Hay muchas personas que jamás han oído
hablar de la gripe española. Sin embargo, ha sido calificada como una de las
pandemias con más mortalidad de la historia, junto a la viruela y la peste negra. ¿Por qué todo el mundo sabe contarte algo de una enfermedad de la edad
media y no de la pandemia de 1918? Estudiamos las dos guerras mundiales que se
vivieron en el siglo XX, pero nadie nos contó que una pandemia aceleró el fin de
la primera, contribuyó a la segunda, influyó en la caída del imperio
austrohúngaro, encaminó a la India hacia
su futura independencia y colocó a Suiza
al borde de una guerra civil.
La gripe de 1918, como se la denomina actualmente, enfermó a 500
millones de personas, uno de cada tres habitantes del planeta, y se cobró la
vida de entre 50 y 100 millones de seres humanos. Esa escalofriante cifra supera
la suma de los muertos en la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Pero aún no
sabemos los números exactos, porque sigue en estudio ya que en su propia época
pocos se ocuparon de averiguar lo ocurrido y hubo que esperar a la década de
1990 para recopilar todos los datos e informaciones. Fue una enfermedad que no
se vivió como algo global, sino concerniente a la intimidad del enfermo y su
médico (cuando podía pagárselo), muchos seguían pensando que se trataba de un
castigo divino. La prensa lo ocultó, la gente decidió callar y en la literatura
y el arte se trató el tema en muy pocas ocasiones.
Los periódicos españoles eran, prácticamente, los únicos que informaban sobre la "gripe española" durante la contienda. Imagen de la Biblioteca Nacional de España. |
Creemos que la gripe española (N1H1) apareció
antes de lo que tenemos documentado, pero la fecha oficial del primer
diagnosticado es el 4 de marzo de 1918 en un campamento de Kansas (Estados
Unidos). Al mes siguiente medio país estaba afectado, lo que no impidió que se
embarcaran gran número de soldados rumbo a Francia donde propagaron el contagio.
En mayo ya estaba en Gran Bretaña, Italia, Alemania y España. Rápidamente recorrió
África y de allí saltó a Bombay, a la India, a China y Japón. Las islas no se
libraron.
En esta primera oleada muchos pensaban que
se trataba de una gripe estacional, pues lo síntomas eran muy parecidos y la
mayoría de los enfermos se curaban. Sin embargo, el 1 de junio el New York Times informó de que “Una rara
epidemia asola el norte de China”, ignorando que su propio país también sufría
esa rara epidemia.
Enfermos en Fort Riley, Kansas (Estados Unidos). Imagen: NatGeo. |
Y aquella “gripe” llegó al frente
contagiando a cientos de miles de soldados de ambos bandos y alterando el curso
de los acontecimientos. Los médicos militares veían llenarse sus hospitales con
más enfermos de gripe que heridos de guerra, pero no lo hacían público para no
desmoralizar a las tropas y sus familias, ni dar información sobre aquella
“debilidad” al enemigo, mientras el enemigo hacía lo propio. Los doctores
franceses la llamaban la “enfermedad nueve”, otros hablaban de “la fiebre de los tres días”, en
Senegal la llamaron “la gripe brasileña”, en Brasil “la gripe alemana”, en
Japón “la gripe del sumo”… Pero algo tenían en común: ninguno quería asumir
como propio aquel mal.
España era neutral en la contienda y sus periódicos eran de los pocos que informaban sobre la enfermedad. Aquí no se la llamó “gripe española”. Cuando llegó en mayo a Madrid, la zarzuela de moda era La canción del olvido, y todos canturreaban el pegadizo tema Soldado de Nápoles. En junio, bastaron tres días para que las dos terceras partes de los madrileños enfermaran del “soldado de Nápoles”, como lo llamaron. Los franceses leyeron aquella tremenda noticia y empezaron a hablar de “la gripe española”, ignorando que en su país sufrían la misma “enfermedad once” desde hacía varias semanas. Los ingleses y estadounidenses, también enfermos, copiaron el nombre y como “gripe española” pasó a la historia.
La primera ola se vivió de marzo a
junio de 1918. Después desapareció. Lo que nadie esperaba era que en agosto
reapareciera recorriendo el mundo en una segunda ola tan devastadora y letal
que los médicos no creían que pudiera tratarse de la misma enfermedad. Algunos
países se temieron que fuera la peste, otros el tifus, otros el dengue. Lo que
estaba claro es que no eran epidemias locales, aquello era una auténtica
pandemia que volvía a ser propagada por el transporte de las tropas y que llegó
a interrumpir la guerra. A pesar de esto, el número de víctimas en Europa era
menor al del resto del mundo. Donde no llegaban los ejércitos, lo hacían los
barcos de mercancías, correos o pasajeros. Donde no alcanzaba la red
ferroviaria, lo hacían los hombres caminando. La segunda ola de gripe de 1918 rodeó el planeta en trece semanas y mató a decenas de millones de personas. Fue
terrible.
El enfermo era contagioso antes de
notar los primeros signos. Los síntomas eran espantosos y llevaban a algunos al
suicidio. Hubo ciudades con tantos muertos que no había tiempo, ni lugar para
enterrarlos.
Un número importante de supervivientes quedaron
con enfermedades respiratorias crónicas,
otros sufrieron secuelas como la pérdida del cabello, pérdida de audición,
olfato y visión. Algunos decían haber despertado a un mundo borroso y
descolorido. A esto había que sumarle un gran número de personas con frecuentes
y graves episodios de melancolía (depresión).
Ante la gravedad de los acontecimientos
se impusieron medidas en todo el mundo: guardar cuarentena en caso de
enfermedad, evitar aglomeraciones, propiciar el distanciamiento social, toser y
estornudar tapándose la boca, lavarse las manos frecuentemente, no escupir en
la calle y ventilar los espacios cerrados. Las ciudades se vieron más afectadas
que las zonas rurales. Pero dentro de las mismas urbes el contagio resultó
mayor en aquellos lugares pobres donde vivían hacinados, sin ventilación y sin
higiene.
Clases de física de la Universidad de Montana (Estados Unidos) impartidas al aire libre. Imagen: National Archives |
En
Estados Unidos, el país que tomó las medidas más eficaces y redujo con ello los
contagios y muertes, las autoridades
comenzaron imponiendo el uso de mascarilla en los oficios de cara al público,
pero, poco después, su obligatoriedad era general para todos en muchas
ciudades. Se la intentó vender como una prenda de moda o como un acto
patriótico, pero la gente se resistía a su uso. Se creó la Anti-Mask League of San Francisco que reunió a 5000 personas en un mitin
de recogidas de firmas con el apoyo de autoridades de otras ciudades.
Desobedecer alguna de las medidas
adoptadas suponía ser multado o encarcelado. La multa por no llevar mascarilla
era de 5 o 10 dólares que se destinaban a la Cruz Roja. Ellos se encargaban de
la venta de mascarillas baratas en puntos estratégicos de las ciudades y de
hacer publicidad y panfletos con las medidas sanitarias que debían adoptar los
ciudadanos para evitar los contagios. Los boys scouts repartían octavillas traducidas
a varios idiomas en los puntos importantes de Nueva York.
El 11 de noviembre se firmó el
armisticio y millones de personas salieron a celebrar el fin de la Gran Guerra
lo que originó un alto número de nuevos contagios en los días siguientes.
En diciembre la pesadilla parecía haber
acabado… Pero enero de 1919 trajo la tercera ola (y aún se discute si hubo una
cuarta en 1920). No causó tanto daño como la segunda, pero tampoco fue tan
benévola como la primera.
Australia, que tuvo la precaución de
poner todos sus puertos en cuarentena, fue uno de los pocos lugares que se
salvaron de la primera y segunda ola, pero restablecieron el comercio marítimo
en diciembre y la tercera oleada los alcanzó.
En enero la enfermedad ya estaba de
nuevo recorriendo el mundo. En París se estaban celebrando las negociaciones de
paz y los delegados se contagiaron. Muchos historiadores piensan que las
condiciones impuestas en esas firmas hubieran sido diferentes si los dirigentes
del mundo no hubieran enfermado. Y todos coinciden que la Segunda Guerra
Mundial tuvo sus raíces en la dureza de las imposiciones que sufrieron los
perdedores.
En mayo de 1919 se dio por finalizada
la pandemia en la mayoría de los países del hemisferio norte, pero el
hemisferio sur siguió luchando contra ella hasta 1920, incluso más tarde en
algunos lugares.
El saldo de víctimas sigue
discutiéndose hoy en día. Se manejaba la cifra entre 40 y 50 millones, pero en
la actualidad, se estima en 100 millones de personas. El cómputo en España fue
de 200.000 muertos. En Suiza se contagió la mitad del país y murieron 25.000
personas, llevando a la nación al borde de la guerra civil por la falta de
respuesta oficial. El país de Occidente con más decesos fue Estados Unidos con
unos 600.000. La peor parte se la llevaron África y Asia con decenas de
millones de defunciones. El país con más mortalidad del mundo fue la India que
perdió a más de 13 millones de personas.
La gripe de 1918 contagió a personas
de cualquier edad, pero se cebó con la gente joven, la mayor tasa de
fallecimientos estaba entre los 20 y 40 años. Murieron más hombres que mujeres,
pero las embarazadas tenían el doble de posibilidades de no sobrevivir. Con la
falta de este contingente humano, los destrozos de la guerra y el cierre de los
negocios (por imposición, quiebra o falta de personal) llegó el desastre
económico. Hubo muchos huérfanos y ancianos que acabaron en albergues para
pobres.
Cuando la enfermedad empezó a
desaparecer llegó el hambre, y aumentaron los delitos como los robos y las
violaciones. Si durante la pandemia los timadores vendían “medicinas milagro”
que, en el mejor de los casos, no servían para nada, ahora no faltaban los que
se presentaban como enfermeros sin serlo realmente.
Entre las personalidades políticas
contagiadas se encontraban David Lloyd George, primer ministro británico;
Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos; el káiser alemán Guillermo II y
el rey español Alfonso XIII.
A la gripe de 1918 debemos la pérdida del
escritor Apollinaire que sobrevivió a una herida de guerra pero murió por la
pandemia; el pintor Gustav Klimt; Edmond Rostand, autor de Cyrano de Bergerac y Max Weber padre de la sociología moderna.
Autorretrato de Munch después de la gripe española. Imagen BBC. Dominio público. |
Tras perder a su hijo por la gripe española, Arthur
Conan Doyle abandonó definitivamente a su
famoso detective Sherlock Holmes y se centró en el espiritismo. No fue el
único, algunos famosos y mucha gente anónima buscaron la forma de despedirse de
un ser querido muerto en la guerra o durante la pandemia y el espiritismo vivió
un auge.
Aquel sufrimiento llevó al silencio. Creemos que la
gente intentó olvidar lo sucedido no volviendo a hablar de aquello. La gripe de 1918 tuvo que esperar a 1968 para aparecer en los libros de historia.
El mundo experimentó un gran cambio. La crisis
económica no duró demasiado. La falta de hombres hizo que las mujeres
accedieran al mercado laboral y la escasa mano de obra obligó a subir los
salarios. Se multiplicó el voto femenino. Hubo huelgas de trabajadores que
lograron generalizar la jornada laboral de ocho horas diarias. Llegó la
prosperidad, se tenía suficiente dinero para consumir y muchas ganas de vivir.
Hubo un boom de natalidad en todo el mundo, incluso en los países que no
participaron en la guerra.
Las personas fueron conscientes de que llevar una
dieta sana, hacer deporte y estar al aire libre era beneficioso para su salud.
Se puso de moda la comida vegetariana, la gimnasia y el nudismo. Las medicinas
alternativas y naturales fueron sumando adeptos aprovechando que muchos se
sentían defraudados por la medicina tradicional y las medidas adoptadas en los
países. Surgieron movimientos religiosos y predicadores que otorgaban el poder
de la curación a la oración.
Los dirigentes comprendieron que las ciudades debían
ser más salubres, había que construir casas con buenas condiciones de
habitabilidad y mejorar las canalizaciones. Fue entonces cuando Londres creo su
alcantarillado moderno.
Las naciones vieron la necesidad de un sistema fuerte
de salud, más allá de los comités existentes. Se construyeron un gran número de
hospitales. En los años 20 nació la sanidad pública y universal en la mayoría
de los países avanzados y, con el tiempo, se fundó la Organización Mundial de
la Salud (1948).
La modernidad y la prosperidad se impusieron
durante toda una década. Y así llegaron los denominados locos años 20.
La Tierra. NASA. Wikipedia. Dominio público. |
Lee también historia de las pandemias desde la antigüedad al siglo XXI en estos artículos.
44 comentarios:
Hola MJ vaya trabajo de documentación con esta serie de pandemias. Había escuchado lo de la mal llamada gripe española que causó tantísimas muertes. La historia nos recuerda que pandemias siempre han existido y se ha ido avanzando, descubriendo que cuanto mejor sea un sistema sanitario mejor se podrá hacer frente a ellas. Espero que esta que tenemos actualmente nos obligue a repensar lo que no se ha hecho bien, a priorizar el sistema sanitario y a recordar que los recortes no se pueden hacer en estos campos. Ojalá muy pronto podamos hablar de este covid19 y de las vacunas para poder recuperar esa cotidianeidad de los abrazos y de vernos con aquellos que queremos.
Un abrazo
Muy breve y muy completo a la vez, gracias por publicarlo.
Gracias por compartir tan significativo hecho histórico, que muy poco se sabía de esta pandemia. Un saludo desde Cochabamba.
Caray, nunca me lo habían explicado así, muchas gracias por su documentación. No se si a otras personas les parecerá lo mismo, pero el COVID, casi es un calco.........
Gracias por toda esta información
Muy bueno. Muy documentado
Mariel
En España, también se llamó "la enfermedad de moda"
Felicitaciones!, muy buen resumen de lo que fue una pandemia mal denominada. Pudo ser conocida como “La Gripe ‘Gringa”.
Jose Pepe
Excelente resumen. Desconocia muchos datos.
Excelente articulo,muy interesante.
Excelente reporte sobre esta increíble enfermedad. Mis padres la vivieron y la sobrevivieron en Alemania. Mi padre también fue soldado en los finales de la Primera Guerra Mundial. Increíble cuando se lee que murieron una de cada tres personas ... Y es verdad: Jamás hablaron de ello. Al menos nunca me he enterado por ellos acerca de que esta gripe hubiese existido. ¡Muchas gracias!
Sucede que en aquella época no hubo Internet con medios que magnificaran ni distorsionaran las cosas y las personas se conformaban con lo que había que vivir. Actualmente nadie se conforma. Es así.
Nadie protestó en aquel entonces por qué una vacuna tardaba en salir. Hoy se quejan porque sale demasiado pronto. Y yo soy “histórica”, pues tengo 89 años y he vivido épocas que muchas personas ya no conocen.
Inge
Muy interesante. Muchas similitudes con esta pandemia. Estamos condenados a repetir el pasado
Excelente documento, coincido contigo en que a esta epidemia se le debería dar mucha más relevancia en la historia contemporánea.
Solo conocía pinceladas
Interesante, y muy completo el reportaje. Curioso el “San Benito” de gripe española
La historia es importante conocerla siempre
Excelente artículo.
Estefanía
Muy bueno . Lo copio con tu permiso. Soy médico y veo enormes paralelismos con aspectos de la actual situación.
Muy interesante! Esto demuestra que la ciencia avanza, pero los seres humanos seguimos siendo, egocéntricos y egoístas. 100 años después seguimos discutiendo, barbijo si/ barbijo no. Aislamiento si/ Aislamiento no. No aprendimos nada!
¿Por qué cuando hace referencia a ésta enfermedad a lo largo del relato lo hace como "gripe española"? Si uno de los motivos del relato es desmentir ese mismo nombre...
La prensa española fue especialmente minuciosa en la difusión de esta enfermedad!! La Censura, de los paises en guerra, impedía la informacion de toda la gravedad.
Es cierto que lo nombran de pasada, yo personalmente me intereso el tema y lo profundice con la primera guerra mundial.
Excelente relato. Nos abre la mente a la reflexión de la actual situación que estamos viviendo. Gracias
Excelente información. Conocía las fechas y las muertes que ésto había causado, pero ignoraba completamente los detalles. Qué espanto!. Gracias.
Excelente información desconocía el porque se la llamaba gripe española
Muy buena informacion. Puedo contar a las demás personas. Esto lo ignoraba
Daysi
Buen relato histórico conocía parte de la gripa española pero la secuencia no y los diferentes nombres que ha recibido a en las diferentes épocas, la historia bien, dato para afianzar conocimiento gracias
Buenísimo!!!! Me gusta mucho la historia y este es un buen aporte.
La mal llamada Gripe Española, nombre que nos otorgaron los ingleses, concretamente el TIMES
Gracias por comentar, Conxita. Creía que todo el mundo conocía la mal llamada gripe española y fue una sorpresa para mí darme cuenta que no era así, que la mayoría de la gente no sabía nada de ella, ni siquiera en España, donde nos llevamos la mala fama de ser origen (falsamente) y, de hecho, sigue conociéndose en la actualidad con ese nombre. Por eso decidí investigar más sobre ello y aportar mi pequeño granito de arena.
Debido a aquel terrible episodio de hace 100 años, se avanzó mucho en la idea de sanidad pública y se crearon muchos hospitales. En opinión de algunos médicos actuales, esto es lo que ha parado el primer golpe de la actual pandemia que tenemos la desgracia de estar sufriendo.
Opino como tú, espero que se de prioridad a la sanidad pública y no se hagan más recortes.
Espero que esto se vaya solucionando y podamos volver a vivir tranquilos.
Un abrazo.
Gracias, Antonio. Me alegro de que te haya parecido interesante y breve. El tema era para hablar largo y tendido sobre él, pero creo que algunos lectores opinarán que ha quedado demasiado largo.
Es verdad, Magaly, parece que era un tema desconocido para mucha gente. Pero, desgraciadamente porque nos encontramos en una situación parecida, se está empezando a hablar bastante de él.
Un saludo.
Gracias por tus palabras,Isabel. Creo que a todos los que conocíamos este hecho histórico nos ha recordado a lo que está pasando actualmente.
Gracias por leer el artículo, Mariajose.
Gracias, Mariel. Sí, he procurado documentarme. Sabía cosas sobre la mal llamada gripe española, pero no tantas como he aprendido preparando este artículo.
Exacto, Josejulio en España también se la conoció como "la enfermedad de moda" (porque todo el mundo tenía la misma) y "soldado de Nápoles" (porque era tan pegadiza como la canción). Aquí no íbamos admitir el nombre de "gripe española" porque sabíamos que no lo era (precisamente una de las pocas veces que se la llama así es porque los médicos españoles se quejaban y rechazaban el nombre), aunque le echamos la culpa a Portugal y, ellos eran tan víctimas como nosotros. Esta enfermedad tuvo mil nombres. Incluso en los países africanos que más la sufrieron se bautizó a toda una generación nacida en esos años con el nombre que le dieron a la enfermedad. Pero, como "gripe española" se quedó por ser los que informábamos al principio, porque los vencedores de la guerra impusieron el nombre y por seguir echando leña al fuego de la leyenda negra española.
Muchas gracias, Jose Pepe. Pues mira que se le dio nombres a esa enfermedad, pero creo que te acabas de inventar uno nuevo (y ya es difícil) porque no he leído en ninguna parte que se la llamara "gripe gringa"... o quizá sí hubiera alguien que le diera ese nombre.
Muchas gracias,Ana. Un secreto... yo también desconocía muchos datos hasta que me documenté para el texto y lo he resumido mucho aunque admita que ha quedado largo para un blog...
Muy amable, María. Gracias.
¡Muchísimas gracias, Inge, por compartir tus recuerdos y tus experiencias familiares! Es maravilloso contar con tu testimonio. Tus padres la sufrieron de cerca y nunca te hablaron de ello. Fue tan terrible que mucha gente decidió callar para intentar olvidar.
Tienes razón, actualmente tenemos muchas comodidades, nos sentimos protegidos y hacemos muchas exigencias. Mucha gente no tolera la frustración, ni renuncia a comodidades y costumbres, aunque sea temporalmente y por un bien común.
Eres histórica, sí. Muchísimas gracias por comentar el artículo y muchos saludos.
Gracias por comentar, Verónica. Comparto tu opinión.
Pues sí, Raúl, coincidimos en que se le ha dado muy poca importancia a esta pandemia en la historia contemporánea. La mayoría de las veces ni se la nombra al hablar de la Gran Guerra, otras solo dicen "hubo una epidemia" así de pasada, y otras es sólo una nota a pie de página o un pequeño párrafo.
Gracias por comentar.
José, la mayoría de la gente no conocía nada sobre el tema, así que tus pinceladas bien dadas estaban. Gracias leerlo.
Gracias por tus amables palabras, MCarmen.
Siempre, Ana, siempre habría que conocer la historia. Es lo que nos ha traído hasta aquí. Gracias por comentar.
Muchas gracias, Estefanía.
Un honor, Roberto. Sí, puedes copiarlo. Me alegra de que a un médico le haya resultado interesante este artículo. Yo también veo paralelismos con la actualidad por eso decidí investigar más sobre el tema y hacer esta entrada.
¡Ay! Nora, no puedo estar más de acuerdo contigo. La ciencia avanza pero nosotros seguimos siendo los mismos. No aprendemos. Repetimos los errores.
Ángela, siento que no te parezca correcto que la llame "gripe española". Efectivamente, en el artículo dejo claro que no era española, que el nombre fue falso y por qué y menciono alguno de los nombres por las que se la conoció (existen otros muchos). Pero es que si la llamo "enfermedad 9" o "gripe del sumo" casi nadie sabría de qué estoy hablando. Acepto la crítica, porque tienes razón. Pero cada enfermedad tiene su nombre oficial, por el que se la conoce, y yo he utilizado el nombre con el que pasó a la historia, aunque no esté de acuerdo con él.
Así fue, Anónimo. Tal y como dices. Gracias.
Pues entonces hemos tenido la misma idea, Alejandra. Investigar sobre algo que nombraban de pasada. Gracias por comentar. Espero haber aportado algo a tus investigaciones.
Gracias a ti por tu reflexión y por pasar por aquí, Ana Lucía.
Pues sí, Isabel, fue un espanto. Es de suponer que por eso la mayoría de las personas no quisieron volver a mencionar aquello. Muchas vidas truncadas. Al principio las aseguradoras fueron las que más profundizaron en el tema porque tuvieron que pagar indemnizaciones... Y los médicos, por supuesto... Lo sorprendente es que la mayoría de la información se obtuviera hace pocas décadas.
Gracias por tu comentario. Me alegro de que te haya parecido interesante, Roberto.
Claro que puedes compartir el artículo, Daysi. Gracias.
Me alegro mucho de que el artículo te haya servido para afianzar conocimientos, Estela. Gracias.
Muchas gracias, Silvana. Muy amable.
Gracias por la información, Jose. Desconocía que el Times difundió el nombre.
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