Corín Tellado a Megan Maxwell: novela romántica, rosa, chick lit…

Como soy muy buena y confiada, voy a desvelar unos pocos secretos de esos que espero que nadie utilice en mi contra. Voy a fiarme de vosotros.

Llegué hasta Te esperaré toda mi vida por curiosidad, tras leer una encuesta en una web de literatura. Preguntaban qué libro nos gustaría ver convertido en película y, sin que la web propusiera ningún título, un gran número de lectoras coincidían en el mismo: Te esperaré toda mi vida de Megan Maxwell. El porcentaje me resultó abrumador y las opiniones buenísimas. Todas las lectoras se habían divertido mucho con la novela, se habían reído, habían soñado, habían soltado alguna lagrimita y no habían podido dejar de leer. Lo recomendaban encarecidamente. Así que hojeé el argumento y me pareció una idea estupenda. La única pega que le encontraba era que pertenecía al llamado género de novela romántica, y ya sabemos que con esto, hoy en día, no se refieren a la decimonónica, precisamente.

Cuando era adolescente había leído unas viejas novelitas de Corín Tellado que encontré en el fondo de un armario. Se dejaban leer, aunque eran muy cándidas e inocentes, al menos las que cayeron en mis manos. Quizá fueran de la primera época, en la que la censura no la dejaba contar nada explícitamente y tenía que conformarse con insinuar. Las llamaban novelas rosa y ella era la reina. Pero me gustaba que las chicas protagonistas tuvieran su punto de rebeldía, aunque luego todas las historias terminaran en matrimonio y en juramentos de amor eterno. Tiempo después supe que Corín había publicado novela erótica, pero no he leído ninguna de estas obras.

Esa fue mi primera incursión en el género de novela romántica si excluimos ese tipo de revistas femeninas y cómics que tanto me gustaban en mi infancia como Jana o Esther.

La primera entrada de mi blog la dediqué a El diario de Bridget Jones de Helen Filding, considerándolo una actualización del argumento de Orgullo y prejuicio de la inigualable Jane Austen. Quién se haya leído aquella entrada sabe lo mucho que me gusta esa novela y que es uno de los libros con los que más me he reído. Es cierto que a nadie se le oculta que, Bridget, nuestra patosa protagonista tenía metida en la cabeza la idea de que cuando encontrara el novio ideal todos sus problemas desaparecerían y llegaría la felicidad absoluta. Pero también me parecía una joven de nuestro tiempo, víctima de las presiones sociales que seguimos sufriendo las mujeres y que no sabe cómo escapar de las ideas sobre “lo correcto” que han marcado la vida de las féminas durante toda la historia.  Bridget quería encontrar el amor y finalmente ingresa por la puerta grande en el club de “petulantes casados” en una divertidísima película titulada Bridget Jones Baby’s que tan poco tiene que ver con la novela original.

Es solo ahora, tantos años después, cuando descubro que este género, al que pertenece el gracioso Diario de Bridget Jones, se califica como chick lit, que podría traducirse como literatura para chicas (“chick” significa chica y “lit” es la abreviatura de literature). Hay muchas personas que lo consideran una “evolución” de la novela romántica, donde la protagonista (siempre una chica joven) es aparentemente moderna, trabaja y goza de independencia económica, pero sigue perpetuando la idea de que el destino ideal es casarse y tener hijos.

Así que sin saberlo y sin pretenderlo, con El diario de Bridget Jones volví a la novela romántica, aunque la autora se hubiese cuidado de cambiar las escenas que hoy consideraríamos ñoñas, por diálogos y encuentros repletos de humor.

Tras responder aquella encuesta de la web literaria de la que os hablaba al principio (por si a alguien le interesa, yo voté por convertir en película El último Catón de Matilde Asensi, que es una novela de aventuras con una buena dosis de investigación histórica) y tropezar con todas aquellas lectoras que coincidían en responder Te esperaré toda mi vida, ganando por goleada al segundo clasificado, Carlos Ruiz Zafón con La sombra del viento (que ya me había leído) me decidí a seguir el consejo y adentrarme en ese libro de Megan Maxwell a la que enmarcan, en algunas páginas como chick lit y en otras como novela erótica. Definitivamente, y sin ánimo de menospreciar a nadie, no es el tipo de literatura que me interesa.

domingo, 28 de julio de 2024

"Te esperaré toda mi vida" de Megan Maxwell

Al pasar por una librería he visto que la saga de Las guerreras Maxwell sigue creciendo y esto me ha recordado que hace varios años leí una novela de la misma autora y comencé una entrada que luego no compartí en el blog. Quizá el calorcito del verano, el llevarme un libro “ligero” a la playa (y tal vez fingir que me lo he olvidado allí para librarme de él) haya logrado que me decida a poner el artículo. No me he leído ninguno de los volúmenes que componen la saga arriba mencionada, solo los conozco de tropezarme con las portadas en la sección de librería de un centro comercial, pero creo que Te esperaré toda mi vida es una obra independiente.

Llegué hasta ella por recomendación de las lectoras, no sabía casi nada de la autora, pero el título y el argumento me parecieron bonitos y me adentré en sus páginas.

Sí, sí. Habéis leído bien. Voy a comentar mis impresiones personales sobre Te esperaré toda mi vida de Megan Maxwell. ¿Alguien no sabe quién es? ¡Uh!

Escocia, 1429.

La celebración de un banquete de bodas termina en tragedia cuando una hechicera lanza una maldición sobre el clan de los Carmichael: todos verán morir a la persona que aman en el momento de mayor dicha y el hechizo solo se romperá cuando uno de esos enamorados encuentre la otra mitad de la joya de la familia, un colgante de piedra en forma de corazón. Durante siglos el clan de los Carmichael verá truncada su felicidad, inevitablemente, con la pérdida del ser amado.

Londres, 2010.

Montse tuvo una infancia itinerante junto a su padre, dueño de una atracción de feria. Cuando tenía seis años, una adivina le leyó la mano y le dijo que su felicidad y su futuro estaban en el pasado. Desde aquella noche, Montse empezó a tener extraños sueños donde se veía en un bosque junto a una fortaleza, mientras un guerrero galopaba hacia ella.

Wikipedia. Autor: Rob Burke
Castillo de Elcho (Escocia).
Imagen: Wikipedia. Autor: Rob Burke.

Ahora Montse es una mujer guapa, independiente y divertida que se embarca en un viaje a Escocia junto a sus dos amigas. Ha descubierto que la fortaleza de sus recurrentes sueños existe y es el castillo de Elcho, cercano a Perth. Cuando lo visita descubre el retrato del highlander Declan Carmichael, duque de Wemyss, el guerrero que cabalga hacia ella en sueños.

Después de una extraña tormenta, Montse y sus amigas descubren que han viajado al año 1689 y la joven se encuentra cara a cara con Declan Carmichael, que resulta ser un hombre irascible que la detesta. Y es que el guerrero nunca había conocido a una mujer como Montse, capaz de contradecirlo, de plantarle cara y de decir la última palabra. En realidad, el highlander se niega el amor porque sabe que la maldición de los Carmichael se cebará con él.

Aventuras, viajes en el tiempo, magia, leyendas, humor y amor, parecían la mezcla perfecta para una novela.

¡Esperad, esperad! Quizá os haya gustado el argumento, pero no, no corráis a comprar el libro todavía. No me ha dado tiempo a deciros que:

1.    Se trata de una novela romántica (y no me estoy refiriendo a Orgullo y prejuicio, precisamente).

2. Tiene momentos que pretenden ser humorísticos (muchas lectoras confiesan no haber podido parar de reír) pero que a mí me han parecido ridículos.

3.    Está mal escrito. Sabiendo que Megan Maxwell ha ganado varios premios literarios, me resultaron extraños los errores encontrados. Confieso que al principio le eché la culpa a una mala traducción, pero después descubrí que Megan Maxwell es española. Supongo que no le da tiempo a revisar y corregir sus obras dado el ritmo de trabajo que debe llevar, ha habido ocasiones en que ha publicado tres libros en el mismo año… pero ¿no deberían encargarse en la editorial de hacerle la revisión de forma y de estilo?

4.    La investigación histórica es nula (o lo parece) limitándose a hechos más que conocidos.

Debo añadir que el motivo por el que, a pesar de todos estos “inconvenientes”, leí hasta la última página de Te esperaré toda mi vida, fue porque era de viajes en el tiempo (y porque la frase que da título a la novela ¡por fin! la pronuncia un hombre).

Si a vosotros os ha gustado el argumento, tenéis más sentido del humor que yo, sois capaces de leer un libro con errores y os agrada (u os resulta indiferente) que se narren cuatro o cinco escenas de sexo explícito podéis haceros con un ejemplar. Y, por supuesto, si sois fans de Megan Maxwell… ¡imagino que ya lo habréis leído! Dicen que en estos años ha evolucionado en su estilo, profundiza más en los personajes y se documenta mejor.

Imagen: Casa de libro.
Te esperaré toda mi vida. Megan Maxwell.
Imagen: Casa de libro.

jueves, 20 de junio de 2024

¿De vacaciones todo el año?

Una tarde vi Matrimonio compulsivo (2007), una mala película que no recomiendo. Entre su cúmulo de despropósitos, los personajes hacían una afirmación que me dejó pensativa e indignada a partes iguales.  ¿Qué decían? La chica perfecta estaba de acuerdo con el desastroso protagonista en que las personas que viven en un lugar de vacaciones tienen un problema o están huyendo de algo. 

Hotel en el sur de España.
Imagen: archivo personal.

Es curioso que un personaje tan impresentable como el que interpreta Ben Stiller en esta película se permita decir que es un signo de falta de madurez y un desarreglo psicológico el vivir todo el año en un sitio de veraneo. Los guionistas deben pensar que los lugares que se convierten en destino turístico son parques temáticos donde no vive nadie y que no tienen trabajadores, sino personas de vacaciones cuyo hobby es limpiarte la habitación, hacerte la comida o los cócteles.

Playa repleta de gente.
Imagen: Pinterest
¿Por qué tomarse en serio un diálogo de una mala película? Porque lo he oído muchas veces en la vida real, parece que es una idea que comparten bastantes personas y que fomentan quienes se jactan de vivir en estos lugares dando a entender que están de vacaciones todo el año. Flaco favor están haciendo con esos comentarios.

No, no estamos de vacaciones todo el año. Y, aunque no me dedico al sector, sé que la hostelería es un trabajo duro. Sencillamente, hay mucha gente trabajando para que tú te diviertas. Para millones de personas el verano, la navidad, los puentes… son las épocas de mayor trabajo del año. Ellos no tienen verano, por mucho que vivan en Miami, Acapulco, Hawái, Benidorm o Ibiza. Tienen jornadas maratonianas sirviendo mesas, limpiando habitaciones de hotel, recogiendo basura, manteniendo jardines y piscinas, cuidando playas y parajes naturales, llevándote a tu destino en cualquier medio de transporte o gestionando todos los servicios. Personas de a pie, que nunca se podrán pasar el mes de agosto tumbadas en una playa, porque están trabajando al 100%. Y quienes no nos dedicamos a la hostelería también trabajamos, aunque vivamos en Alicante, Barcelona, Málaga o Mallorca. Aunque muchos no lo hayan pensado, en agosto el mundo no se para: hospitales, fuerzas del orden, oficinas y servicios de todo tipo siguen trabajando y abren también los fines de semana…

Camarero trabajando.
Imagen: Pinterest.

Esos lugares turísticos, en su inmensa mayoría, son ciudades antiguas habitadas desde antes de que existiera el turismo. Tenemos nuestros barrios, escuelas, zonas deportivas, centros de salud, carreteras y todas las infraestructuras necesarias para que sigamos haciendo nuestra vida corriente, como la haces tú en tu ciudad. La diferencia es que en verano la población se duplica o triplica con los problemas que eso conlleva. Habrá quien diga que estas localidades viven del turismo. Sí, en muchos casos es el principal motor de la economía, pero no el único. Por ese motivo, también hay que cuidarlo. Cuidar de las zonas turísticas, de las ciudades, de sus playas, de sus parajes naturales, de sus monumentos. Algunos turistas, al creer que están en un parque temático sin habitantes con vida personal que tienen que madrugar para ir al trabajo todos los días, se comportan como no lo harían en su lugar de residencia habitual. Las localidades y sus habitantes merecen respeto.

Los lugares de vacaciones son ciudades vivas y con mucha historia a sus espaldas. Hablo de lo que conozco, en España ciudades pobladas desde la prehistoria: Alicante, habitada de forma estable por los íberos desde el siglo III a.C. ; Cádiz, fundada por los fenicios alrededor del año 1.100 a.C. y habitada desde entonces es la ciudad más antigua del continente europeo; Ibiza, ciudad Patrimonio de la Humanidad, poblada por íberos, fenicios y griegos, fundada como Ibosim por los cartagineses o Málaga, fundada como Malaka por los fenicios en el año 800 a.C.

Vistas de Cádiz.
Imagen: archivo personal.

Algunos de los destinos turísticos son Patrimonio de la Humanidad pero están en riesgo de perder su título. Podemos tomar como ejemplo a Venecia: fundada en el año 421 d.C. y levantada en una lucha continua que evite su hundimiento en la laguna. Una interesante historia de 1.600 años repleta de batallas que la convirtió en un imperio marítimo, con sus demostraciones de poder político a través de las armas y de prestigio a través del arte. Una ciudad lúdica que celebra unos de los carnavales más famosos del mundo, con una de las basílicas más emblemáticas, los puentes más bonitos, los paseos más románticos en góndola. Lugar, que sin embargo, lleva décadas expulsando a sus vecinos, que habitaron la ciudad durante generaciones y que tienen que marcharse por la presión turística, y sienten que la Serenissima se ha convertido en un parque temático en peligro de morir de éxito donde ya se cobra entrada para limitar la afluencia de turismo y el deterioro. La UNESCO ha presionado para que se prohíba la entrada de los grandes cruceros que dañan la estructura urbana. 

Se requiere un cambio de modelo turístico que sea respetuoso con el entorno, el patrimonio y sus habitantes.

 

Góndolas en Venecia.
Imagen: archivo personal.

lunes, 6 de mayo de 2024

Himno a la alegría de Beethoven. Bicentenario.

El 7 de mayo de 1824 se produjo la mayor ovación que haya podido escucharse en el Teatro Imperial de Viena. Estaba repleto de personas exultantes de alegría que se pusieron en pie, aplaudieron emocionados y agitaron pañuelos, como se hacía en la época ante algo sublime. El compositor de la sinfonía y director de orquesta permanecía de espaldas, sin oír nada. Levantó la cabeza de su partitura y miró a los músicos. Éstos le hacían gestos para que se girara a contemplar el entusiasmo que había generado. Entonces, Beethoven, se volvió hacia los espectadores y corroboró que habían comprendido que su Novena Sinfonía era concordia, hermandad y paz, un himno a la alegría que legar al mundo. Ese día histórico cambió el rumbo de la música.

Imagen: Copilot (generador de imágenes por I.A.)

Corría el año 1785 cuando el poeta alemán Friedrich von Schiller escribió Oda a la libertad, para, según sus palabras, darle un «beso al mundo». Pero la censura movió sus hilos y Schiller tuvo que cambiarle el título por Oda a la alegría. Beethoven compartía los ideales Ilustrados y conocía el poema. Aquel era el tiempo de las revoluciones y de la lucha por la libertad.

Pasados los años, Europa ya se encontraba exhausta por tantas guerras y anhelaba la paz. Beethoven vivía entonces un duro momento personal que lo mantuvo retirado de la vida pública 12 años. Aún tenía que aceptar y aprender a vivir con su sordera. Cuando se recompuso pudo comprobar que había llegado a un grado de unión y comprensión de la música tan grande que no necesitaba oírla, sus vibraciones le hacían sentir cada acorde, resonaban en su mente. Volvió al trabajo y mientras componía, le surgió la necesidad de lanzar un mensaje profundo y filosófico al mundo, de hacerle un «regalo». Y este regalo fue su obra cumbre, una sinfonía que escribiría desde su sordera, pero que hacía vibrar su alma: la Sinfonía n.º 9. Nunca la pudo oír, como tampoco pudo escuchar la ovación del público el día de su estreno.

Tristemente, aquella fue su última obra, ya que la muerte lo sorprendió cuando se encontraba componiendo el primer movimiento de la que debería haber sido su Sinfonía n.º 10.

El Himno a la alegría es el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Lugwig van Beethoven. Un canto a la esperanza, hermandad, paz y alegría. Tuvo la genialidad de incluir solistas y coral por primera vez en una sinfonía y la letra era el poema de Schiller con alguna variación introducida por el propio Beethoven:

¡Amigos! ¡Esos ruidos no! Entonemos sonidos agradables y llenos de alegría. ¡Alegría! Alegría, bella chispa divina. Hija del Elíseo. Ebrios de alegría entramos en tu santuario celestial. Tu magia ata los lazos que la rígida sociedad rompió; Y todos los hombres serán hermanos. Donde tus suaves alas se posen.

Hoy, doscientos años después, incluso las personas que no escuchan música clásica, reconocen la Oda a la Alegría porque la han oído en alguna de sus múltiples versiones. En 1969 se lanzó Himno a la alegría con arreglos de Waldo de los Ríos, interpretada por una orquesta de cien músicos y cantada por Miguel Ríos. Él mismo la grabó también en inglés como «A song of joy» logrando gran éxito y convirtiéndose rápidamente en número uno en multitud de países de todo el mundo, incluido Estados Unidos donde se convirtió en un himno pacifista.

Los organismos germen de la Unión Europea lo tuvieron muy claro: la Oda a la alegría de Beethoven debía ser su himno y lo fue oficialmente en 1972, después de que Herbert von Karajan realizara los arreglos musicales necesarios. En 1985, la antigua Comunidad Económica Europea, luego Unión Europea, lo adoptó como himno.

Pero la Oda a la alegría de Beethoven ha tenido muchas otras versiones como las de El Consorcio, Pitingo, Albano o Il Divo. En 2020 los músicos de la Orquesta Filarmónica de Roterdam interpretaron una versión desde sus casas en plena cuarentena por la pandemia de Covid-19 que había interrumpido los festejos en Viena y Bonn por el 250 aniversario del nacimiento del genial compositor. En 2021 se hizo en España una nueva versión con Miguel Ríos y otros cantantes como homenaje a la labor de los sanitarios y en memoria de las víctimas de la pandemia.

El mensaje que Beethoven regaló al mundo ha pasado de generación en generación y Oda a la alegría es hoy el himno de casi 450 millones de personas en Europa.

Oda a la alegría. Cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven.
Youtube.

jueves, 18 de abril de 2024

El día del libro y la confusión del 23 de abril.

Ya llega el día del libro. La fecha se alarga comercialmente: primero fue un día, luego una semana y ya hay quien dice que es un mes. Da igual, los amantes de los libros no necesitamos una excusa para leer. Ya reflexionamos sobre ello hace una década en este blog.

En aquella ocasión contamos que en 1995 la UNESCO estableció el 23 de abril como Día Mundial del Libro, aunque no todos los países lo celebren en esa fecha. Entre los argumentos que inclinaron la balanza hacia ese día se encuentra una curiosa coincidencia: el fallecimiento el 23 de abril de 1616 de Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso, tres grandes de la literatura. Un hecho tan sorprendente como forzado.

Imagen: Copilot (generador de imágenes por I.A.)

Es cierto que hubo pocos días de diferencia entre las muertes de estos literatos, pero el destino no fue tan exacto. El Inca Garcilaso murió entre el 22 y el 24 de abril, no se sabe el día concreto. Pero Cervantes y Shakespeare no se marcharon de este mundo en la misma fecha.

La idea parte de Victor Hugo, él fue el primero que destacó esta extraordinaria casualidad, como si el destino hubiese decidido privarnos de un plumazo de las dos piezas clave de la literatura en inglés y en español. Nadie dudó de la palabra del insigne escritor y nadie investigó. La UNESCO lo dio por válido y ha quedado como una leyenda literaria que la mayoría de la gente cree.

Sí, la historia recoge que Cervantes y Shakespeare murieron el 23 de abril de 1616… pero no era el mismo día. Además, en España se tenía la costumbre de poner como fecha del fallecimiento el día del entierro y éste se llevaba a cabo durante la jornada siguiente a la defunción. Es decir, que realmente, Cervantes murió el 22 de abril de 1616. Shakespeare sí falleció el 23 de abril, pero aquel día, en España, Portugal o Italia, no era 23 de abril… Y ¿esto cómo puede ser?

Durante mucho tiempo el mundo occidental se rigió por el llamado calendario juliano (por Julio César) que era 11 minutos más largo que el calendario solar. Al principio todo fue bien, pero con el paso de los siglos hubo un desfase. La acumulación de esos 11 minutos ya sumaba 10 días de diferencia entre el año solar y el juliano. El Papa Gregorio XIII se dio cuenta de que había que reformar el calendario y encargó los estudios astronómicos pertinentes. El 24 de febrero de 1582, promulgó la Bula Inter gravissimas. Ese mismo año pudieron confirmar que estaban en lo cierto, porque cuando se produjo el equinoccio de primavera, en el calendario vigente no era 21 de marzo. Cuando el rey Felipe II tuvo noticia de esta bula decidió emitir el Decreto del 29 de septiembre de 1582 donde se ordenaba que: «el quinto día del mes de octubre pasara a ser el decimoquinto». Así que en los países católicos y en los que Felipe II era rey, el día siguiente al 4 de octubre de 1582 no fue el 5, sino el 15. Diez días desaparecieron.

Imagen: Copilot.

Por supuesto, los países que no debían obediencia ni al Papa, ni al rey español, no hicieron caso ni de la bula, ni del decreto. Para ellos, al día 4 le siguió el 5, como siempre. Y, aunque las evidencias demostraban que el calendario gregoriano era más acertado que el juliano, durante mucho tiempo se negaron a adoptarlo. Reino Unido se resistió bastante, aunque no llegó al extremo de Grecia y Rusia que esperaron al siglo XX para sincronizarse con el resto de países.

En Reino Unido se estableció en 1752 y, para hacerlo, también tuvieron que «borrar» días: al miércoles 2 de septiembre le siguió el jueves 14 de septiembre.

En 1616 España se regía por el calendario gregoriano y el fallecimiento de Cervantes quedó inscrito como el 23 de abril, pero Reino Unido se regía por el calendario juliano así que la muerte de Shakespeare quedó registrada con la misma fecha. Pero no eran el mismo día. El 23 de abril de 1616 del calendario juliano era el 3 de mayo del calendario gregoriano. Así que no, Cervantes y Shakespeare no murieron el mismo día, aunque en la documentación pueda parecer que sí.

Imagen: Copilot.


lunes, 18 de marzo de 2024

El milagro de la luz.

En nuestro mundo tecnológico miramos al futuro y, frecuentemente, relegamos el pasado a un rincón, como un conjunto de objetos viejos, mitos extintos y cuentos fantasiosos. En nuestro mundo tecnológico, es corriente, subestimar los conocimientos de nuestros antepasados, imaginándolos atravesando la fina línea que separa la lógica de la superstición. En nuestro mundo tecnológico nadie cree en los milagros.

Sin embargo, en más de un centenar de lugares que se mantienen en pie desafiando el paso de los siglos, sigue produciéndose un milagro fruto de la sabiduría ancestral. En vetustas construcciones de piedra, matemáticas, astronomía, simbolismo y espiritualidad se repite, cada equinoccio y solsticio, el milagro de la luz. Nada hay de azar en la fecha, ni en el fenómeno. Ocurre en los días que marcan los cambios de estación y que tradicionalmente se asocian a finales y principios de ciclos. El día señalado, un rayo de sol entra por un lugar concreto de la construcción (una puerta, un ventanal, una vidriera) y se desliza hasta alcanzar el sitio sagrado.

Iglesia de Santa María (Santa Marta de Tera). Wikipedia. Autor:Canaidu

El milagro de la luz en la iglesia de Santa Marta de Tera (Zamora) se produce cada equinoccio de primavera y de otoño a las 8 de la mañana (hora solar).
Foto: Wikipedia. Autor: Canaidu

Nunca sabremos la cantidad de rincones del mundo donde se producía este acontecimiento, porque muchos habrán sucumbido ante el tiempo o ante el progreso experto en demoler «piedras viejas». Pero aún podemos ser testigos de este hecho que, aunque calculado, no deja de ser mágico.

En España se cuentan por decenas los lugares donde podemos acudir a presenciar el milagro de la luz. Así que preparemos nuestra mochila, nuestra capacidad de asombro, nuestra sensibilidad y abramos la mente para aceptar que, incluso en los albores de la humanidad, poseían más conocimientos de lo que sospechábamos.

En el Camino de Santiago tenemos varios de los ejemplos más importantes del milagro de la luz. Y, probablemente, es el monasterio románico de San Juan de Ortega (Burgos) el más popular. Su iglesia San Nicolás de Bari es el lugar del prodigio: cada 21 de marzo y 21 de septiembre, a las cinco de la tarde, un rayo de sol entra por un ventanal e ilumina, durante cinco minutos, un capitel concreto entre todas las columnas. La luz se va desplazando por cada una de las tres escenas que representa el relieve para contarnos una historia sagrada: la Anunciación de la Virgen, la Visitación y la Natividad. Es de imaginar la impresión que aquello producía en los fieles: la luz daba vida al relieve de la Virgen y lanzaba un mensaje espiritual que se convertía en algo mágico. Aquello era fruto de los conocimientos astrofísicos de los canteros, una lección que fue olvidándose con el paso del tiempo.

San Juan de Ortega (Burgos) Foto: Wikipedia. Autor: Miguel Martín Camarero
Milagro de la luz en el capitel del ciclo de la Natividad (San Juan de Ortega, Burgos)
Foto: Wikipedia. Autor: Miguel Martín Camarero 

Aunque parezca extraño muchos milagros de la luz fueron enterrados bajo la creencia en una Edad Media oscura y bárbara. Hubo que esperar a la década de 1970 para que se redescubriera lo que ocurría en San Juan de Ortega cada equinoccio. Y cada año se encuentran más milagros de la luz.

Quizá el más reciente sea el de la iglesia de San Martín de Briviesca (Burgos). También se produce el día de la Anunciación, la luz divina toca a María, nueve meses antes de que llegue la Navidad y para los creyentes Jesús es la luz del mundo. Realmente ocurre dos veces al año, en los equinoccios. En el caso de San Martín de Briviesca la luz ilumina un púlpito. En él hay tres escenas en relieve: San Martín, la Anunciación y una sirena (en el Apocalipsis el mar es símbolo del mal). El párroco descubrió el milagro de la luz en esta iglesia en 2019.

Este no es un fenómeno extraño, en unos lugares ocurre en los equinoccios, en otros también en los solsticios y a veces en fechas señaladas del calendario como el milagro de la luz que se produce en la catedral de Santiago de Compostela cada 25 de marzo, 25 de julio y 30 de diciembre.

Pero no todos los milagros de la luz ocurren en iglesias… Este saber se remonta a la noche de los tiempos. Nuestros antepasados ya tenían conocimientos de lo que hoy llamamos arqueoastronomía y sabían distinguir en qué fechas los días y las noches tenían la misma duración o cuando comenzaban y acababan las estaciones. El astro rey marcaba los ciclos del año, las cosechas y la espiritualidad, creemos que esta es la razón por la que muchas construcciones megalíticas están orientadas hacia la salida del Sol.

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La luz recorre el pasillo del dolmen de Viera (Antequera) deteniéndose en el escalón que marca la entrada a la cámara funeraria en los equinoccios de primavera y de otoño.
Foto cortesía de Miguel Ángel Varo.
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En el santuario íbero-romano del yacimiento de Torreparedones (Córdoba), durante los equinoccios y solsticios un rayo de luz señala la columna-calendario solar.

El milagro del Sol lo llaman en Trigueros (Huelva). En el amanecer de los equinoccios, un rayo de sol ilumina el corredor del dolmen de Soto (3000 a. C.) hasta alcanzar una losa de roca volcánica.

En el Sitio de los dólmenes de Antequera (Málaga), conjunto megalítico datado alrededor del 4000 a. C., el fenómeno descrito anteriormente se conoce como Las Celebraciones del Sol. En este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad, solo el dolmen de Viera está orientado hacia el Sol. En él puede contemplarse, durante el amanecer equinoccial de primavera y el de otoño, cómo el orto solar inunda el corredor pero se queda en el escalón de la cámara mortuoria dejándola en penumbra para efectuar los ritos sagrados de la luz. Esto simboliza el tránsito de la vida a la muerte, de la luz a la oscuridad. El acontecimiento vuelve a tener lugar durante el solsticio de verano, pero esta vez en el dolmen de Menga, mientras que podremos verlo en el solsticio de invierno en el tholos de El Romeral.

El simbolismo de la luz como algo sagrado viene heredado de aquellos tiempos remotos, marca la espiritualidad del Medievo y llega hasta nuestro mundo tecnológico donde aún somos capaces de comprender el mensaje que nos legaron. Solo necesitamos saber mirar.

La luz recorre el pasillo del dolmen de Viera en Antequera (Málaga) en el equinoccio.
Vídeo cortesía de Miguel Ángel Varo.