En varias de esas webs literarias que,
afortunadamente, abundan en las redes, han hecho una clasificación con los más
famosos comienzos de las joyas de la literatura universal y, por supuesto, uno
de los primeros puestos siempre lo ocupa aquella frase, en forma de mandamiento
social, que plasmaba Jane Austen en su obra más célebre: Orgullo y prejuicio.
Es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.
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http://www.bbc.co.uk/programmes/ p01sf9ly/p01sds21 Página inicial de la edicion de "Orgullo y prejuicio" de 1813. |
Se cumple ahora el 200 aniversario de la muerte de
esta maravillosa escritora y los actos se suceden en Inglaterra. Somos millones
los lectores que la consideramos una de las mejores escritoras de todos los
tiempos.
En su época, se la conocía como “la señorita que
escribe”. Eran muchas las mujeres que lo hacían sin llegar a nada, y no todas
adolecían de falta de talento, pero era sabido que la inclinación de una joven
hacia la escritura no podía ser más que una afición pasajera mientras lograba
su verdadero propósito en la vida, que no era otro que casarse y tener hijos.
Algunas de esas mujeres se lo tomaban mucho más en serio de lo que los hombres
imaginaban, pero llegaba un momento en el que sus obligaciones como esposa y
madre (es decir, llevar una casa, tener muchos hijos y cuidar de ellos y del
marido) les quitaba el tiempo y las fuerzas necesarias para continuar con lo
que el esposo consideraba una distracción que la apartaba de las tareas a las
que estaba destinada. Jane pudo seguir con su “distracción” porque no llegó
nunca a casarse. Se sabe que tuvo un amor de juventud, que en una ocasión la
familia intentó emparejarla (ante el horror que suponía que se quedara
soltera), arreglo que ella rehusó, y que, tiempo después, llegó a aceptar una
proposición de matrimonio para al día siguiente romperla. Sin embargo, se han
descubierto recientemente dos certificados de matrimonio a nombre de Jane
Austen en los archivos del registro civil de Steventon (localidad donde nació),
pero los expertos han rechazado la idea de uno (o dos) matrimonios secretos de
la escritora, a la que ni siquiera se le conoce un gran amor. Al parecer, ella
misma podría haberlos falsificado como un simple juego (o quizás con otro
propósito que hoy se nos escapa) al tener acceso a los registros por ser la
hija del párroco del pueblo.
La vida de Jane se parecía a la que reflejaba en sus
novelas. Pertenecía a la pequeña burguesía rural y era la séptima de ocho
hermanos, seis de los cuales eran varones. Las cosas no eran fáciles para las
mujeres de aquella época, estaban sometidas a un estricto control social, no
disponían de dinero propio, no heredaban (cualquier familiar varón, aunque
fuera el primo más lejano, heredaba antes que la esposa o las hijas del difunto),
su única esperanza era casarse con alguien de posibles y, si no lo conseguían,
quedaban como tristes solteronas a merced de la caridad de algún pariente. Eso fue lo que les pasearía a las mujeres
Austen (Jane y su hermana Cassandra, ambas solteras, y su madre después de
enviudar).
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Baños romanos de Bath. Foto cortesía de Marifé. |
Jane pasó una buena parte de su vida en Steventon, pero luego tuvo que marcharse a Bath. La ciudad era famosa ya desde tiempos del emperador Claudio por sus aguas medicinales de las que se decía que lo curaban todo. Ya había estado en la localidad acompañando a uno de sus hermanos que fue tratado en el balneario. La joven había llegado a ambientar escenas de sus novelas allí, pero la ciudad le era tan detestable que cuando su padre le comunicó que se mudaban a Bath, Jane se desmayó de la impresión.
En 1801 ya estaban instalados. Todo fue bien al principio,
Jane tenía tanta vida social que apenas escribía. Le gustaba pasear todos los
días por los Sydney Gardens, incluso
estaba suscrita (en la época había muchos parques de pago). Era toda una
atracción con sus cascadas, sus cuevas y las ruinas de un castillo, incluso
tenía un laberinto donde los jóvenes enamorados podían perderse por el módico
precio de tres peniques, aunque corrían el riesgo de extraviarse verdaderamente
y no encontrar la salida en muchas horas. Por la mañana se servía un desayuno,
al mediodía se bailaba y por la noche se encendían innumerables lámparas de gas
para iluminar la cena mientras un concierto amenizaba la velada y los fuegos
artificiales cerraban la jornada a las diez de la noche.
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El puente Pulteney atraviesa el río Avon en Bath (1773) Foto cortesía de Marifé. |
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Estatua de cera con el aspecto que debió tener Jane Austen según los estudios forenses. En el Jane Austen Center. Foto cortesía de Marifé. |
Muchas tardes, los Austen tomaban su afternoon tea de la marca Twinings (que
sigue comercializándose) y era Jane la encargada de prepararlo con esmero y
servirlo en una taza sin asa (al estilo chino) con unos panecillos ingleses con
mantequilla. El té era un producto muy caro que había que guardar bajo llave
(quizá para evitar tentaciones al servicio, que se conformaba con comprar hojas
de té usadas). Después jugaban a las cartas. Sabemos que el speculation era el juego preferido de nuestra
escritora y que se apostaba con la chaqueta del revés, para atraer a la buena
suerte.
Pero no todo eran diversiones en Bath, junto a los
enfermos leves, también estaban los graves que apenas podían moverse de la cama
y era frecuente ver a sus familiares pedir voz en grito una sedan chair, o silla de mano, con la que
trasladar al doliente hasta los baños. Por la noche daba impresión ver a los
maleducados porteadores llevando al enfermo (o a una señorona que no quería
embarrarse las enaguas) mientras el link-boy
(un muchacho con una antorcha) les iluminaba el camino. Aún quedan algunos
matacandelas por las calles.
Durante los cinco años que vivieron en Bath, la
familia Austen fue sufriendo un progresivo empobrecimiento que se materializó
con la necesidad de mudarse a viviendas cada vez más pequeñas, humildes y en
lugares más deprimidos. Entonces fue cuando Jane y Cassandra se dieron cuenta
de la enorme importancia del dinero y lo absurdo de las convenciones sociales
y, aunque parecía no pesarles el hecho de ser solteras y no contar con el
respaldo de un marido, tuvieron que vivir las humillaciones derivadas de su
precaria economía.
Cada mes de septiembre, desde el año 2001, se celebra
un festival en Bath en honor a Jane
Austen. Aunque ella odiaba aquel lugar, es, precisamente allí, donde se
congregan todos los años miles de admiradores de la escritora y se disfrazan al
estilo georgiano, haciendo retroceder el tiempo en la famosa ciudad de los
balnearios. Para celebrar el bicentenario serán mayores los festejos y los
actos que acogerá esta famosa localidad.
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Recreación de como pudo ser el escritorio de Jane Austen en el museo dedicado a ella en Bath. Foto cortesía de Marifé. |
El Jane Austen
Center (situado en Gay Street, la misma calle donde vivieron los Austen)
tiene una magnífica colección de muebles, vestuario y tienda de recuerdos donde
abundan las postales y diversos objetos que recuerdan el amor de la heroína
Elizabeth Bennet y el señor Darcy en Orgullo y prejuicio. No faltan alusiones a las muchas versiones
cinematográficas y televisivas que se han hecho, siendo la más querida por los
ingleses la que la BBC filmó con Colin Firth encarnando al prejuicioso y
orgulloso protagonista y que paraliza el país cada vez que se repone en
televisión una vez al año, como ya contamos aquí.
Además podemos refrescarnos en cualquier bar de la
ciudad con un cóctel inspirado en alguno de los personajes de Austen, como el
Lizzy B, el Darcy o el Northangover Abbey.
Tras la muerte de su padre, Jane, acompañada de Cassandra y su madre, se trasladó a vivir con su hermano Frank (que estaba casado y tenía varios hijos) a Southampton donde ya había pasado algunos periodos de su vida. Allí, nuestra escritora continúo con sus largos paseos, admirando los paisajes de la campiña, los restos medievales y las murallas y encontrando inspiración para sus novelas. Frank, que era capitán naval, las llevaba de excursión por el río hasta Northam donde se construían los buques de guerra. Allí vivieron tres años hasta que decidieron dejar a Frank en la intimidad de su hogar y mudarse a Chawton, llevando consigo a Martha Lloyd, una buena amiga de la familia.
Este año Southampton recoge numerosos actos para
conmemorar el 200 aniversario de la muerte de Jane Austen. Quien viaje al
condado de Hampshire podrá pasear por la campiña que inspiró a la famosa
escritora, asistir a charlas, exposiciones y obras de teatro.
En Chawton,
las cuatro mujeres tuvieron que vivir modestamente en una pequeña casita que su
hermano Edward (adoptado por unos familiares ricos y heredero de una gran
fortuna, como en las novelas de Jane) tuvo a bien cederles. Allí pasó los
últimos ocho años de su vida.
A pesar de las estrecheces, a Jane le agradaba
aquello y la tranquilidad que se respiraba le permitió dedicarse de pleno a la
escritura. Le gustaba ponerse en una mesa redonda muy pequeña que se encontraba
situada en el salón, porque la puerta chirriaba al moverse y la avisaba de la
llegada de alguna visita con tiempo suficiente para guardarse el escrito en el
escote.
Así, a escondidas y solo con el conocimiento de su
hermana y su madre, Jane había escrito ya varias novelas. Pero fue en Chawton,
en aquella mesita y con la puerta chirriante que nunca quiso arreglar, donde revisó
Sentido y Sensibilidad (publicada en
1811), Orgullo y Prejuicio (1813) y La Abadía de Northanger (1818) y
escribió Mansfield Park (publicada en
1814), Emma (1816) y Persuasión (publicada en 1818.) Sus
hermanos, que hacía un tiempo que habían descubierto que Jane escribía, decidieron
ayudarla a publicar sus obras (inicialmente bajo pseudónimo). La primera novela
que vio la luz fue Sentido y Sensibilidad.
Después se fueron publicando las demás.
Inicio del capítulo 5 de "Sentido y sensibilidad". Reverso de una postal editada y de propiedad intelectual de Winchester Cathedral Scribes 2007. |
La casa de Chawton se convirtió en 1947 en el Jane Austen’s House Museum y es allí donde
se conserva aquella mesita redonda donde escribió sus grandes obras y diversos
muebles y objetos que le pertenecieron. Para el bicentenario han reproducido el
papel pintado original de dos de las habitaciones para acercar más la Casa
Museo al aspecto que tenía cuando Jane la habitaba.
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Firma de Jane Austen. https://es.wikipedia.org/wiki/Jane_Austen |
Finalmente Jane enfermó de gravedad y se trasladó a
Winchester para intentar recuperarse, aunque ella misma sabía que no lo
conseguiría. Solo unos pocos meses estuvo en esta localidad, alojada en una casa
muy cercana a la catedral donde se encuentra enterrada (no por ser escritora,
sino por su vinculación a la Iglesia al ser hija y hermana de reverendos
anglicanos) y en su epitafio no se menciona nada sobre su obra literaria. Tuvieron
que pasar más de 50 años para que se colocara una placa conmemorativa indicando
su condición de escritora.
8 comentarios:
Me parece maravilloso que se hagan homenajes y celebraciones en honor de los autores y las obras literarias que al cabo de los siglos siguen haciendo soñar a las personas. Esa es la verdadera literatura, la que sobrevive, la que supera el paso del tiempo. Y es admirable que se escribieran esas obras en tiempos y condiciones en las que todo resultaba muy difícil en todos los sentidos.
Así que esta tarde me tomaré un té en honor a Jane y daré gracias por la literatura.
Por cierto, no sé si sabes que el gesto ése, tan británico y tan parodiado, de levantar el meñique al tomar el té, tiene su origen en esas tazas sin asa a las que te has referido. Como habia que coger la taza por el borde para no quemarse, se levantaba el meñique para guardar el equilibrio y que la taza no se volcara o se cayese.
Luego el gesto ha quedado casi como parte de un ritual :D
Maravillosa la entrada de Jane Austen...me ha gustado mucho leerla!
I've a text very good in English. It's of her life and her centre.
Un magnífico artículo, una exaltación magistral de lo divino y lo cotidiano, deberían tomar nota, el reconocimiento a los literatos,etc, engrandece un Pais
Muchas gracias por tu aportación, Ángeles. No, no sabía que el gesto tan inglés que nos causa gracia de levantar el meñique cuando toman el té, fuera por ese motivo. Muy interesante.
Opino como tú, la verdadera literatura es la que ve pasar los siglos y supera el paso del tiempo.
Sí, tomémonos un té en honor a Jane :-)
Muchas gracias, Marifé... Y muchas gracias por tus fotos :-)
Mariví, gracias por tu comentario (tan internacional, así, en la lengua de Jane) ;-)
Muchas gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario, Lynne. Me alegro de que te haya gustado el artículo :-)
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