Todos guardamos en nuestra memoria esos maravillosos
lugares a los que nos transporta la imaginación cuando leemos un libro o vemos
una película. Muchos de ellos tienen entre sus numerosas virtudes un nombre
evocador, precioso, perfecto. Con su sola mención viajamos en el tiempo a
recuerdos de nuestra niñez, a ese tiempo en el que jugábamos, sonreíamos,
llorábamos o nos escondíamos de la realidad en un castillo encantado, en un
bosque mágico, en una playa desierta o en una librería fantástica.
¿Quién no ha deseado volar con Peter Pan al País de
Nunca Jamás, visitar con Alicia el País de las Maravillas, viajar a Narnia,
recorrer la Tierra Media, o curiosear en el Cementerio de los Libros Olvidados?
En estos y otros lugares que nos trae el recuerdo de la lectura de nuestros
libros favoritos, pensamos siempre con simpatía, nostalgia o ternura.
Cualquiera de nosotros podríamos mencionar una
decena de fantásticos reinos, países o parajes creados en la mente de un
escritor y transformados en un lugar universal para todos aquellos que hemos
tenido la suerte de descubrirlos. Pero, si bien, sus nombres suelen ser
hermosos y sugerentes, también existen lugares reales con nombres inspiradores
que perfectamente podrían ser fruto de la imaginación y protagonizar una hermosa
novela.
Castillo del Buen Amor. |
Hay varias localidades en España que se llaman
Villamor, nombre que da para escribir más de un poema, formar parte de un
romancero o un cantar de gesta, en especial Villamor de los Escuderos, un
municipio con poco más de medio millar de habitantes en la provincia de Zamora.
Y ya que hablamos de amores no podemos olvidarnos
del maravilloso Castillo del Buen Amor (Salamanca) construido sobre unas ruinas
del siglo XI y que fue propiedad de los Reyes Católicos. Declarado Monumento
Nacional en 1931, puede servirnos de inspiración para una novela histórica que
comenzaremos a escribir en el mismo castillo, por supuesto, en una de las
habitaciones del actual hotel.
¿Quién no conoce el hermoso Monasterio de Piedra en
Zaragoza? Sí, sí, los monasterios suelen serlo, pero ninguno tiene el honor de
ser la primera cocina de España donde se preparó un chocolate. El cacao se lo
entregaron los aztecas a Hernán Cortés y uno de los monjes que viajaba con el
conquistador envió el cacao y la receta al Monasterio de Piedra donde probaron
tan exquisito manjar. Como para escribir toda una novela de aventuras y, si me
apuras, hasta una trilogía.
Monasterio de Piedra. |
Otro lugar precioso con nombre imaginativo es la
Playa de las Catedrales (Ribadeo, Lugo). En la pleamar, la playa esconde su tesoro,
pero si paseamos por la orilla durante la bajamar descubrimos como la erosión
ha construido en los acantilados de pizarra una suerte de arcos y arbotantes,
como de ruinas góticas, y el viento arranca murmullos que a algunos les recuerda
las notas de un órgano. Lugar perfecto para cualquiera de aquellos románticos
creadores de una edad media fantástica, poblada de edificios en ruinas, lugares
misteriosos y amores imposibles.
Playa de las Catedrales. |
De misterios que no son de este mundo nos puede
hablar la Torre del Diablo (Wyoming), lugar popularizado por la película
“Encuentros en la 3ª fase”. Este impresionante cuello volcánico fue el primer
lugar declarado Monumento Nacional de los Estados Unidos. Los numerosos
visitantes se dedican a la escalada, la fotografía o la observación
astronómica. Cuenta una leyenda india que su aspecto se debe a los zarpazos de
un oso gigante. Terreno abonado para un relato sobre mitos antiguos, un cuento
de terror o de… ciencia-ficción.
4 comentarios:
Excelente relato, aunque yo sólo conozco La Torre del Diablo por Encuentros en la Tercera Fase.
Muy interesante. Y no olvidemos ese bello nombre de un pueblo de Jaén: Guarromán, que aunque parece muy feo o cómico, en realidad es muy bonito: guad-roman, "río de los granados".
Rafa, muchas gracias por tu interés.
Ángeles, gracias por tu aportación. Hay muchos nombres preciosos :-)
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