Las murallas de las ciudades nos señalan con sus
nombres los lugares a los que nos dirigiríamos al cruzar sus respectivas
puertas. De puertas de murallas está llena España, de calles que aún conservan
los nombres de sus puertas están repletos nuestros pueblos; pero “soles”
tampoco nos faltan.
Seguramente el primer “sol” que ilumina nuestra mente es la
famosa Puerta del Sol de Madrid, antigua entrada de la cerca que rodeaba la
ciudad separándola de los arrabales que habían ido apareciendo en las
proximidades de la muralla cristiana. Pero hay otra Puerta del Sol en España,
en una de las ciudades amuralladas más hermosas: Toledo. Con tantos cercos y
murallas podemos construir una historia de sitios, asedios, o simplemente, de
viajeros acostumbrados a amoldarse a los caprichos del camino.
Puerta del Sol. Toledo. |
Estos mismos viajeros deberán cruzar los puentes que
les conduzcan a su destino, puentes con nombres caprichosos e inspiradores. Para
los más románticos siempre estará el famoso Puente de los Suspiros de Venecia.
Se dice que fue Lord Byron quien lo bautizó con este nombre, reflejando el destino
trágico de aquellos presos que lo cruzaban para ser encarcelados en el Palacio
Ducal del que, probablemente, no saldrían. Romanticismo en el sentido original del
término.
Para las parejas desilusionadas por la poca dulzura
de la realidad tenemos más puentes y más suspiros, concretamente dos más en
Europa y uno en América (aunque no descartaría alguno más). El Puente de los
Suspiros de Cambridge, lugar favorito de la Reina Victoria; el Puente de los
Suspiros de Oxford que no cruza ningún río sino una calle uniendo dos edificios; y el Puente de los Suspiros de
Lima, mucho más modesto y cotidiano, y que tiene su propia canción.
Puente de los Suspiros. Cambridge. |
El Puente de las Siete Lunas situado en el Parque
Natural del Carrascal de la Font Roja (Alcoy, Alicante) construido para el paso
de un ferrocarril que nunca llegó, puede narrarnos la historia de una
Revolución Industrial enclavada entre bosques mediterráneos y sueños de
modernidad.
También encontraremos inspiración en edificios
oficiales o estaciones de trenes que comparten un Salón de los Pasos Perdidos.
En el Congreso de los Diputados podemos perdernos caminando sobre la mullida
alfombra, preguntándonos qué actos solemnes tendrán lugar bajo su maravillosa
bóveda, y qué historias habrán presenciado sus paredes.
Para terminar por este viaje de nombres inspiradores
y ya que, al fin y al cabo, se trata de
palabras, no olvidaremos al Instituto Cervantes (Madrid) y su Caja de las Letras. El edificio, antiguo Banco Español del Río de la Plata, conserva la
cámara acorazada, pero en la actualidad guarda algo más valioso que el dinero: la cultura. En su interior se atesora la obra de los más variados artistas, como
una memoria colectiva de todo aquello que merece la pena conservar.
Caja de las Letras. |
4 comentarios:
Una colección de nombres preciosos, y muy evocadores.
No conocía la historia del tren de Alcoy; me ha gustado mucho.
Imagino que no estara permitido el acceso a cualquier persona no?, como siempre me encantan tus textos, que pena que en Málaga no tengamos un puente de los suspiros.
Besitos de tu compi, charo.
Te felicito por el blog.
Un saludo!
Oliver
Gracias, Ángeles. Me alegra que te guste la historia del puente de Alcoy :-)
Sí, Charo. Es una pena que no haya un Puente de los Suspiros en cada ciudad, ya que hay varios... podríamos tenerlo ;-)
Muchas gracias por tu visita, Oliver. Espero volver a verte por aquí :-)
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