Parece que cada año llega antes la Navidad. A
primeros de noviembre (en algunos lugares ya a finales de octubre), cuando
todavía podemos andar en manga corta, aparecen los escaparates adornados con
grandes árboles y luces.
Son las tiendas las primeras en recordarnos que
llega esa época que en el cine y en la televisión se nos presenta como idílica,
llena de paz, amor, felicidad y
desconocidos que te saludan por la calle. La imagen de George Bailey
corriendo eufórico hacia Bedford Falls mientras grita “¡¡Feliz Navidad!!” a
todo y a todos forma parte de la memoria colectiva.
¡Qué bello es vivir! |
Con el paso de los días todo se va contagiando de
adornos, las casas, las calles, los parques y los edificios oficiales…
Cualquier rincón es bueno para poner una guirnalda de luces, una ramita de
pino, un bonito belén. Los escaparates simulan esa nieve brillante y las
postales dibujan con purpurina el blanco de las calles. Es invierno y nieva. “Let it snow, let
it snow, let it snow”… Una de mis canciones preferidas, aunque no en todas partes
nieva, ni es invierno en todo el planeta, pero ese es un pequeño detalle sin la
menor importancia. ¿Llegará
Santa Claus en su trineo con regalos para ti o tú eres más de Reyes Magos?
Los villancicos suenan a todo volumen en los centros
comerciales engalanados para invitar a las compras. Abren todos los días,
incluso los domingos.
Es curioso cómo se llenan con carteles de lo más
variopintos. ¿Estás en España? ¡No importa! ¡“Merry Christmas” lo entiende todo
el mundo! Es el lenguaje internacional, es el lenguaje de la felicidad y la
euforia colectiva. Es tan internacional
que podemos hacer variantes y todo el mundo lo sigue entendiendo. En algunas
tiendas se puede leer: “Merry Kissmas”… Es más cariñoso. En otras nos
encontramos con “the best gift” y una sonrisita se nos dibuja en la cara. En
estas fechas no hay saldos, oportunidades, descuentos, ni rebajas; hay “sales” o “Il regalo perfetto, idee partire da euro 9.95” que es más sofisticado, más
glamuroso.
-¡Llama a la Vane y pregúntale su talla!- grita una
jovencita mientras rebusca en el montón de 9.95.
Un joven levanta varias perchas con prendas de mujer
mientras su amigo las fotografía con el móvil y se dispone a enviarlas vía
“whatsapp”…
-A ver cual le gusta más- añade mientras teclea a
toda prisa.
Las mujeres eligen vestidos de fiesta, los hombres
huyen de las corbatas, los niños lloran porque quieren ir a ver aquel juguete o
pasearse por la tienda Disney. Un Santa Claus, extrañamente joven y delgado,
reparte publicidad, Melchor espera en su dorado sillón mientras su paje conduce
a un asustado pequeñín hasta su regazo mientras los padres lo fotografían
entusiasmados.
Los dependientes se enfrentan con desilusión a pilas
de mercancía desordenada, de ropa arrugada y, con cara de disgusto, observan
como antes de terminar de doblar ese montón de camisas, los clientes las están
revolviendo; las cajeras pasan los productos rápidamente, presionadas por la
mirada severa del jefe mientras las colas crecen ante ellas; las limpiadoras
murmuran malhumoradas por el confeti y la basura acumulada; los camareros
intenta recuperar el resuello mientras los comensales esperan impacientes sus
platos.
Cuando nos alejamos de ese paisaje idílico, de todos
los adornos y de los villancicos, no
encontramos el espíritu navideño ideal y maravilloso, no brillan las estrellas
de forma diferente y ningún desconocido nos desea feliz Navidad…
3 comentarios:
Tienes toda la razón, es verdad que cada vez se adelantan más las fechas navideñas, cada día se ve que es todo puro consumismo... o es que con el paso del tiempo estamos perdiendo el espíritu navideño que teníamos cuando éramos niños, y deseábamos que llegara éstas fechas para disfrutar de los vacaciones del colegio y de los juguetes. Muchos besos y eso sí, FELICES FIESTAS Y FELIZ AÑO NUEVO, que disfrutemos de nuestro espíritu navideño particular.
Has reflejado muy bien cómo son las fiestas navideñas y cómo no son, que tanto importa lo uno como lo otro.
Y ese Santa Claus "extrañamente joven y delgado" simboliza a la perfección la falsedad y el descreimiento que hay debajo de todo este tinglado.
Aunque ello no es óbice para desear que tengas un Año Nuevo muy bonito y feliz, of course.
Besitos.
Sí, Francis, nosotros seguiremos esperando un año más unas navidades de película, nuestro espiritu navideño particular :-)
Es cierto, Ángeles, que todo está mezclado con el consumismo y la falsedad. Pero no pierdo la esperanza de que algún día sea todo más sincero.
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