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domingo, 30 de marzo de 2025

El año que lo cambió todo: 2020

En una entrada anterior hicimos un resumen de cómo respondió el mundo a la covid-19 desde que se declaró pandemia en marzo de 2020 hasta el momento actual. Pero pasamos de puntillas por el primer año, el que produjo una ruptura abrupta y dolorosa de nuestra cotidianidad y el que nos enfrentó a situaciones que nunca imaginamos. Cada cual lo afrontó como pudo en un abanico de opciones entre el miedo y la negación. Hoy en día la mayoría de la gente hace vida normal y considera aquello un lejano recuerdo; otros reconocen haber sufrido depresión por los confinamientos y las restricciones; hay quienes siguen en duelo por las seres queridos que perdieron; millones están afectados por las secuelas de la covid persistente ante la incredulidad de muchos médicos; decenas de miles de personas siguen con algunas medidas de protección seguros de que la covid no es estacional; mientras otros se han unido a movimientos negacionistas de todo tipo.

www.caracteristicas.co/historia/
Imagen: www.caracteristicas.co/historia/

Fue a finales de 2019 cuando China comunicó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la aparición de una extraña neumonía. El SARS-CoV2, conocido como COVID-19, produjo tantos contagios que el país se vio obligado a construir nuevos hospitales en solo 10 días. A pesar de los esfuerzos por contener el virus, este se expandió por los países vecinos y la OMS tuvo que declarar Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (30 de enero de 2020).

Durante el primer trimestre Europa y América confiaban en que la covid no llegaría a Occidente de forma masiva. Se mantuvieron expectantes pero no detuvieron su frenética actividad. Se estaban declarando pocos casos y se aislaba a esas personas. Sin embargo, la Semana de la Moda de Milán se convirtió en uno de los últimos grandes eventos internacionales que se vivió en Europa y el primero en que se utilizó mascarillas. El 1 de marzo de 2020 los propios trabajadores del Louvre de París decidieron cerrar su museo. No tardó mucho en hacerlo oficialmente, al igual que el resto. El Louvre estuvo cerrado 150 días. El museo del Prado cerró el 12 de marzo y reabrió el 6 de junio de 2020 con medidas de seguridad.

Lombardía se convirtió en el primer lugar de Europa en quedar confinado y el 9 de marzo de 2020 se llevó a cabo el confinamiento de toda Italia. 

Gioconda con mascarilla. De Gwengoat en Getty Images.
Imagen: Gioconda con mascarilla. De Gwengoat en Getty Images.

El 11 de marzo de 2020 la OMS declaró pandemia. Y, a partir de ese momento los hechos se precipitaron. España decretó el Estado de Alarma el 14 de marzo. En los siguientes días la mayoría de las naciones decidieron confinar.

Puede decirse que la gente comprendió lo que ocurría y fue responsable. Pero en prácticamente todos los países se vivió la misma escena: el día anterior al confinamiento se veían kilométricas caravanas de coches saliendo de las grandes capitales en dirección a la costa o a pequeños pueblos. En localidades como Benidorm el paseo marítimo se llenó de turistas que pretendían pasar la Semana Santa (que había sido suspendida) en la playa, mientras los vecinos estaban confinados en sus pisos. Fueron expulsados por la policía.

El confinamiento implicaba el cierre de colegios, negocios y la prohibición de toda clase de eventos. Los rodajes de películas y series se suspendieron. Solo continuaban su actividad los trabajadores esenciales. Se cerraron las fronteras y el tráfico por tierra, mar y aire se redujo a su mínima expresión. Se lanzaron mensajes de “quédate en casa”, se apostó por el teletrabajo y las relaciones personales se desarrollaron por internet. Las calles del mundo se quedaron vacías. En España se recuperó la figura del ERTE, que se había desarrollado algún tiempo antes, para evitar despidos en masa e intentar frenar la crisis económica que se preveía.

La falta de movilidad produjo un efecto positivo en el planeta: la contaminación casi desapareció y los animales se acercaron a las ciudades.

China adoptó la política “COVID zero” para eliminar el virus por completo: hacían pruebas masivas, rastreo y aislamiento sistemático, control fronterizo y estricta cuarentena de quienes llegaban al país. Otras naciones como Nueva Zelanda y Australia también apostaron por este modelo.

En aquellos primeros meses la mayoría del mundo optó por intentar vencer a la covid y hacerla desaparecer. Sin embargo, algunos países decidieron mantener casi todo abierto y apostar por la responsabilidad individual. Así lo hizo Suecia, que tuvo la tasa de mortalidad por covid más alta entre sus países vecinos.

También surgieron movimientos que negaban la existencia del virus. Creían que todo era parte del plan de una élite para tomar el control del planeta, donde estaba implicada la tecnología 5G y los chips que nos implantarían.

La realidad era diferente: hospitales colapsados en todo el mundo, necesidad de levantar hospitales de campaña o de medicalizar toda clase de edificios, como ocurrió con el Ahoy Arena de Róterdam ya preparado para sede del Festival de Eurovisión en mayo (certamen que fue suspendido) y que se habilitó rápidamente como hospital de emergencia. Las cifras de contagiados y de fallecidos eran escalofriante. No había ambulancias suficientes para recoger a los enfermos, tuvieron que suspenderse todas las operaciones no urgentes lo que perjudicó a pacientes de otras patologías. Los sanitarios estaban agotados y, en muchos casos, con carencias de equipos de protección individual, no había mascarillas, ni respiradores suficientes. Se desató una autentica pugna por conseguirlos con países pagando en metálico precios desorbitados para que descargaran las mascarillas de los aviones de una nación para meterlas en los suyos. Tiempo después supimos que en mitad de aquella emergencia hubo quien intentó enriquecerse vendiendo mascarillas falsas o defectuosas o cobrando comisiones desorbitadas por conseguirlas.

La gente de a pie comenzó a confeccionarse sus propias mascarillas con tela “no tejida” y a repartirla a trabajadores esenciales y centros sanitarios en muestra de solidaridad e intento de protección mutua… y eso que aún la OMS no reconocía el contagio por aerosoles.

Los triajes eran muy duros y, cuando fue posible, se hicieron circuitos separados para mantener alejados a los pacientes covid del resto de patologías. Aún así no pudo evitarse que pacientes y sanitarios se contagiaran.

Los médicos intentaban salvar a los pacientes con medicinas ya existentes que se empleaban para otras enfermedades. Mientras, los científicos investigaban a marchas forzadas nuevos medicamentos y una vacuna. Desde el primer momento la OMS se preocupó de crear un plan para que esos remedios llegaran también a los países pobres y que se hiciera un reparto equitativo de las futuras vacunas.

En España, durante todo el confinamiento, a las ocho de la tarde se escuchaba un clamor de aplausos dirigido a los sanitarios y después la canción Resistiré del Dúo Dinámico. Esto mismo ocurría en muchos otros países, como por ejemplo en Argentina con Color Esperanza de Diego Torres.

Cartel en un supermercado.
Junio de 2020.

En mayo muchos países comenzaron a abrir espacios públicos y negocios. En España lo llamamos la “desescalada” que tenía una serie de fases para una reapertura segura, según el nivel de incidencia de cada Comunidad Autónoma. España había llegado a tener 1.000 muertos por covid al día y ahora que el nivel de incidencia acumulada era muy bajo gracias al confinamiento, se quería llegar a cero con la “nueva normalidad”. Esto significaba el uso de mascarilla obligatoria, distancia social, aforos, seguimiento y cuarentena de contagiados y contactos estrechos y bajas médicas. Todos los lugares estaban señalizados con rutas de entrada y salida, dispensadores de gel hidroalcohólico en los comercios, distancias de 2 metros señalados en el suelo y límite de aforo. Pero este deseo de “nueva normalidad” se dio de bruces con la hostelería que quería “salvar el verano” y con aquellas personas que consideraban las medidas como un atentado a su libertad individual.

El virus se había cobrado una gran cantidad de vidas. En Europa las regiones con mayor numero de fallecidos fueron Madrid y Lombardía. Pero los cientos de millones de contagios no nos habían llevado a la inmunidad de grupo. Aún había que tomar precauciones, pero también impulsar la economía así que se pidió que se veraneara dentro del propio país. Una parte de la población optó por renunciar a viajar, pero el resto intentó pasar un verano lo más normal posible. En España las playas se parcelaron para mantener la distancia.

En julio asistimos al lanzamiento de tres naves con rumbo a Marte. Esto contrastaba con la suspensión de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que estaban programados para ese mes y que tuvieron que esperar al verano siguiente.

NASA publicada en www.20minutos.es
Lanzamiento del cohete de la NASA en julio de 2020.
Imagen: NASA publicada en www.20minutos.es

La relajación del estío nos llevó a una segunda ola lo que convirtió la vuelta al cole en otra discusión. Aunque se había difundido que la covid solo causaba la muerte a los ancianos y a las personas vulnerables con patologías previas, había que crear un entorno seguro para los niños. Los psicólogos y pedagogos abogaron porque los niños volvieran a clase porque no relacionarse con sus compañeros supondría toda clase de problemas: en el desarrollo psicomotriz, en el habla, en las relaciones sociales, y provocaría ansiedad, depresión… Se hicieron grupos burbuja, se impuso mascarilla, el uso de gel hidroalcohólico, las distancias y la ventilación. Pero no se enseñó ni a adultos ni a niños cómo debía llevarse la mascarilla y como se hacía la ventilación correctamente. El miedo estuvo presente los primeros días. Se dio el caso de familias que intentaron que sus hijos continuaran el curso online y al negarles el permiso optaron por no enviar a sus hijos al colegio. Esto fue penalizado con denuncias contra los padres y juicios donde los progenitores perdieron.

Antes de acabar el año ya había sido aprobada de emergencia la primera vacuna contra la covid que empezó a suministrarse en diciembre. En algunos países consideraron que los gobernantes debían vacunarse primero para dar ejemplo, mientras que en otros, como España, se decidió hacerlo por rango de edad empezando por los ancianos que fueron los que mayor mortalidad habían sufrido. No obstante, muchas autoridades lograron “colarse”. La primera vacunada en España se llama Araceli y, en el momento de escribir estas líneas, cuenta con 101 años.

En 2021 el mundo seguía enfrentándose a olas de covid porque el virus estaba sufriendo mutaciones que comenzaron llevando el nombre del lugar donde se descubrían y acabaron denominándose con letras del alfabeto griego. Y nos pasamos el año con restricciones, cierres perimetrales, poniendo y quitando estados de alarma y viviendo olas y más olas.

Youtube. Vídeo compartido por TVE.
En la ceremonia de los premios Goya de 2021 los nominados
tuvieron que seguir la gala telemáticamente desde sus hogares.
Imagen: youtube. Vídeo compartido por TVE.

Existían ya varias vacunas que prometían mucha eficacia contra la enfermedad grave y la muerte, pero que no evitaban el contagio. Sin embargo, muchas personas creyeron que ya estaban inmunizadas. Hubo una gran controversia sobre su seguridad y efectividad. Requerían dos dosis distanciadas en 21 días. Pero aquel verano algunos se marcharon de vacaciones sin haberse puesto la segunda dosis. La urgencia por alcanzar la inmunidad de grupo llevó a crear “vacunódromos” en todo el mundo. Hubo personas anhelando vacunarse, otras que lo hacían con miedo, grupos que se negaron a recibir la dosis y algunos que lograron falsificar su certificado de vacunación.

En diferentes lugares del mundo se celebraron fiestas cuando se quitaba alguna medida. En España la noche del 25 al 26 de junio de 2021 los jóvenes madrileños se reunieron en la Puerta del Sol, tirando las mascarillas al aire al dar la medianoche, momento en que dejaba de ser obligatoria en exteriores. Multitudinario fue el Freedom Day de Reino Unido el 19 de julio. 

Los viajes aumentaron los contagios y trasladaron las variantes de una región a otra. En España lo vivimos con los viajes de fin de curso a Mallorca que produjeron un brote de covid entre los jóvenes. Hubo fiestas ilegales y botellones. Se les confinó en hoteles mientras salían los resultados de las PCR, pero los adolescentes gritaban desde los balcones reclamando su libertad mientras organizaban bailes en las habitaciones. Finalmente se les trasladó en un barco “burbuja” a Valencia y luego a sus respectivas ciudades. Como consecuencia de esto se sumaron más de 1800 contagios en 12 Comunidades y 5000 confinados en todo el país.

Se estableció un semáforo de colores según el nivel de contagios en los países. No se debía viajar a ese destino y si se desobedecía había que guardar cuarentena al regreso. España se encontró en rojo varias veces, vetada por países como Alemania.

Aquel fue también el verano en el que, entre manifestaciones en contra y enfrentamientos con la policía, se impuso el Certificado COVID Digital de la UE, llamado Pasaporte COVID, que acreditaba que la persona estaba vacunada o había superado la enfermedad recientemente o tenía un test negativo. Era necesario para viajar, entrar en un restaurante o a una discoteca. Estuvo vigente en Europa desde el 1 de julio de 2021 al 30 de junio de 2023.

Muchas críticas generaron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 cuando por fin pudieron celebrarse aquel verano de 2021. Sus estrictas medidas para detener los contagios no eran del agrado de Occidente: se realizaron sin público en las gradas, los deportistas vivían en grupos burbuja, se sometían a pruebas diarias de covid, usaban mascarilla y tenían restricciones a la movilidad. Contrastó mucho con los Juegos Olímpicos de París 2024, denominados los primeros después de la pandemia. No había restricciones, sin embargo, algunas delegaciones acudieron con mascarilla y tomaron sus propias medidas. París solo promovió el lavado de manos y creó un circuito sanitario diferencial y preferente para los deportistas. No pudieron evitar el contagio de más de 40 atletas.

El “salvar la Navidad” de 2021 llevó a una nueva ola, pero eso no impidió que el mundo tratara ya a la covid como una enfermedad endémica.

Si quieres saber qué pasó en 2022 y los años siguientes te lo contamos aquí.


martes, 11 de marzo de 2025

Cinco años desde la declaración de pandemia.

En marzo de 2025 se cumplen cinco años de que la pandemia de covid-19 irrumpió en nuestro mundo. La extraña neumonía que China comunicó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de 2019, el SARS-CoV2, fue declarada Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) el 30 de enero de 2020.

El 11 de marzo de 2020 la OMS declaró pandemia a la covid-19 debido al alarmante aumento de casos que ya afectaba a 114 países. Un par de días antes Italia se había convertido en el primer país europeo en confinarse. España lo hizo el 14 de marzo y la inmensa mayoría de los países tomaron la misma decisión poco después.

Las calles se quedaron vacías y los hospitales colapsados. Solo los trabajadores esenciales mantuvieron la actividad presencial. Los sanitarios se convirtieron en la primera línea de batalla frente al virus. Pero los equipos de protección escaseaban y los países pugnaban por las pocas existencias disponibles. La mascarilla fue lo más deseado al principio de la pandemia y lo más odiado hoy en día.

El objetivo era conseguir la inmunidad de grupo. Pero en 2021 descubrimos que el virus estaba mutando en variantes que se expandían por el mundo creando ola tras ola. Durante 2020 y 2021 hubo confinamientos, mascarillas, aforos, toques de queda, restricciones, cierres perimetrales, rastreo de casos, cuarentena de positivos y contactos estrechos, vacunas, test… Fue tal nuestro afán que en el invierno de 2020 ocurrió algo insólito: queríamos acabar con la covid-19 y casi acabamos con la gripe.

janrysavy. Pinterest.
La pandemia paralizó el mundo.
Imagen: janrysavy. Pinterest.

En algunos países se celebraba la desaparición de restricciones, como en Reino Unido, donde festejaron el Freedom Day (19 de julio de 2021) con quema de mascarillas y rotura de cartelería, aunque sufrieran 50.000 contagios al día por la variante delta.

A finales de noviembre de 2021, mientras la mayoría se creía en poscovid, los expertos se reunían en Ginebra para evaluar la nueva variante ómicron. Pronto las noticias comenzaron a llamarla “la leve” aunque fuera la más contagiosa y la que mayor número de mutaciones sufría. Su expansión fue imparable y el haber padecido la enfermedad no libraba de futuras reinfecciones.

Los países apostaron todo a la vacunación. Aunque se hubiera demostrado que no inmunizaba contra el virus, sí que fue muy importante para bajar el número de fallecidos. La mayoría de los gobiernos apelaron a la responsabilidad individual y quitaron las restricciones que habían restablecido por la ómicron. Para principios de 2022 las naciones comenzaron a tratar a la covid como una enfermedad endémica, como una gripe más, en contra de la opinión de la OMS y de muchos científicos. España esperó la bajada de la sexta ola para declarar la “gripalización” en marzo e incluirla en el grupo de vigilancia de infecciones respiratorias.

Habíamos empezado la pandemia con el propósito de acabar con ese coronavirus y, dos años después, nos resignamos a que había llegado para quedarse y que había que convivir con él.

El director de la OMS declaró: “Todos estamos cansados de este virus, pero el virus no está cansado de nosotros. Aprender a vivir con la covid no significa que finjamos que no está ahí. Significa que usemos las herramientas que tenemos para protegernos y para proteger a los demás”.

La disminución drástica del número de pruebas diagnósticas provocó que los datos perdieran fiabilidad y, además, no se contabilizaban, ni registraban los test de autodiagnóstico.

Las aglomeraciones y festividades en cualquier lugar del mundo seguían generando una nueva ola. Por ejemplo, en España antes de las fiestas de julio la incidencia era de 1100 casos cada 100.000 habitantes y a finales de mes se situó en 2873. En este segundo semestre España vivió su séptima y última ola oficial. Incluso China, que había seguido con su estrategia de “covid zero”, tras las protestas ciudadanas de diciembre de 2022, abandonó esta política sufriendo un rápido aumento de contagios.

A esas alturas ya teníamos miles de estudios que demostraban que la covid no es un virus propiamente respiratorio, aunque comience con síntomas gripales y se transmita por el aire. Por esta razón se recomienda la ventilación cruzada, la medición de CO2 y el filtrado de aire en interiores. No es un virus estacional, está presente todo el año. Daña el sistema inmunológico y a cualquier órgano. Hay personas que presentan graves secuelas que les incapacita para llevar una vida normal: es el llamado long covid o covid persistente. Desde la aparición del SARS-CoV2 en 2020 comenzó a ascender rápidamente el número de dolencias cardíacas, eventos celebrovasculares y otras patologías. Aumentaron los casos de muertes súbitas. Además, asistimos a la reaparición de enfermedades casi olvidadas y otras que ni conocíamos en occidente, como la viruela del mono que en julio de 2022 puso a la OMS en alerta máxima.

En 2023 se hablaba ya en pasado de la pandemia, solo los periódicos deportivos informaban de los brotes en las competiciones. Por ellos supimos que en el Giro de Italia y en el Tour de Francia se impusieron mascarillas y se retiraron a los ciclista infectados. Para la población general ya no había cuarentenas ni bajas por covid. Sin embargo, altos cargos sí suspendían sus agendas al contagiarse.

En el Giro y el Tour la mascarilla fue obligatoria desde 2020 a 2024. Al llegar a la meta todos debían llevarla, especialmente en la zona de prensa y público.
Imagen: captura de la retransmisión del ciclismo por televisión.

El 5 de mayo de 2023 llegó el esperado anuncio de la OMS y todos los medios de comunicación se hicieron eco reproduciendo las primeras frases: “(…) Declaro con gran esperanza el fin de covid-19 como emergencia sanitaria internacional”. Pero no fueron tantos los que aclararon que la pandemia no se había dado por concluida. El discurso seguía así:

Esto no significa que covid-19 haya dejado de ser una amenaza para la salud mundial. De hecho, la semana pasada, covid-19 se cobró una vida cada tres minutos y miles de personas de todo el mundo luchan por su vida en unidades de cuidados intensivos, mientras millones siguen viviendo con los efectos debilitantes posteriores a la infección. Este virus está aquí para quedarse. Sigue matando y sigue cambiando. Sigue existiendo el riesgo de que aparezcan nuevas variantes que provoquen nuevos repuntes de casos y muertes. Lo peor que podría hacer ahora cualquier país es utilizar estas noticias como motivo para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su población de que la covid-19 no es nada de lo que preocuparse.

En España el 4 de julio se declaró oficialmente finalizada la crisis sanitaria ocasionada por la covid-19.

El 12 de julio, la OMS tiene que recordar que es conveniente seguir usando mascarillas, especialmente en lugares abarrotados o cerrados. Ya en febrero de 2023 la Sociedad Española de Epidemiología había pedido que la mascarilla se viera como una herramienta de salud pública y educación sanitaria. Pese a estas recomendaciones las personas que continúan con mascarilla en occidente siguen siendo objeto de señalamiento, burla y sospecha.

En septiembre de 2023 el Instituto de Salud Carlos III, encargado de la vigilancia en España, advirtió de que la covid había subido un 334% en dos meses. En noviembre se produjeron las primeras sentencias de incapacidad laboral por covid persistente en nuestro país. Sin embargo, la opinión pública y los propios médicos siguen sin entender esta enfermedad y derivan a los pacientes a Salud Mental.

El año 2023 se despidió con una avalancha de casos de “neumonía misteriosa” en menores de 14 años en China. En diciembre España tuvo una tasa de positividad de covid del 20% frente al 4% de la gripe.

En enero de 2024 la OMS nos recuerda que la pandemia no ha terminado.

En España la incidencia de gripe A, gripe B, covid y sincitial es tan alta que la noticia salta a la prensa y se vuelven a instaurar las mascarillas en centros sanitarios. Aumentan también los casos de neumonía y sarampión.

Cartel de la OMS recomendando el uso de mascarillas en agosto de 2024.

La cantidad de personas hospitalizadas en el hemisferio norte durante enero fue igual que el mismo mes del año anterior por lo que la Universidad de Boston concluyó que la covid no se estaba volviendo más leve, ni estaba desapareciendo.

Un amplio grupo multidisciplinar de expertos desarrolló la norma UNE 171380 que promueve la medición de CO2, ventilación y purificación del aire mediante filtros HEPA para que disminuyan los contagios. Los arquitectos llaman “edificios enfermos” a todos aquellos sin ventanas o sin ventilación. Es en estos, especialmente, donde debería aplicarse esta norma. Pero es de carácter voluntario y muy pocos interiores la han puesto en práctica.

Panel con la medición de temperatura, humedad y CO2 en el Centro Comercial Plaza Norte 2 (Madrid). 
Imagen: cortesía del usuario de X @javichu73

La covid siguió generando subvariantes de ómicron que se propagaron por el mundo durante todo el año. La XEC comenzó a expandirse por Europa en mayo de 2024 convirtiéndose en la predominante.

Nos hemos despedido de 2024 y comenzado 2025 con los hospitales colapsados por la “quintudemia” una combinación de gripe, covid-19, virus respiratorio sincitial (VRS), rinovirus y norovirus. Todos se previenen de la misma forma: ventilación, uso de mascarilla, lavado de manos, vacunas y aislamiento de positivos.

Noticia de la quintudemia en un programa de Antena3 TV.
Enero 2025.

En España se contabilizan un exceso de mortalidad de 2.800 personas en las cuatro semanas desde mediados de enero a mediados de febrero. Estados Unidos reporta el 3 de marzo de 2025 más de 162.000 casos de covid-19 y 988 fallecidos en la última semana. Este país es uno de los 39 que aún informa a la OMS (eran más de 200 en 2020) y pronto puede dejar de hacerlo por motivos políticos.

Se calcula en 400 millones los afectados por covid persistente a nivel mundial y el número sigue en aumento. La OMS estima que hasta un 30% de las personas que se infectan desarrollan covid persistente, de ellas el 79% son mujeres. En España se calcula que 2 millones de pacientes sufren esta enfermedad. Solo el 7% percibe mejoría en sus síntomas. Afecta a personas de todas las edades y puede aparecer en cualquiera de las reinfecciones. El 80% presenta agotamiento extremo y afectación neurocognitiva, aunque la sintomatología es muy amplia y puede atacar a cualquier órgano.

Los fallecidos por covid-19 en España hasta 2023 fueron 150.354 sumando los confirmados de forma oficial y los altamente probables sin prueba diagnostica. 

En el mundo se han contabilizado oficialmente 7 millones de muertos, aunque la revista científica The Lancet estimaba 17,7 millones hasta septiembre de 2022. Hoy en día se calcula que debe superar los 20 millones de fallecidos. Los contagios se cifran en más de 770 millones de casos. Quizá nunca sepamos el número de contagios, reinfecciones y decesos que acumula la covid-19 en el mundo. 

Actualmente los científicos siguen investigando medicamentos para curar la covid-19, covid persistente y buscando la vacuna que logre la inmunización frente el virus.

Han pasado cinco años desde aquel 11 de marzo de 2020 pero la mayoría parece dispuesta a sacrificar la salud por hacer una vida prepandémica sin ningún tipo de precaución: la “nueva normalidad” no era esto. Pero la hemos convertido en un concierto de toses continuo, un encadenamiento de enfermedades, olas que no se cuentan, atención primaria colapsada, hospitales tensionados, demonización de la mascarilla e ignorancia de la norma UNE 171380 y todo lo que tenga que ver con ventilación y limpieza del aire.


Aireamos, el logro de la norma UNE.
Vídeo explicativo de las medidas de ventilación en 2 minutos.

lunes, 24 de febrero de 2025

Turismo espacial.

El hombre lleva siglos soñando con viajar al espacio y ese anhelo se ha visto reflejado en la literatura y en el cine. Ya hablamos de la Carrera Espacial que enfrentó a Estados Unidos y Rusia en plena Guerra Fría. Como todos sabemos, Estados Unidos ganó esa competición con sus misiones Apolo que pusieron a varios hombres en la Luna entre 1969 y 1972.

No hemos abandonado la idea de regresar a nuestro satélite natural, pero ahora las miradas están puestas en Marte.

Como contamos también, hubo un proyecto privado, llamado Mars One, que pretendía construir una colonia terrestre en suelo marciano alrededor del año 2025, pero no pudo llevarse a cabo porque se declaró en bancarrota en 2019.

Seguimos en una carrera espacial, pero esta vez con más participantes. Estos proyectos estatales han logrado alcanzar Marte, aunque todavía ningún terrestre ha podido pasearse por el desierto rojo. Ya contamos aquí, en “un febrero marciano”, cómo la NASA, China y los Emiratos Árabes lanzaron sus respectivas naves en 2021.

www.flickr.com/photos/globovision/4543472940.
La Tierra vista desde la Luna en una de las misiones Apolo.
Imagen: www.flickr.com/photos/globovision/4543472940.

Son muchos los niños que sueñan con ser astronautas y muy pocos los adultos que lo consiguen. Así que las empresas privadas, principalmente estadounidenses, han decidido lanzarse al terreno del turismo espacial. Ellos lo llaman la democratización de los viajes espaciales aunque, en realidad, quieren decir que ya no necesitas la preparación académica y técnica de los astronautas, aunque sí tendrás que superar duras pruebas físicas para que te consideren apto. El precio es secreto, aunque hay fuentes que apuntan a que el primer turista espacial pagó más de 25 millones de dólares, pero el coste del pasaje, si es un viaje suborbital, puede ser de 400.000 dólares o menos, es negociable.

En el turismo espacial pueden distinguirse dos modalidades: los viajes orbitales (puedes orbitar la Tierra e incluso pasar unos días en la Estación Espacial Internacional) y los suborbitales ( llegas hasta la línea de Kármán, el límite de la atmósfera con el espacio exterior, desde donde verás parte de la curvatura de la Tierra durante unos minutos antes de regresar).


M. Von D. Pinterest
Vista desde la línea de Kármán.
Imagen: M. Von D. Pinterest

Hasta el momento las empresas que tienen más éxito en este nuevo tipo de turismo son SpaceX y Orion Span para el turismo orbital y Virgin Galactic y Blue Origin para el suborbital. Aunque ya están saliendo empresas “low cost”. Según las previsiones el turismo espacial se incrementará en un 40% en las próximas décadas.

Hay algo en lo que coinciden tanto los astronautas como los turistas espaciales: lo más impresionante de todo es ver la Tierra tan azul, tan bella, tan llena de vida frente al espacio oscuro y vacío. Todos regresan con la idea de que hay que cuidar nuestro planeta porque es la “nave” con la que viajamos por el Universo.

El 25 de febrero de 2025 la empresa Blue Origin lanzará su cohete New Shepard desde Texas para realizar un viaje suborbital donde irán varios turistas espaciales, entre ellos el español Jesús Calleja que nos contará esta aventura en Mediaset y Prime Vídeo. El lanzamiento será televisado en directo por los informativos de Telecinco. Calleja y sus cinco compañeros se unirán al selecto grupo de 31 personas que ya realizaron el trayecto en años anteriores.

En este viaje la capsula superará la línea de Kármán (más de 100 km de altitud) y los pasajeros estarán en ingravidez durante 3 minutos para luego descender a una velocidad de 4.000 kilómetros por hora. Esto ejercerá una presión cinco veces superior a la fuerza de la gravedad sobre ellos. Unos paracaídas irán desplegándose hasta aminorar la velocidad y lograr que la cápsula se pose en la superficie terrestre. El tiempo total del viaje será inferior a 15 minutos.

El nombre del cohete es en honor al astronauta Alan Shepard, el segundo hombre (después de Yuri Gagarin) en hacer un viaje al espacio y el quinto en pisar la Luna (lo hizo con la misión Apolo 14).

Hasta el momento, dos astronautas españoles han estado en el espacio: Pedro Duque, astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA), que viajó en 1998 y 2003 y el hispano-estadounidense Michael López-Alegría (NASA) que ha viajado varias veces y ahora es parte de la junta directiva de la empresa privada Axiom Space.

c_yusra. Pinterest.
Estación Espacial Internacional.
Imagen: c_yusra. Pinterest.

Hace muy poco Pablo Álvarez y Sara García fueron elegidos por la Agencia Espacial Europea como astronauta y astronauta en la reserva respectivamente.

En España también hemos logrado nuestro propio hito. La empresa privada española PLD Space, lanzó su cohete Miura 1, íntegramente español, la madrugada del 7 de octubre de 2023 desde las playas de Huelva. Fue un viaje suborbital que llevaba experimentos científicos a bordo y que se completó con éxito al amerizar en el Atlántico. Fue el primer cohete que salió desde suelo europeo. Esto colocó a España entre el selecto grupo de los 10 países capaces de llevar a cabo un proyecto de tal envergadura.

domingo, 19 de enero de 2025

20 de enero. La Oreja de Van Gogh.

Hay nostálgicos que cada 20 de enero cuelgan en las redes sociales la famosa canción de La Oreja de Van Gogh y cada 20 de abril la de Celtas Cortos. En esas fechas estas canciones se convierten en tendencia en X España (léase Twitter).

Y como 20 de enero es una de mis canciones y vídeos favoritos, subamos a un tren que no duerme con una maleta llena de libros, un poema de amor para viajar y busquemos la cara de la persona amada.

Portada del álbum Lo que te conté mientras te hacías la dormida.
Imagen: Youtube.

20 de enero fue el segundo single del álbum Lo que te conté mientras te hacías la dormida (2003). La canción, repleta de evocaciones poéticas y nostálgicas, relata las sensaciones que provoca un amor perdido y hallado, un reencuentro que se vive con ilusión y esperanza. Es la historia de una chica que toma un tren y se reúne con su amado en el andén de la estación de San Sebastián la madrugada del 20 de enero. Aquel encuentro está basado en un hecho real protagonizado por la cantante Amaia Montero. Además el tema homenajea a la tierra del grupo musical.

La fecha es muy significativa. El 20 de enero es el día de San Sebastián, que fue elegido patrón de la ciudad tras librarla de una epidemia de peste en el año 1597 según antiguos relatos. Desde entonces se organizaron festejos en esa fecha en honor al santo. La celebración fue cambiando a lo largo del tiempo hasta que en 1836 toma la forma actual.

Los visitantes que acudan a Donostia a celebrar el día de San Sebastián se encontrarán con la Tamborrada, un replicar constante de tambores y barriles en un desfile perfectamente vertebrado compuesto por más de veinte mil personas ataviadas al estilo del siglo XIX que interpretan temas de esa época. Los del tambor llevan uniformes militares napoleónicos y los que contestan son los “replicantes” que van vestidos de cocineros tocando barriles de madera.

https://lbsd.es/dia-de-san-sebastian-una-fiesta-que-late-a-ritmo-de-tambor/
Una momento de la Tamborrada de San Sebastián.
Imagen: lbsd.es

La Tamborrada comienza con la izada de la bandera a las 00:00h del 20 de enero en la plaza de la Constitución y se prolonga durante todo el día hasta que el alcalde arría la bandera a las 24:00h mientras suena la Marcha de San Sebastián (música compuesta por Raimundo Sarriegui y la letra por Serafín Baroja, padre de Pío Baroja, aunque suele interpretarse solo la música).

Autor: Dandradem1977
Escultura a la Tamborrada con la letra de la
Marcha de San Sebastián, un tamborrero y una aguadora.
Imagen: Wikipedia. Autor: Dandradem1977.

Así que el tema 20 de enero de La Oreja de Van Gogh, un auténtico himno para muchas personas, es el reencuentro de una pareja que va a la Tamborrada.

20 de enero (La Oreja de Van Gogh)


Pensé que era un buen momento
por fin se hacía realidad
tanto oír hablar de tu silencio
dicen que te arrastra como el mar.

Llené de libros mi maleta
también de fotos tuyas de antes
dibujé tu sonrisa junto a la mía
me dormí con tu abrigo en el sofá.

Quiero estar a tu lado
quiero mirarte y sentir
quiero perderme esperando
yo quiero quererte o morir.

En el momento que vi tu mirada buscando mi cara
la madrugada del veinte de enero saliendo del tren
me pregunté qué sería sin ti el resto de mi vida.
Y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer.

Cogí un tren que no dormía
y vi tu cara en un cristal
era un reflejo del sol del mediodía
era un poema de amor para viajar.

Quiero estar a tu lado
quiero mirarte y sentir
quiero perderme esperando
yo quiero quererte o morir.

En el momento que vi tu mirada buscando mi cara
la madrugada del veinte de enero saliendo del tren
me pregunté qué sería sin ti el resto de mi vida.
Y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer.

Te perdí y no te perderé
nunca más te dejaré
Te busqué muy lejos de aquí
te encontré pensando en mí.

En el momento que vi tu mirada buscando mi cara
la madrugada del veinte de enero saliendo del tren
me pregunté qué sería sin ti el resto de mi vida.
Y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer.

Autores de la canción: Amaya Montero Saldias / Pablo Benegas Urabayen / Haritz Garde Fernandez / Xabier San Martin Beldarrain / Alvaro Fuentes Ibarz



Vídeo de "20 de enero" de La Oreja de Van Gogh.

Youtube.

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