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viernes, 1 de septiembre de 2017

Jane Austen. El bicentenario I


En varias de esas webs literarias que, afortunadamente, abundan en las redes, han hecho una clasificación con los más famosos comienzos de las joyas de la literatura universal y, por supuesto, uno de los primeros puestos siempre lo ocupa aquella frase, en forma de mandamiento social, que plasmaba Jane Austen en su obra más célebre: Orgullo y prejuicio.

Es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.

http://www.bbc.co.uk/programmes/p01sf9ly/p01sds21
http://www.bbc.co.uk/programmes/
p01sf9ly/p01sds21
Página inicial de la edicion de
 "Orgullo y prejuicio" de 1813.
Se cumple ahora el 200 aniversario de la muerte de esta maravillosa escritora y los actos se suceden en Inglaterra. Somos millones los lectores que la consideramos una de las mejores escritoras de todos los tiempos.

En su época, se la conocía como “la señorita que escribe”. Eran muchas las mujeres que lo hacían sin llegar a nada, y no todas adolecían de falta de talento, pero era sabido que la inclinación de una joven hacia la escritura no podía ser más que una afición pasajera mientras lograba su verdadero propósito en la vida, que no era otro que casarse y tener hijos. Algunas de esas mujeres se lo tomaban mucho más en serio de lo que los hombres imaginaban, pero llegaba un momento en el que sus obligaciones como esposa y madre (es decir, llevar una casa, tener muchos hijos y cuidar de ellos y del marido) les quitaba el tiempo y las fuerzas necesarias para continuar con lo que el esposo consideraba una distracción que la apartaba de las tareas a las que estaba destinada. Jane pudo seguir con su “distracción” porque no llegó nunca a casarse. Se sabe que tuvo un amor de juventud, que en una ocasión la familia intentó emparejarla (ante el horror que suponía que se quedara soltera), arreglo que ella rehusó, y que, tiempo después, llegó a aceptar una proposición de matrimonio para al día siguiente romperla. Sin embargo, se han descubierto recientemente dos certificados de matrimonio a nombre de Jane Austen en los archivos del registro civil de Steventon (localidad donde nació), pero los expertos han rechazado la idea de uno (o dos) matrimonios secretos de la escritora, a la que ni siquiera se le conoce un gran amor. Al parecer, ella misma podría haberlos falsificado como un simple juego (o quizás con otro propósito que hoy se nos escapa) al tener acceso a los registros por ser la hija del párroco del pueblo.

La vida de Jane se parecía a la que reflejaba en sus novelas. Pertenecía a la pequeña burguesía rural y era la séptima de ocho hermanos, seis de los cuales eran varones. Las cosas no eran fáciles para las mujeres de aquella época, estaban sometidas a un estricto control social, no disponían de dinero propio, no heredaban (cualquier familiar varón, aunque fuera el primo más lejano, heredaba antes que la esposa o las hijas del difunto), su única esperanza era casarse con alguien de posibles y, si no lo conseguían, quedaban como tristes solteronas a merced de la caridad de algún pariente.  Eso fue lo que les pasearía a las mujeres Austen (Jane y su hermana Cassandra, ambas solteras, y su madre después de enviudar).

Baños romanos de Bath.
Foto cortesía de Marifé.

Jane pasó una buena parte de su vida en Steventon, pero luego tuvo que marcharse a Bath. La ciudad era famosa ya desde tiempos del emperador Claudio por sus aguas medicinales de las que se decía que lo curaban todo. Ya había estado en la localidad acompañando a uno de sus hermanos que fue tratado en el balneario. La joven había llegado a ambientar escenas de sus novelas allí, pero la ciudad le era tan detestable que cuando su padre le comunicó que  se mudaban a Bath, Jane se desmayó de la impresión.

En 1801 ya estaban instalados. Todo fue bien al principio, Jane tenía tanta vida social que apenas escribía. Le gustaba pasear todos los días por los Sydney Gardens, incluso estaba suscrita (en la época había muchos parques de pago). Era toda una atracción con sus cascadas, sus cuevas y las ruinas de un castillo, incluso tenía un laberinto donde los jóvenes enamorados podían perderse por el módico precio de tres peniques, aunque corrían el riesgo de extraviarse verdaderamente y no encontrar la salida en muchas horas. Por la mañana se servía un desayuno, al mediodía se bailaba y por la noche se encendían innumerables lámparas de gas para iluminar la cena mientras un concierto amenizaba la velada y los fuegos artificiales cerraban la jornada a las diez de la noche.
El puente Pulteney atraviesa el río Avon en Bath (1773)
Foto cortesía de Marifé.

Estatua de cera con el aspecto
que debió tener Jane Austen
según los estudios forenses.
En el Jane Austen Center.
Foto cortesía de Marifé.
Muchas tardes, los Austen tomaban su afternoon tea de la marca Twinings (que sigue comercializándose) y era Jane la encargada de prepararlo con esmero y servirlo en una taza sin asa (al estilo chino) con unos panecillos ingleses con mantequilla. El té era un producto muy caro que había que guardar bajo llave (quizá para evitar tentaciones al servicio, que se conformaba con comprar hojas de té usadas). Después jugaban a las cartas. Sabemos que el speculation era el juego preferido de nuestra escritora y que se apostaba con la chaqueta del revés, para atraer a la buena suerte.

Pero no todo eran diversiones en Bath, junto a los enfermos leves, también estaban los graves que apenas podían moverse de la cama y era frecuente ver a sus familiares pedir voz en grito una sedan chair, o silla de mano, con la que trasladar al doliente hasta los baños. Por la noche daba impresión ver a los maleducados porteadores llevando al enfermo (o a una señorona que no quería embarrarse las enaguas) mientras el link-boy (un muchacho con una antorcha) les iluminaba el camino. Aún quedan algunos matacandelas por las calles.

Durante los cinco años que vivieron en Bath, la familia Austen fue sufriendo un progresivo empobrecimiento que se materializó con la necesidad de mudarse a viviendas cada vez más pequeñas, humildes y en lugares más deprimidos. Entonces fue cuando Jane y Cassandra se dieron cuenta de la enorme importancia del dinero y lo absurdo de las convenciones sociales y, aunque parecía no pesarles el hecho de ser solteras y no contar con el respaldo de un marido, tuvieron que vivir las humillaciones derivadas de su precaria economía.



Cada mes de septiembre, desde el año 2001, se celebra un festival en  Bath en honor a Jane Austen. Aunque ella odiaba aquel lugar, es, precisamente allí, donde se congregan todos los años miles de admiradores de la escritora y se disfrazan al estilo georgiano, haciendo retroceder el tiempo en la famosa ciudad de los balnearios. Para celebrar el bicentenario serán mayores los festejos y los actos que acogerá esta famosa localidad.

Recreación de como pudo ser el
escritorio de Jane Austen en el museo
dedicado a ella en Bath.
Foto cortesía de Marifé.
El Jane Austen Center (situado en Gay Street, la misma calle donde vivieron los Austen) tiene una magnífica colección de muebles, vestuario y tienda de recuerdos donde abundan las postales y diversos objetos que recuerdan el amor de la heroína Elizabeth Bennet y el señor Darcy en Orgullo y prejuicio. No faltan alusiones a las muchas versiones cinematográficas y televisivas que se han hecho, siendo la más querida por los ingleses la que la BBC filmó con Colin Firth encarnando al prejuicioso y orgulloso protagonista y que paraliza el país cada vez que se repone en televisión una vez al año, como ya contamos aquí.   

Además podemos refrescarnos en cualquier bar de la ciudad con un cóctel inspirado en alguno de los personajes de Austen, como el Lizzy B, el Darcy o el Northangover Abbey.

En el piso superior del Jane Austen Center hay una cafetería donde está colgado el retrato del señor Darcy.
Las camareras te sirven el té al más puro estilo siglo XIX y van vestidas con trajes de la época.
Foto cortesía de Marifé.



Tras la muerte de su padre, Jane, acompañada de Cassandra y su madre, se trasladó a vivir con su hermano Frank (que estaba casado y tenía varios hijos) a Southampton donde ya había pasado algunos periodos de su vida. Allí, nuestra escritora continúo con sus largos paseos, admirando los paisajes de la campiña, los restos medievales y las murallas y encontrando inspiración para sus novelas. Frank, que era capitán naval, las llevaba de excursión por el río hasta Northam donde se construían los buques de guerra. Allí vivieron tres años hasta que decidieron dejar a Frank en la intimidad de su hogar y mudarse a Chawton, llevando consigo a Martha Lloyd, una buena amiga de la familia.


Este año Southampton recoge numerosos actos para conmemorar el 200 aniversario de la muerte de Jane Austen. Quien viaje al condado de Hampshire podrá pasear por la campiña que inspiró a la famosa escritora, asistir a charlas, exposiciones y obras de teatro.


En Chawton, las cuatro mujeres tuvieron que vivir modestamente en una pequeña casita que su hermano Edward (adoptado por unos familiares ricos y heredero de una gran fortuna, como en las novelas de Jane) tuvo a bien cederles. Allí pasó los últimos ocho años de su vida.

A pesar de las estrecheces, a Jane le agradaba aquello y la tranquilidad que se respiraba le permitió dedicarse de pleno a la escritura. Le gustaba ponerse en una mesa redonda muy pequeña que se encontraba situada en el salón, porque la puerta chirriaba al moverse y la avisaba de la llegada de alguna visita con tiempo suficiente para guardarse el escrito en el escote.

Así, a escondidas y solo con el conocimiento de su hermana y su madre, Jane había escrito ya varias novelas. Pero fue en Chawton, en aquella mesita y con la puerta chirriante que nunca quiso arreglar, donde revisó Sentido y Sensibilidad (publicada en 1811), Orgullo y Prejuicio (1813) y La Abadía de Northanger (1818) y escribió Mansfield Park (publicada en 1814), Emma (1816) y Persuasión (publicada en 1818.) Sus hermanos, que hacía un tiempo que habían descubierto que Jane escribía, decidieron ayudarla a publicar sus obras (inicialmente bajo pseudónimo). La primera novela que vio la luz fue Sentido y Sensibilidad. Después se fueron publicando las demás.
Inicio del capítulo 5 de "Sentido y sensibilidad". Reverso de una postal
editada y de propiedad intelectual de Winchester Cathedral Scribes 2007.


La casa de Chawton se convirtió en 1947 en el Jane Austen’s House Museum y es allí donde se conserva aquella mesita redonda donde escribió sus grandes obras y diversos muebles y objetos que le pertenecieron. Para el bicentenario han reproducido el papel pintado original de dos de las habitaciones para acercar más la Casa Museo al aspecto que tenía cuando Jane la habitaba.



De Jane AustenCreated in vector format by Scewing - British National Archives, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15280085
Firma de Jane Austen.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jane_Austen
Finalmente Jane enfermó de gravedad y se trasladó a Winchester para intentar recuperarse, aunque ella misma sabía que no lo conseguiría. Solo unos pocos meses estuvo en esta localidad, alojada en una casa muy cercana a la catedral donde se encuentra enterrada (no por ser escritora, sino por su vinculación a la Iglesia al ser hija y hermana de reverendos anglicanos) y en su epitafio no se menciona nada sobre su obra literaria. Tuvieron que pasar más de 50 años para que se colocara una placa conmemorativa indicando su condición de escritora.

8 comentarios:

Ángeles dijo...

Me parece maravilloso que se hagan homenajes y celebraciones en honor de los autores y las obras literarias que al cabo de los siglos siguen haciendo soñar a las personas. Esa es la verdadera literatura, la que sobrevive, la que supera el paso del tiempo. Y es admirable que se escribieran esas obras en tiempos y condiciones en las que todo resultaba muy difícil en todos los sentidos.
Así que esta tarde me tomaré un té en honor a Jane y daré gracias por la literatura.
Por cierto, no sé si sabes que el gesto ése, tan británico y tan parodiado, de levantar el meñique al tomar el té, tiene su origen en esas tazas sin asa a las que te has referido. Como habia que coger la taza por el borde para no quemarse, se levantaba el meñique para guardar el equilibrio y que la taza no se volcara o se cayese.
Luego el gesto ha quedado casi como parte de un ritual :D

Marifé dijo...

Maravillosa la entrada de Jane Austen...me ha gustado mucho leerla!

Mariví dijo...

I've a text very good in English. It's of her life and her centre.

Lynne dijo...

Un magnífico artículo, una exaltación magistral de lo divino y lo cotidiano, deberían tomar nota, el reconocimiento a los literatos,etc, engrandece un Pais

MJ dijo...

Muchas gracias por tu aportación, Ángeles. No, no sabía que el gesto tan inglés que nos causa gracia de levantar el meñique cuando toman el té, fuera por ese motivo. Muy interesante.
Opino como tú, la verdadera literatura es la que ve pasar los siglos y supera el paso del tiempo.
Sí, tomémonos un té en honor a Jane :-)

MJ dijo...

Muchas gracias, Marifé... Y muchas gracias por tus fotos :-)

MJ dijo...

Mariví, gracias por tu comentario (tan internacional, así, en la lengua de Jane) ;-)

MJ dijo...

Muchas gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario, Lynne. Me alegro de que te haya gustado el artículo :-)

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