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martes, 30 de abril de 2019

Sobre la catedral de Notre Dame de París y su incendio.


El 15 de abril de 2019 quedará marcado en los libros de historia del arte y se reproducirá en los documentales sobre  los acontecimientos del siglo XXI. Ese lunes santo internet se llenó de fotografías que a muchos nos parecían imposibles. Toda la tarde y toda la noche se sucedieron las noticias eclipsando a cualquier otro suceso: la catedral de Notre Dame de París ardía pasto de las llamas. 

Vista de Notre Dame de París desde el río Sena. 

Una de las cosas que caracterizan a los seres humanos es nuestro pensamiento simbólico, y entorno a los símbolos hemos creado nuestro imaginario y nuestro mundo. Son algo que va más allá de lo material, que transciende, que perdura y que representa al mundo entero, sin importar raza o creencias.
"(…) En pocas palabras, es una especie de recreación humana, poderosa y fecunda como reacción divina, de la que parece haber tomado el doble carácter: el de la variedad y la eternidad. (…). Nuestra Señora de Paris es, en particular, una curiosa muestra de esta variedad. Cada frente, cada piedra del venerable monumento es una página, no solo de la historia de un país, sino también de la de ciencia y del arte(…). Las grandes producciones de la arquitectura (…) son el depósito que deja una nación, las acumulaciones que forman los siglos, el residuo de las sucesivas evaporaciones de la sociedad humana. (…) Los grandes edificios son como las grandes montañas, obra de los siglos". Fragmento de "Nuestra Señora de París", Victor Hugo (1831).
Ese día nefasto se incendió uno de estos emblemas, de estos vetustos gigantes que han resistido el paso de los siglos, que han visto pasar la Historia, que han contemplado millones de personas de todas las épocas y que nunca imaginamos que podría desaparecer. Aunque en el mundo ocurren tragedias todos los días, algunas se graban a fuego en las pupilas de quienes las contemplan porque nos hacen perder algo que nos pertenece a todos.
Son precisamente los mismos sentimientos con los que juegan los artistas, especialmente los cineastas, cuando representan grandes catástrofes en la pantalla y sabemos que es el fin de nuestra civilización cuando los terremotos abren la tierra, las olas alcanzan las más altas montañas o cuando el fuego consume los monumentos emblemáticos Patrimonio de la Humanidad y estos se derrumban ante nuestra angustiada mirada. Es el recurso más efectivo para impresionar a los espectadores.

https://www.lasexta.com/noticias/internacional/notredame-envuelta-llamas-imagenes-incendio-catedral-paris_201904155cb4c4e10cf2e136694d6ee1.html
Vista aérea de la techumbre de Notre Dame envuelta en llamas tras caer la aguja.

Pero no era una película lo que se reproducía a tiempo real cuando la aguja de la catedral de Notre Dame se desplomaba llevándose consigo parte del tejado. Esa techumbre que formaba una cruz latina, solo apreciable a vista de pájaro, a la que llamaban el bosque precisamente porque tuvo que talarse un bosque entero en el siglo XII para construirla.
https://www.lasexta.com/noticias/internacional/notredame-envuelta-llamas-imagenes-incendio-catedral-paris_201904155cb4c4e10cf2e136694d6ee1.html
Incendio en Notre Dame. Minna Fotografia.
Los bomberos no podían apagar aquel incendio, la isla de la cité había sido desalojada y acordonada, los parisinos rezaban, el resto del mundo contenía la respiración temiéndose que la catedral más famosa, una de las primeras que vio nacer el gótico, el símbolo de Francia, el edificio más visitado de Europa se vería reducido a cenizas. A nuestra mente acudían otros incendios que nos habían privado de demasiado conocimiento, demasiados monumentos, demasiado arte, demasiados símbolos… De algunos solo poseemos una descripción, de otros un dibujo y una vieja fotografía en el mejor de los casos.
Interior de Notre Dame antes del incendio.
El suelo sobre el que se colocó la primera piedra de la catedral de Notre Dame de París en 1164 ante la presencia del papa Alejandro III, siempre fue sagrado. Sabemos que ya en época celta existía un edificio y que los romanos erigieron un templo allí, que más tarde se convirtió en una iglesia románica, sustituida por la catedral gótica que se levantó en el siglo XII. Desde el principio fue considerado un lugar de poder, un universo en miniatura que representaba lo intangible. La luz, invisible al ojo, se convertía en color casi palpable  a través de las vidrieras de cristal y plomo, el sonido vibraba en sus antiquísimos órganos y el olor del incienso casi se solidificaba. Sus piedras talladas con relieves y esculturas narraban escenas bíblicas que los fieles, aunque en su mayoría analfabetos, sabían interpretar. Pero muchos aseguran que allí también había mensajes ocultos, que el templo era un libro de piedra que atraía a iniciados en diferentes filosofías, miembros de sociedades secretas y alquimistas. Poco podían imaginarse los seguidores de la Orden del Temple que su Gran Maestre, Jacques de Molay, sería quemado en la hoguera delante de la catedral de Notre Dame en 1314 mientras profería una maldición al papa Clemente V y a Felipe IV de Francia, asegurándoles que en menos de un año volverían a verse ante el tribunal de Dios, palabras que resultaron proféticas.
En 1429, durante la guerra de los Cien Años, Enrique VI de Inglaterra se coronó rey en el interior del ya simbólico templo.
Pero el paso del tiempo, las modas y el deterioro también forman parte de la historia de un monumento y, aunque Notre Dame, sirviera de inspiración a muchas otras catedrales que se levantaron en Europa, fue descuidada. Las inclemencias meteorológicas hicieron peligrar la aguja y tuvo que ser desmontada en 1786. Poco después llegaría la Revolución francesa y con ella la desacralización, dispersión de sus reliquias, destrucción de algunas de sus imágenes y alteración de su estructura. Y de templo devocional, pasó en 1793 a simple almacén de alimentos hasta que Napoleón la devolvió a la Iglesia en 1802, coronándose allí mismo emperador de Francia el 2 de diciembre de 1804. Aunque maltrecha, blanqueada y adornada con grandes cortinajes que ocultaran su deplorable estado de conservación, los muros de Notre Dame fueron testigos de cómo Napoleón arrebataba la corona de manos del papa Pío VII para ceñirla en su cabeza. 

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Jacques-Louis_David,_The_Coronation_of_Napoleon_edit.jpg
La consagración del emperador Napoleón (1804). Jacques-Louis David.
Museo del Louvre. París.

Durante el siglo XIX eran muchas las voces que se levantaban contra la arquitectura gótica y el trazado medieval, decantándose por el estilo de la época. Rápidamente los edificios fueron demolidos y reemplazados. Víctor Hugo repartía panfletos abogando por preservar el patrimonio artístico medieval. Pero nadie le prestaba la menor atención. Así que cuando su editor Grosselin le solicitó una nueva novela, nuestro escritor vio la oportunidad de convertir a  Notre Dame en la gran protagonista de su obra. La escribió solo en seis meses, situó la historia en la Edad Media, dedicó capítulos enteros a la descripción de la catedral y le puso un prólogo defendiendo el arte gótico. En 1831 salía a la venta Nuestra Señora de París con gran éxito de público y crítica. Había conseguido su objetivo, ahora todo el mundo se interesaba por su antigua catedral y se contrató, en 1844, a uno de sus arquitectos favoritos, Eugène Viollet-le-Duc, para repararla, añadir las gárgolas y construir una nueva aguja en estilo neogótico de 96 metros de altura.

 https://www.revistaarcadia.com/historia/articulo/notre-dame-y-el-paris-medieval/73910
Portada de "Notre-Dame de París" (1865), de Victor Hugo, grabada por Yon y Perrichon.
"Y la catedral no era solo su compañera, era el universo, mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma.” Fragmento de "Nuestra Señora de París" (1831)de Victor Hugo.
Pero los muros de Notre Dame aún tenían mucha historia por contar. Durante la Comuna de París en 1871 se apilaron los bancos y los confesionarios en el interior y se les prendió fuego, pero no hubo graves consecuencias. La catedral resistió, y pudieron reemplazarse las ventanas levantadas en la revolución francesa por rosetones y fabricar vidrieras de colores para las medievales que se habían perdido. En 1909, para la beatificación de Juana de Arco, el templo estaba en buen estado. 
Vista de uno de los rosetones de Notre Dame desde el interior de la catedral.
La Primera Guerra Mundial no afectó a nuestro templo, su víctima fue la famosa catedral de Reims, hermana de Notre Dame, que fue bombardeada, desolando a las personas de la época que vieron en ello un símbolo de la destrucción de la civilización.
La Segunda Guerra Mundial amenazó a Notre Dame hasta sus cimientos. Tras ocupar París, Hitler dio la orden de dinamitar todos los monumentos en caso de perder la guerra. Aún no sabemos si el general al mando no se atrevió a ejecutar el mandato, no le dio tiempo a hacerlo, o la resistencia francesa (con un buen número de españoles en sus filas) consiguió impedirlo, lo cierto es que las campanas de Notre Dame replicaron anunciando la liberación de la ciudad en 1944.
San Jorge y el dragón delante de las vidrieras de Notre Dame.

Poco imaginaban las autoridades francesas lo que ocurriría cuando consiguieron, con dificultades, recaudar dinero para financiar las nuevas obras de restauración del edificio y, en especial, de la aguja central. Los donantes debieron pensar que hay tantas urgencias en el mundo que requieren de esas inversiones que una restauración más podía esperar, hasta que el fuego, consumiendo un símbolo de la cultura, nos enfrentó a la verdad. Todo el techo de Notre Dame ardía y la aguja neogótica que se pretendía restaurar se desplomaba haciéndonos sentir que no era Francia quien perdía un símbolo, éramos todos, pues la UNESCO la había declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991. Después no hizo falta pedir dinero, los donativos millonarios llegaban solos.

Vista de la catedral con la famosa aguja desde el río Sena.
Dice la leyenda que las gárgolas, esos seres monstruosos que en realidad sirven para desalojar el agua de la lluvia, son guardianes del mal, vigilan desde los tejados de Notre Dame que el mal no atraviese sus puertas… y que precisamente las habían retirado días antes para restaurarlas…

No es la primera, ni será la última catedral que se incendie. La catedral de León, otra joya del gótico, sufrió un incendio de semejantes características tras caerle un rayo en 1966. Se derrumbó la techumbre de madera y se temió que quedara reducida a cenizas. Pero los expertos actuaron pronto y con espuma consiguieron salvar su templo. Intentar apagar el fuego con agua hubiese sido un error ya que el tipo de piedra que se utilizó en aquellas catedrales la absorbe, pesa y debilita la estructura, aumentando el riesgo de derrumbe del edificio. Los leoneses reconstruyeron su catedral rápidamente y dieron ejemplo al futuro.
La catedral de León también fue pasto de las llamas y perdió la techumbre medieval,
pero conservó prácticamente en su totalidad las vidrieras originales.

Notre Dame también será reconstruida. Dentro de cien años la mayoría de las personas olvidarán que hubo un incendio en la catedral de París y se sorprenderán cuando un guía se lo cuente. Después de todo, hay tantos edificios que creemos originales y no lo son. Una generación queda conmocionada por el desastre, pero vuelven a trabajar para recuperar aquello que habían perdido.
Todos respiramos aliviados al comprobar cómo resistían sus paredes de piedra, el famoso rosetón y las torres originales. Las reliquias que guardaba y el tesoro fueron rescatados de inmediato. La aguja y las vidrieras pérdidas databan del siglo XIX, las vigas de madera de la techumbre eran de las pocas originales que quedaban en el mundo, de árboles del siglo XII y algunos anteriores reaprovechados, colocados con esmero por las manos de personas que trabajaron allí hace ocho siglos. Eso es irremplazable, no hay reconstrucción que pueda devolvernos lo perdido.
Las obras de arte hay que cuidarlas, porque son el legado de nuestra civilización, de las generaciones anteriores a las posteriores. Aunque nos pertenezcan a todos, no dejan de ser algo prestado, nosotros somos eslabones de esa cadena que tiene que llevarlas al futuro, porque cuando caiga el último edificio emblemático, habrá caído la civilización. Es la transcendencia, el legado y nuestro símbolo.

36 comentarios:

Conxita C. dijo...

Bonito homenaje con tu entrada a Notre Dame. Todos perdimos con ese incendio aunque se restaurará y dentro de unos años ni se recordará el incendio. A mi me sigue sorprendiendo la voracidad del fuego y que no haya más medidas anti incendios en estos edificios con tanta madera pero he escuchado que a pesar de las imágenes los bomberos hicieron un gran trabajo y evitaron muchos daños, yo no lo sé ver.
Escuché que en el tejado de la catedral ( en la parte de puedra que no se desplomó) rescataron sin daños varias colmenas de abejas de una especie que se había extinguido en Paris y que estaban intentando que volviera a polinizar las flores de la ciudad, me pareció una historia bonita dentro de la tristeza por esa pérdida.
Besos

José dijo...

Muy interesante este artículo. Está muy bien.

Ángeles dijo...

Las imágenes siguen resultando escalofriantes, y me imagino a Victor Hugo llevándose las manos a la cabeza...
En fin, al menos tenemos la esperanza, o la certeza, de que se reconstruirá, y este episodio formará parte de la azarosa historia de la catedral.

Muy bonito tu homenaje, y me ha gustado mucho también lo que comenta Conxita de las abejas. No lo había oído y me parece muy metafórico.

Florentino dijo...

Interesante. Buenas noches.

Julia dijo...

Interesante historia que nos relata. Gracias por su narración.

Milagros dijo...

Excelente artículo.

Carmen dijo...

Interesante lo que dices y totalmente cierto.

Anónimo dijo...

Sí, muy interesante.
Lola.

Anónimo dijo...

Gracias por tan magnífico y detallado artículo.
Jesús.

Antonio dijo...

¡Excelente artículo! Gracias por publicarlo.

Anónimo dijo...

Magnifico artículo , muy detallado desde el comienzo .Gracias.
Eva

Anónimo dijo...

Cuanto hemos aprendido!!!!!! Teresa

Nati dijo...

Muy buen articulo que engloba toda la historia de Nôtre Dame, tan sólo un inciso, todo lo que se ha llegado a decir de qué las gárgolas habían sido retiradas y por eso la Catedral se quedó desprovista de sus guardianes es mentira, las que se encontraban en restauración desde hacía una semana antes el incendio eran las estatuas que decoraban el techo de la catedral. Gracias por compartirlo.

Anónimo dijo...

La catedral sobre suelo sagrado se levanto para Dios. Se hizo para la liturgua y en un sentido anagogico. Era la ciudad celestia, la Jerusalen terrestre. No es para la Catedrala. Es paea Dios. Catedral casa de Dios. No es el arte..es el arte q teaaciende lo q se debe preservar. Si el hombre de fe . Si el hombre sigue creyendo en Dios..la catdral volvera a ser lo q tiene ser. Y en sentido anagogico q no es leral...Pris fuego al mundo. Wl fuego de la fé. Pilar

Mirta dijo...

Gracias por tanto que nos tienes acostumbrados...

Pili dijo...

Excelente artículo! Mil gracias por compartirlo. El peso de los siglos se siente en el interior. Cuando estuve allí no pude aguantar mucho rato dentro, me sentí como aplastada y muy agobiada. Mis amigas se quedaron pero yo tuve que salir de allí porque me faltaba el aire. Una lástima.

Anónimo dijo...

Maravilloso art'iculo.
Ana María.

Anónimo dijo...

¡ Un profundo pesar invade al mundo,precisamente por tan terrible tragedia,aunque...¿ en el mundo igualmente no hay gentes hambrientas esperando solo un mendrugo de pan , aun siendo de dureza extrema ?.¡ Esta norma ni da prestigio , ni da dinero extra; tan solo enardece la nobleza,el respeto y el honor , y a la larga no interesa,¿ preocuparse por el necesitado...?, ¡ Es una broma de mal gusto !.(Alaxe ).

Belén dijo...

Un resumen mu bonito para una catedral con una larga historia. Victor Hugo fue un gran defensor en París para que no desaparecieran los monumentos; cuando se desenterraron las Arenas de Lutecia, el peleó conta el ayuntamiento de la ciudad para que nos las enterraran de nuevo. Y sobre bombardear París por orden de Hitler: en agosto de 1944, último mes del dominio nazi en la capital, Hitler ordenó a su gobernador militar en París, Dietrich von Choltitz, dinamitar toda la ciudad. Afortunadamente, Choltitz desobedeció esta orden, tal vez el hecho de ser descendiente de franceses, pudo influir. Años más tarde, su actuación fue aplaudida como "el salvador de París". Pero según versiones de resistentes franceses, Choltitz siempre fue fiel a Hitler y únicamente tomó esta decisión porque sabía que la batalla por París estaba perdida, y quería evitar represalias de los franceses contra sus hombres. El caso es que la catástrofe no ocurrió y la torre Eiffel se mantuvo en pie.
No puedo certificarlo con datos porque me leyeron el artículo y no pensé en guardarlo para estas ocasiones: El estado francés destina todos los años alrededor de unos 7 u 8 mil millomes de euros para ayudar a ortos paises en sus necesidades. Si se recaudaron unos mil, en parte por las grandes fortunas de Francia y el extranejro, creo que habria que dejar de criticar la restauración de Notre-Dame.

Ana dijo...

Magnifico articulo. Muchas gracias.

RAFA dijo...

DEBERIAN DE RECONSTRUIRLA TAL CUAL ESTABA Y NO HACER REFORMAS MODERNAS QUE NO TENDRIA SENTIDO.

V Arrieu dijo...

Un artículo muy documentado y un hermoso recorrido por la historia y el arte que nos induce a reflexionar sobre muchos temas: el arte, el tiempo, la tolerancia, la violencia, la condición humana y nuestra sed de símbolos, ideales de toda índole, espiritualidad y utopías .

miguel angel dijo...

Pues un articulo documentado y lleno de anécdotas, curiosidades desde luego que solo un monumento de su categoría podría asumir, gracias por compartirlo ,

MJ dijo...

Conxita, me encanta tu comentario. Efectivamente, yo también leí lo de las colmenas. No se puede negar que están en todo: salvar la obra de arte y la naturaleza...

MJ dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Ángeles. Sí, se han perdido la madera medieval superior. Estamos seguros de que reconstruirán la catedral.

MJ dijo...

Muchas gracias José, Florentino, Julia, Milagros, Carmen, Lola, Jesús, Antonio, Eva y Teresa por vuestros comentarios, gracias por tomaros la molestia de leer un texto tan largo y me alegra mucho que os haya resultado interesante.

MJ dijo...

Nati, muchas gracias por el apunte. Había leído en varios sitios que ya habían retirado las gárgolas "protectoras" cuando se produjo el incendio y como se destacaba ese carácter mágico o fruto de la casualidad, como cada uno quiera verlo. Te agradezco la aclaración y tus buenas palabras.

MJ dijo...

Gracias por dejar tu comentario, Pilar. Efectivamente, es una catedral y hay muchísima gente que se acerca a ella por religiosidad. También es una obra de arte y un icono de Francia, así que también son muchos los que la aprecían por su monumentalidad y por un significado más allá del religioso.

MJ dijo...

Mirta, Ana María, muchas gracias por vuestras buenas palabras y por haber dejado un comentario.

MJ dijo...

Pili, muchas gracias por leer el artículo. Me alegro que te haya gustado. También te agradezco que hayas compartido tu experiencia con nosotros. A veces ocurre que hay personas con una sensibilidad especial y los lugares cargados de historia (y muchas veces hechos tristes o violentos) les hacen sentir mal y necesitan alejarse de ellos. Cada uno vive su propia experiencia con el sitio y no deja de ser una especie de diálogo que se establece con él. Hay mucha gente a la que el arte no les dice nada y solo van a hacerse la foto. Está claro que ese no es tu caso.

MJ dijo...

Anónimo (Alaxe) hay muchas personas que comparten tu opinión, pero también somos muchos lo que creemos que una cosa no está reñida con la otra, que todos, en la medida de nuestras posibilidades, ayudamos a las diferentes necesidades de las personas y del mundo. Pero mantener el Patrimonio de la Humanidad en el mejor estado posible para legarlo a las generaciones futuras como las pasadas nos lo han legado a nosotros y conservar los hitos del mundo también debe importarnos. Como cuento en el artículo, tardaron muchos años en recaudar dinero suficiente para poder afrontar la restauración (en este caso fatídica restauración), es decir que no daban dinero y ha tenido que ocurrir una desgracia que puso el problema en primera página de la prensa para que la ayuda llegase.
Gracias por comentar.

MJ dijo...

Muchas gracias por toda la información que aportas en tu comentario Belén. Efectivamente, Victor Hugo fue un gran defensor del arte medieval y de los monumentos de París y la ciudad le debe mucho. También he leído multitud de versiones sobre porqué Choltitz desobedeció la orden de Hitler de destruir todos los monumentos de París al retirarse de la ciudad (no solo la Torre Eiffel). Por suerte, no lo hizo y ahí los tenemos todos en pie.

MJ dijo...

Muchas gracias a ti, Ana.

MJ dijo...

Rafa, yo también pienso como tú. Ya están circulando los proyectos y algunos son preciosos y otros descabellados. Creo que esos proyectos tan bonitos podrían ser magníficos en un edificio de planta nueva, pero que en una catedral medieval debe respetarse su aspecto anterior al incendio pero aplicando las nuevas técnicas y materiales de construcción. Aunque no es de extrañar que haya personas que piensen que, como en la mayoría de las ocasiones las catedrales han tardado siglos en ser terminadas y se ha ido construyendo aportando el estilo de cada época, se debiera añadir el estilo de la nuestra.

MJ dijo...

¡Muchísimas gracias V Arrieu! Tu comentario es precioso y me alegra mucho que el artículo te haya evocado tantas cosas.

MJ dijo...

Miguel Ángel, muchas gracias a ti por tu amabilidad.

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