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lunes, 4 de diciembre de 2023

The Walt Disney Company: el centenario.

El 5 de diciembre de 1901 vino al mundo Walt Disney, el hombre que estaba llamado a revolucionar la animación y el cine. Desde muy pequeño demostró sus dotes para el dibujo y se formó para ello.

A principios de los años 20, tras ser despedido del periódico para el que trabajaba como caricaturista, decidió fundar, junto a su amigo Ub Iwerks, la Iwerks-Disney Commercial Artist que quebró a los dos años.

Walt no se rindió y se lanzó al rodaje del corto Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas que mezclaba imagen real y dibujos animados. Consiguió venderlo a una distribuidora de Hollywood y firmar varios contratos.

El 16 de octubre de 1923 Walt y su hermano Roy fundaron Disney Brothers Cartoon Studio, que más tarde se convertiría en The Walt Disney Company.

Al año siguiente Ub Iwerks llegó a Los Ángeles para trabajar con su amigo y en 1925 Walt contrató a la dibujante Lillian Bounds, que poco después se convertiría en su esposa y madre de sus hijas.

El primer éxito de Disney e Iwerks fue el conejo Oswald, pero también su gran decepción ya que la distribuidora se quedó con los derechos.

En 1928 Iwerks, partiendo de un boceto de Disney, creó a Mortimer Mouse. A Lillian le pareció un nombre muy pretencioso y lo bautizó como Mickey Mouse. Con Mickey comenzó todo un universo de personajes icónicos que marcarían el siglo XX.

The Walt Disney Company
Cartel conmemorativo del primer corto de Mickey.
Imagen: The Walt Disney Company.

Disney era un hombre de gran talento para crear personajes y contar historias, pero también un gran innovador con visión de futuro. Supo ver que el sonido y el color se impondrían en el cine cuando pocos creían en ello. El tercer corto de Mickey Mouse incorporó ya sonido y él mismo Walt se encargó de doblar a su personaje estrella durante décadas.

En los inicios de 1930 una serie de desavenencias en la compañía desembocaron en la marcha de varios empleados, entre ellos Iwerks que creó su propio estudio, para disgusto de Walt.

En 1932 Disney incorporó el tecnicolor. Árboles y flores se convirtió en el primer corto de animación en ganar un Oscar, galardón que también consiguió Mickey.

Luego se embarcó en un arriesgado proyecto: Blancanieves y los 7 enanitos (estrenada en 1937). Un largometraje animado sonoro y en color basado en un cuento de hadas. En él utilizó la cámara multiplano creada por su equipo para dar mayor sensación de profundidad. Nadie apostaba por un largometraje animado. Hollywood lo llamaba «la locura de Disney», pero él estaba tan seguro que empeñó su patrimonio. El éxito de público y crítica fue rotundo y el reconocimiento llegó en forma de un Oscar acompañado de 7 miniaturas.
Filmaffinity y The Walt Disney Company
Blancanieves y los siete enanitos.
Imagen: Filmaffinity y
The Walt Disney Company.

Utilizó la misma técnica para las siguientes películas: Pinocho (1940) y Fantasía (1940). En esta última ademas incorporó el «fantasound» una innovación sonora que permitía ver la película como si se estuviera asistiendo a un concierto de música clásica.

Pese a todo, las películas de los años 40 no alcanzaron el éxito de Blancanieves y el estudio tuvo graves problemas económicos. Los empleados ya habían mostrado su descontento con el trato que se les daba y la falta de reconocimiento que se hacía más patente cuando no se incluían sus nombres en los títulos de crédito de las películas. Tras el anuncio de la bajada de los salarios los animadores se declararon en huelga. El tema se saldó con más de cien despidos y la inclusión en el siguiente largometraje, Dumbo (1941), de una escena donde se ridiculizaba a los huelguistas retratándolos como los payasos del circo.

Cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial, Disney hizo producciones de corte propagandístico que solo sirvieron para cubrir gastos. Su siguiente película, Bambi (1942) tuvo pérdidas.

Tras ocho años sin volver a hacer largometrajes animados, el estudio decidió adaptar otro cuento de hadas: Cenicienta. Fue una puesta acertada, los salvó de caer en bancarrota y se convirtió en el mayor éxito de la compañía después de Blancanieves. A partir de este film, aunque Disney aportaba muchas ideas y nunca dejó de supervisar las películas de dibujos animados de su estudio, fue delegando estas producciones a sus animadores de confianza. Con Alicia en el país de las maravillas (1951) y Peter Pan (1953) se inició la que se ha llamado «era dorada» de las producciones Disney que continuó con las siguientes películas de los años 50.

La televisión llamó a la puerta de los hermanos Disney. Firmaron un contrato con la cadena ABC que empezó emitiendo sus cortos, después siguieron especiales de gran audiencia y el programa diario The Mickey Mouse Club. El merchandising (que Roy ya había lanzado en 1930) se multiplicó y las ventas se dispararon. Las series Disney fueron un éxito y sus canciones vendieron millones de copias llevando a crear Disneyland Records, su propio sello discográfico. Gracias a estos enormes beneficios Walt pudo hacer realidad su gran sueño: crear el parque de atracciones Disneyland. El primero se inauguró en julio de 1955.

Castillo en Disneyland París.
Imagen: archivo personal.

Las películas de animación continuaron estrenándose con importantes innovaciones: La dama y el vabugundo (1955) fue la primera película de animación en Cinemascope; La bella durmiente (1959) utilizó el lenguaje de las Vanguardias Históricas y el Technirama y 101 dálmatas (1961) usó la xerografía dando la impresión de dibujos imperfectos.

Una promesa (que contamos aquí) y más de 20 años de negociaciones le costó a Walt conseguir llevar a Mary Poppins (1964) a la gran pantalla. Estuvo nominada a 13 Oscar, ganó 5 y se convirtió en el mayor éxito Disney de toda la década de 1960.

kinefilia.wordpress.com
Mary Poppins
Imagen: kinefilia.wordpress.com

La compra de los derechos de Winnie the Poop en 1966 y la realización de El libro de la selva (estrenada en 1967) fueron los últimos proyectos de Walt que falleció en 1966. Entonces Roy renunció a su jubilación y se puso al mando de The Walt Disney Company, pero él había llevado siempre la parte financiera y no la creativa. Consiguió mantener la empresa unida, aunque estancada. Tras su muerte en 1971, se fueron sucediendo los directores que ya no formaban parte de la familia Disney.

elseptimoarte.net
La bella y la bestia.
Imagen:elseptimoarte.net
El renacimiento de The Walt Disney Company tuvo lugar en 1989 encadenando los éxitos de taquilla y crítica que comenzaron con La Sirenita (1989). Para La bella y la bestia (1991) decidieron animar su escena principal por ordenador y este cuento de hadas se convirtió en el primer film de dibujos animados en recibir la nominación a Oscar a la mejor película. Poco después, se representó en Broadway y fue el primer musical de Disney Theatrical Productions.

Combinar la animación tradicional con la de ordenador resultó todo un acierto y lo volvieron a hacer en Aladdin (1992), el Rey león (1994) y Tarzán (1999). Luego se lanzaron a crear la primera historia completamente realizada por ordenador y se la encargaron al estudio Pixar. El resultado fue el exitoso Toy Story (1995) que se convirtió en toda una franquicia. Las películas de ese estudio eran una maravilla como demostraron Monstruos S.A. (2001), Buscando a Nemo (2003) y Cars (2006). Lo que hizo que Disney comprara Pixar en 2006.

Con el fin del siglo XX y la llegada del siglo XXI, las historias se renovaron. Las princesas asustadizas que esperaban ser salvadas se convirtieron en mujeres decididas, guerreras como Pocahontas (1995) y Mulán (1998), que tomaban las riendas de su vida como Tiana y el sapo (2009) y que salvaban al «príncipe» como en Enredados (2010). Lejos quedaron los proyectos que Walt tenía para cuentos como La reina de las nieves, en el siglo XXI las protagonistas fueron la empoderada Elsa y la decidida Anna de Frozen (2013) que no necesitaron ningún príncipe que las rescatara.

The Walt Disney Company y la-blibloteca-de-laura.blogspot.com.es
Frozen
Imagen: The Walt Disney Company.

Atrás quedaron los tiempos en que el racismo era la norma y películas como Canción del Sur (1943) fueron eliminadas del catálogo.

En las últimas décadas los argumentos de las historias se han abierto a otras culturas como ya ocurriera en Mulán, y que hemos podido ver en películas como Coco (2017) o Encanto (2021). Ahora se trata los temas de igualdad de género, del amor interracial y se presenta personajes abiertamente homosexuales.

En los últimos años The Walt Disney Company se ha embarcado en transformar sus clásicos de animación (Cenicienta, La Bella y la Bestia, Mulán, La Sirenita) en películas de acción real.

The Walt Disney Company y gratistodo.com
La bella y la bestia en imagen real (2017)
Imagen: The Walt Disney Company.

The Walt Disney Company se ha encontrado ante el abismo de la bancarrota varias veces pero ahora goza de muy buena salud financiera y un gran prestigio. El universo cinematográfico de grandes sagas como Star Wars, Indiana Jones, Piratas del Caribe y los superhéroes forman parte ya de Disney con la adquisiciones de Marvel Entertainment en 2009, Lucasfilm en 2012 y Twenty Century Fox. Además en 2019 creó su propia plataforma streaming llamada Disney +

Logo: dominio público. Wikipedia.

Se cumplen 100 años de aquel lejano día en que dos hermanos armados de talento e ilusión abrieron una modesta empresa que hoy es el conglomerado mediático más grande del planetaLas historias de Disney han marcado a las generaciones del siglo XX y XXI y siguen haciendo soñar a niños y adultos. El mundo está de celebración con homenajes, conciertos, exposiciones y programas especiales. El propio The Walt Disney Company celebra su centenario con un corto que reúne a casi todos sus personajes, con espectáculos en sus numerosos parques temáticos y la nueva película Wish: el poder de los deseos (2023).

Disney y Mickey en el Parque Walt Disney Studios en París.
Imagen: archivo personal.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Museo del Louvre. 230 aniversario.

Los magníficos edificios que albergan una de las colecciones más fabulosas del planeta fueron, en origen, una sencilla fortaleza. Su construcción comenzó por orden del rey Felipe Augusto en el año 1190. Luego se transformó en castillo y más tarde se reconstruyó como palacio renacentista por orden de Francisco I, el mismo que invitó a Leonardo da Vinci a residir en Francia y adquirió La Gioconda tras la muerte del artista.

El Palacio del Louvre siguió sufriendo remodelaciones a lo largo del tiempo. Durante la Revolución Francesa se incautaron muchos bienes, incluida la Colección Real de Arte, y la Asamblea Nacional decidió que todas estas obras debían ser expuestas al público.

Entrada al museo del Louvre desde la Pirámide de cristal
con la fachada del ala Richelieu al fondo.
Imagen: archivo personal.

El 10 de agosto de 1793 se abrió el Muséum Central des Arts de la République que solo ocupaba el Salón carré y parte de la inacabada Gran Galería. La colección se componía de 537 cuadros y unas pocas esculturas que solo visitaron artistas y algunos aficionados al arte. Algunas fuentes indican que se inauguró oficialmente el 8 de noviembre del mismo año.

En las siguientes décadas sus fondos aumentaron enormemente. A las obras provenientes de la Colección Real, la desamortización, las donaciones, las adquisiciones, los intercambios y las campañas arqueológicas, se unieron los objetos de arte confiscados en las guerras napoleónicas. Bonaparte deseaba tener el mayor museo del continente y ordenó traer piezas de arte de los países invadidos. Así se hizo, pero sus tropas ocasionaron también grandes destrozos al patrimonio de las zonas ocupadas. Ya hablamos aquí de lo ocurrido en Italia y España.

Las Bodas de Caná fue una de las obras que las tropas francesas se llevaron de Venecia
 y no se devolvieron. Como compensación se entregó a Italia un lienzo de Le Brun.
Imagen: foto del cuadro en el museo. Archivo personal.

Esfinge en el Louvre.
Imagen: archivo personal
Desde 1803 hasta 1814 el Louvre pasó a llamarse Musée Napoleón. Tras la caída de Bonaparte más de 5000 obras de arte retornaron a los países expoliados, pero otras no fueron devueltas nunca. Carlos X ordenó que se creara el departamento de Antigüedades Egipcias y Champollion se encargó de ello. Con Napoleón III los fondos crecieron muchísimo y fue imprescindible ampliar el museo.

El siglo XX también estuvo lleno de cambios. En 1911 se hicieron patentes los graves fallos de seguridad cuando se produjo el robo de la Gioconda o Mona Lisa, como también se la conoce. Fue un auténtico escándalo que acabó convirtiéndola en la pintura más famosa del mundo, la obra más emblemática del Louvre y la que ansían ver todos los turistas.

La Gioconda es la obra más visitada del museo.
Imagen: archivo personal.

Como hicieran las tropas napoleónicas en su época, el ejército alemán también saqueó y expolió las colecciones de los países que caían bajo su dominio durante la II Guerra Mundial. Antes de que ocuparan París, Jacques Jaujard trasladó las obras hasta conseguir ponerlas a salvo. Cuando las tropas alemanas entraron en el Louvre se lo encontraron vacío y decidieron utilizarlo como almacén para guardar las piezas artísticas que iban incautando. Jaujard realizó un registro de todos aquellos objetos. También fue idea suya lanzar un mensaje de radio a los aliados con las frase «La Joconde a le sourire» (La Gioconda está sonriendo) que llevaba codificadas las coordenadas donde escondían las obras, consiguiendo salvarlas de los bombardeos. Terminada la guerra, la colección del Louvre volvió a París. Y, aunque se intentó devolver a sus dueños las obras confiscadas por los nazis, se consiguió en muy pocos casos.

Pirámide invertida.
Imagen: archivo personal.
A finales del siglo XX se puso en práctica el controvertido proyecto «Gran Louvre». Los ministerios que continuaban en el palacio se trasladaron a otros edificios consiguiendo ampliar, de este modo, el espacio museístico.

La reorganización de las colecciones puso un límite cronológico a las obras expuestas y todas aquellas posteriores a la revolución de 1848 pasaron a exhibirse en el nuevo Museo de Orsay que abrió sus puertas en 1986. Esto hizo que los impresionistas se «mudaran» a la antigua estación de ferrocarril de París-Orleans.

El arquitecto Ieoh Ming Pei construyó la famosa Pirámide de vidrio y metal del Louvre. A pesar de la oposición de muchas personalidades, fue inaugurada en 1989 en la cour Napoleón. Hoy en día no solo es una de las entradas más importantes del museo si no que se ha convertido en todo un símbolo. Lo que mucha gente ignora es que, en realidad, son 5 pirámides: la central y más vistosa, las tres pequeñas que la rodean y la invertida que se encuentra en el subterráneo del Carrusel del Louvre.

Vista de la Pirámide central desde una de las pequeñas.
Imagen: archivo personal.

Y si el continente es magnífico, el contenido es aún más impresionante. Casi 10.000 años de historia se dan cita entre sus paredes. Pinturas, esculturas, relieves, frisos, cerámicas y un sinfín de objetos preciosos. Hay antigüedades mesopotámicas impresionantes, una gran colección egipcia que llena 20 salas, antigüedades griegas, etruscas, romanas, objetos de la América precolombina, de África, Asia sudoriental y Oceanía.

El Louvre es también una importante pinacoteca. Se calcula que se exhiben unos 7.500 cuadros que representan a las diferentes escuelas europeas desde el siglo XIII hasta mediados del XIX. De todas estas obras el 66% pertenecen a pintores franceses. También nos encontramos con obras de maestros como Van Eyck, Brueghel, Rubens, Van Dyck, Remblandt, Vermeer, Fra Angelico, Botticelli, Rafael, Tiziano, Canaletto, Murillo, Goya, Ribera, El Greco, Zurbarán, Turner o Constable.

Entre las pinturas más famosas están la ya mencionada Gioconda de Leonardo da Vinci (1506), La Virgen de las rocas de Leonardo da Vinci (1486), La bella jardinera de Rafael (1508), Las Bodas de Caná de Veronés (1563), La muerte de la Virgen de Caravaggio (1606), La coronación de Napoleón de Jacques Louis David (1808), La balsa de la Medusa de Géricault (1824) y La Libertad guiando al pueblo de Delacroix (1830).

La libertad guiando al pueblo.
Imagen: archivo personal.

Venus de
Milo.
Entre las esculturas, relieves, frisos y estelas más importantes que alberga el museo del Louvre están: el Código de Hammurabi (1750 a. C.) estela de basalto escrita en cuneiforme que recoge las leyes babilónicas; los Toros androcéfalos alados del palacio de Sargón II, rey asirio (713 a. C.); el Friso de los arqueros (510 a. C.) del rey persa Darío I de Susa; el Escriba sentado (2500 a. C.); La Gran Esfinge de Tanis (2600 a. C), La Escultura de Amenofis IV o Akenatón (1350 a. C) entregado por el gobierno egipcio en agradecimiento a Francia por la salvaguardia de los monumentos de Nubia; La Dama de Auxerre (Creta, 640 a. C); Placa de las Ergastinas (parte del friso del Partenón, 445 a. C); Frisos del templo de Artemis (560 a. C.); Venus de Milo (100 a. C); Victoria de Samotracia (190 a. C); Esclavo moribundo y esclavo rebelde de Miguel Ángel (1515) y Psique revivida por el beso de Cupido de Antonio Canova (1793).

Toro alado del palacio de Sargón II.
Imagen: archivo personal.

Pero en el Louvre también pueden verse los restos de la fortaleza medieval que le dio origen y contemplar las salas palaciegas donde estuvieron los monarcas franceses y los ministerios y pasear por los jardines de las Tullerías.

Restos de la fortaleza medieval.
Imagen: archivo personal.

El museo del Louvre fue el primero en cerrar sus puertas por iniciativa de sus trabajadores en el año 2020. Poco después lo hacía oficialmente, al igual que la mayoría de los museos del mundo, tras la declaración de la pandemia de COVID-19 por la OMS. Ese 2020 el museo del Louvre permaneció cerrado 150 días.

En la actualidad, el museo exhibe unas 35.000 obras y sus fondos alcanzan las 616.000 piezas de arte. Este año 2023 celebra su 230 cumpleaños como el museo más visitado del mundo.

Victoria de Samotracia.

Dos guiños para los españoles:

El primero es que quizá lo último que esperamos encontrarnos en el museo del Louvre es «una menina». Al entrar en las salas de arte español nos sorprende ver el retrato de Mariana de Austria y, especialmente, el de la infanta Margarita a la que reconocemos por el célebre cuadro Las Meninas (1656, Velázquez. Museo del Prado). Durante mucho tiempo el Louvre presumió de tener obras de Velázquez, explicando que habían sido un encargo de la reina de Francia, Ana de Austria, a su hermano el rey de España. Pero los expertos en arte afirman que habían salido del taller de Velázquez, pero no estaban pintadas por él.

Pintura española en el museo del Louvre.
Imagen: archivo personal.

El segundo es que nuestra Dama de Elche (comprada por un hispanista francés) «vivió» 44 años en el Louvre hasta que conseguimos que nos la devolvieran junto a otras obras y miles de manuscritos que se habían llevado las tropas napoleónicas.

Nota personal: el museo del Louvre es un lugar maravilloso que concentra mucho arte y mucha historia. Si no lo habéis visitado, y tenéis la oportunidad de hacerlo, no lo dudéis. El Louvre es como para quedarse a vivir allí… siempre y cuando no sean ciertos los rumores de que lo habitan varios fantasmas.

Vista del museo del Louvre con la Pirámide.
Imagen: archivo personal.

Nota: todas las fotos son del exterior y el interior del Louvre realizadas durante las visitas.

 

lunes, 2 de octubre de 2023

Embalses y tesoros sumergidos en España.

En España y otros países hay bastantes edificaciones que han quedado sumergidas por la construcción de embalses y pantanos. Se sabía que estaban allí, y muchos se dejaban ver en verano, pero la sequía que hemos vivido en España en los últimos tres años han dejado a algunos de esos embalses en mínimos históricos y las estructuras han emergido en su totalidad. Algunas fuentes aseguran que han reaparecido 1.700 yacimientos arqueológicos .

De nuevo, en septiembre de 2022, los programas de televisión dedicaban espacio a estos restos arqueológicos por los que se ha podido, incluso, pasear. Y en el año 2023 continúan las noticias al respecto. Se ha llegado a plantear la cuestión de si deberían haberse trasladado piedra a piedra las edificaciones de más valor a otro lugar para poder salvaguardarlas, pero hay muchas voces que abogan por dejarlo todo tal y como está porque les resulta muy romántico, misterioso y fotogénico ese paisaje de ruinas fantasmales en mitad del agua. De este tema ya tratamos con anterioridad aquí y hablamos de la iglesia de San Román en el embalse de Sau (Barcelona), del pueblo de Aceredo (Ourense), de la estación de Zufre (Huelva) y del puente romano del embalse de Cuerda del Pozo (Soria). Añadimos algunas más a nuestra particular lista de tesoros sumergidos.

Wikipedia
Real Sitio de La Isabela.
Fernando Brambila Colecciones Reales.
Foto: Wikipedia.

Una de las construcciones más importantes que solo se podía ver en verano, cuando la parte superior quedaba al descubierto, pero que en 2022 se pudo contemplar en su totalidad, es el dolmen de Guadalperal (El Gordo, Cáceres).

Los lugareños sabían de su existencia, pero fue el arqueólogo Hugo Obermaier en la segunda mitad de los años 20 del siglo XX quien lo estudió y encontró cerámicas, puntas de flechas y utensilios que hoy se encuentran en un museo alemán. A pesar de la enorme importancia de este dolmen de 5.000 años de antigüedad, se decidió crear el embalse de Valdecañas en los años 60. No solo se anegó el dolmen, sino también un asentamiento neolítico y la localidad romana de Augustóbriga o Talavera la Vieja, como se la conocía en la Edad Media. El embalse recoge hoy la mayor biodiversidad de Cáceres.

Wikipedia
Dolmen de Guadalperal (verano de 2019)
Foto: Wikipedia

Dada la importancia de todo el conjunto arquitectónico se consiguió actuar sobre él. Los arqueólogos pudieron rescatar partes de dos templos y trasladarlos a un lugar próximo, entre Valmoral de la Mata y Guadalupe. En 2019, la sequía permitió que de nuevo se estudiara a fondo el dolmen, que ha ganado importancia hasta ser denominado el Stonehenge español. Aunque hoy solo queden sus 140 bloques de piedra deteriorados, se cree que estaba cubierto, como el dolmen de Menga en Antequera (Patrimonio de la Humanidad) y que durante el equinoccio de primavera el sol iluminaba uno de los menhires. Los arqueólogos han tenido que volver a actuar sobre él, ya que el continuo cambio en el nivel de las aguas que bajan en verano y suben en invierno está dañando su material poroso. Se espera que esta intervención detenga su deterioro. Tras una recogida de firmas se logró que, en mayo de 2022, el dolmen de Guadalperal fuera declarado Bien de Interés Cultural.

También se deja ver el puente de La Mesta (siglo XIV) que pertenecía a Villarta de los Montes (Badajoz) y por el que transitaba el ganado de la Cañada Real Aragonesa.

Aquis Querquennis (Ourense) es un poblado romano del siglo I descubierto en 1920. Su antigüedad no fue impedimento para que quedara inundado bajo las aguas del pantano de Las Conchas. Todos los veranos sus muros emergen permitiendo que los arqueólogos trabajen en ellos. Construido en piedra, tiene una mansión viaria, un hospital y seis residencias donde vivían los soldados. Un descubrimiento reciente ha desvelado que los legionarios que vivían en Aquis Querquennis fueron los constructores de la vía numero XVIII y que al año siguiente fueron destinados a otros trabajos de obra pública en Rumanía.

Foto: Adrián Estévez.
Aquis Querquennis.
Foto: Adrián Estévez.

En el embalse de Belesar, el mayor del río Miño, quedó sumergida la localidad de Portomarín (Galicia). Antes de anegarlo todo decidieron trasladar piedra a piedra la iglesia de San Nicolás (siglo XII) al nuevo emplazamiento del pueblo. Pero aún puede contemplarse en el embalse parte del edificio, casas y el cementerio.

La Isabela (Guadalajara) fue una pedanía de nueva planta construida a principios del siglo XIX muy cerca de Sacedón. Aquel lugar era conocido desde la antigüedad por las propiedades curativas de su manantial. Se tiene constancia de que en el siglo XVI ya existía un balneario, pero fue a lo largo del siglo XVIII y XIX cuando los nobles acudieron a tomar las aguas. Uno de ellos fue el rey Fernando VII, que decidió construir un nuevo balneario y un palacio y que bautizó el lugar como La Isabela, en honor a su esposa, Isabel de Braganza. Pronto la actividad incesante del verano, con numerosos visitantes, hizo que se construyera un pueblo en la zona con más de 50 casas, una plaza, una iglesia y un puente de piedra. Durante la Guerra Civil fue reutilizado y se habilitó una construcción como psiquiátrico. Pero no se recuperó el balneario.

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Ruinas del Real Sitio de La Isabela y Baños de Sacedón.
Foto: Malope en Wikipedia.

En el año 1955 los habitantes de esta pedanía tuvieron que abandonar sus hogares y establecerse en localidades cercanas ya que aquella primavera La Isabela quedó sumergida bajo el embalse de Buendía, uno de los más grandes de España y que, junto al de Entrepeñas, forman lo que se denominó el Mar de Castilla. Pero los lugareños no olvidan su pueblo y cada 13 de junio se reúnen en Sacedón para celebrar las fiestas de San Antonio, el patrón de La Isabela. El verano pasado pudo contemplarse todo el lugar emergido.

Un caso diferente fue el de Torreón de Mediano (Huesca). La presa construida en sus inmediaciones no lo sumergió y la gente seguía en su pueblo. Pero el 29 de abril de 1969 una incesante lluvia produjo una inundación que obligó a las autoridades a exhortar a los habitantes a que se marcharan rápidamente. Solo les dio tiempo a coger algunas cosas y salir corriendo. Los peores presagios se cumplieron, la presa cedió y el Torreón de Mediano quedó totalmente anegado. Actualmente, podemos contemplar la torre de la iglesia de la Asunción.

Foto: Fernando Tomás. Fuentes: Wikipedia y Flickr.
Torreón de Mediano (Huesca).
Foto: Fernando Tomás. Fuentes: Wikipedia y Flickr.

El embalse del Ebro dejó sumergidos numerosos pueblos, entre ellos las Rozas de Valdearroyo. La iglesia de Villanueva mantiene su torre erguida bajo el cielo mientras el resto del templo se hunde en las aguas y recibe el poético nombre de la catedral de los peces. Las aves también hacen sus delicias por este embalse que ha sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

El Pantano de Iznájar (Andalucía) inundó en los años sesenta más de veinte pedanías entre las provincias de Granada, Córdoba y Málaga. La sequía ha hecho reaparecer casas, puentes, una chimenea y los restos de una antigua fábrica de aceite. Pero lo más llamativo son los vestigios de construcciones romanas y la necrópolis íbera.


Lee Reflexiones: embalses y construcciones.

Lee La presa de Asuán y el rescate de los monumentos.