Ya
hemos hablado aquí de algunos de los embalses que dejaron monumentos sumergidos en España. Pero nada es comparable a lo que ocurrió con la construcción de la
presa de Asuán, a mediados del siglo XX.
Presa de Asuán desde el satélite. Foto: NASA. Wikipedia. Dominio público. |
Se
ultimaban los detalles de esta obra de ingeniería de dimensiones colosales
cuando los egiptólogos tuvieron la terrible certeza de que joyas del patrimonio
mundial, algunas con 5.000 años de antigüedad, quedarían sumergidas bajo las
aguas para siempre. Así que se hizo un llamamiento internacional, la Campaña de
Salvamento de los Monumentos de Nubia, al que respondieron 52 países.
Hubo
algunas propuestas para intentar salvaguardar los 23 templos sin tener que
moverlos piedra a piedra, pero se juzgaron demasiado complejas. Llegaron
trabajadores de muchos lugares y se recibió dinero para sufragar esas obras
paralelas que tenían que trasladar todos los monumentos existentes y excavar
rápidamente en la zona para encontrar los que se sospechaban que estaban
enterrados antes de que quedaran sumergidos. Se trataba de edificios, de muchas
toneladas de piedra que debían ponerse a salvo en una carrera contrarreloj. Una
tarea imposible.
Grabado de Abu Simbel. Wikipedia. Dominio público. |
Efectivamente,
los grupos de arqueólogos encontraron más templos, pero pronto vieron que no
lograrían salvarlo todo. Podían ocuparse de los más pequeños, que eran más
sencillos de mover. Pero resultaba inaceptable abandonar los más emblemáticos:
Abu Simbel, Philae y Kalabsha. La
mayoría del presupuesto se destinó a ellos. Decidieron cortarlos en bloques y
desplazarlos la distancia necesaria para que no les alcanzaran las aguas.
Recolocación de los bloques. Foto:Per-Olow Anderson. Wikipedia. |
La
parte más delicada de la operación fue cortar en bloques las caras de los
colosos de Ramsés II y se le encomendó a los canteros gallegos, que realizaron
un trabajo impecable porque eran los mejores del mundo en aquellos años.
Mientras
los ingenieros ideaban la presa, y los arqueólogos salvaban el patrimonio, un
drama humano se gestaba. La zona estaba habitada y 90.000 personas tuvieron que
abandonar sus hogares. Es muy cierto que se les dio un nuevo lugar donde vivir,
pero aún los nubios sufren por haber sido desplazados de las tierras de sus
antepasados.
Templo de Ramses II con montaña. Foto: Diego Delso. Wikipedia. |
Los
templos que no pudieron ser trasladados siguen, a día de hoy, bajo las
profundas aguas del lago Nasser.
Egipto
recompensó su ayuda a cinco países regalándoles un pequeño templo y les hizo la
petición expresa de que se reconstruyeran en un lugar donde pudieran ser vistos
por todos.
De
ellos, quizá el que más visitas anuales recibe, es el Templo de Dendur, que se
encuentra en el Metropolitan Museum de Nueva York, en una zona remodelada y
acristalada para que pueda verse desde fuera y cumplir, así, con la petición de
Egipto. Este templo data del año 15 d. C. y en 2017 cumplió sus 50 años lejos
de casa.
Templo de Dendur en el Metropolitan Museum de Nueva York. Foto: Jean-Christophe BENOIST - Trabajo propio, CC BY 3.0. Wikipedia. |
Sin embargo, España fue el país que salió mejor parado del reparto de templos egipcios. Se nos donó en 1968 el templo de Debod, el mayor y más completo de cuantos se encuentran fueran de Egipto. Tiene una antigüedad de 2.200 años y mide 70 metros de longitud. La reconstrucción llevó 2 años y se inauguró el 20 de julio de 1972. Puede visitarse en Madrid.
Templo de Debod. Madrid. Foto: archivo propio. |
6 comentarios:
Y, si cabe, aún hay algo que me gusta más: cómo en aquella obra todo el mundo de puso de acuerdo. Porque si la presa se hacía con la dirección técnica y dinero de la Unión Soviética y, por otro lado, Occidente se encargaba de estos rescates arqueológicos mientras que Egipto estaba en medio, entre ambas concepciones económicas, políticas y sociales, me maravilla que todo saliera tan bien, (excepto para los nubios, claro).
carlos
Vale la pena leer tu blog
Carlos, tus aportaciones siempre son muy interesantes. Muchas gracias.
Es bonito ver como todos se unen para algo bueno ¿verdad?
Muchas gracias por tu amable comentario Mucha. Saludos.
Pues da cosa lo de cortar el templo en cachitos, sí, pero también da angustia ver los colosos de la entrada con el agua casi en los pies, según imágenes que he visto en ocasiones.
Sin duda un trabajo impresionante y ejemplar en todos sus aspectos.
Me pregunto cómo sería algo así hoy día, con más medios técnicos pero con mucha más burocracia, más reparto de competencias, más administraciones, etc.
Besos.
Sí, a mí también me da impresión ver la foto donde están cortados a cachitos, Ángeles. Entraña riesgo y una enorme responsabilidad volver a recolocarlos. Pero gracias a ello, hemos mantenido estas obras de arte a salvo. Y a Abu Simbel solo lo tuvieron que mover 100 metros... ¿Por qué no construir la presa 100m más allá? Tendrá una justificación, pero cuando veo éstas cosas me lo pregunto.
Muchas gracias por tu comentario.
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