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domingo, 9 de septiembre de 2012

Maratón, entre la historia y la leyenda I



La maratón es la más célebre de las carreras olímpicas, pero no figuraba entre las pruebas de los juegos olímpicos de la antigüedad, que comenzaron 300 años antes de la famosa batalla.

Cuenta la historia que en el año 490 a. C. miles de soldados persas a las órdenes de Dario I desembarcaron cerca de la ciudad de Maratón, a 40 Km de Atenas. Los atenienses y sus aliados, guiados por Milciades, contaban con 10.000 hoplitas. Durante la contienda Milciades envió al más veloz de sus mensajeros, el joven Filípides, a Esparta para pedir refuerzos. Cuando los espartanos llegaron, Milciades ya había logrado la victoria. Esto es lo que nos cuenta Heródoto, el “padre de la historia” sin mencionar la carrera desde Maratón a Atenas.  

Donde acaba la historia comienza la leyenda. No se sabe muy bien cómo, la historia de Filípides va modificándose a lo largo del tiempo hasta convertirlo, en el siglo I d.C. en un héroe: después de la batalla, herido y cansado, Filípides corre los 40 Km que separan Maratón de Atenas, llega a la ciudad y pronuncia una sola palabra: “níki” (victoria), antes de caer muerto ante todos. Esta leyenda toma la forma actual, que todos  conocemos, en el siglo XIX con el poema “The Batlle of Marathon” de Elizabeth Browning.

Moneda conmemorativa de los 2.500 años de la carrera de Maratón. 


Para ser más fieles a la historia y fuera de los juegos olímpicos, un grupo de corredores británicos de la RAF (Royal Air Force) estudiaron las posibles rutas que pudo tomar Filípides y crearon el Spartathlon, que se celebra anualmente desde 1982 entre Atenas a Esparta.

Michel Breal es quien propone a Pierre de Coubertin la idea de correr la maratón en las primeras olimpiadas modernas. Al principio, el barón duda, pero termina aceptando. No obstante, decide hacer un ensayo general antes del gran día. En febrero de 1896 dos voluntarios partieron de Maratón hacia Atenas. Llegó solamente uno y en muy mal estado, pero había conseguido repetir la hazaña de Filípides 23 siglos después.

Las primeras cuatro maratones pasaron a la historia por todo lo que de extraordinario ocurrió en ellas.





Maratón, 1896.

       
          Estadio de Atenas durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 1896.



El día 10 de abril de 1896, a las dos de la tarde y bajo un calor sofocante, se dio el pistoletazo de salida a la primera maratón de los juegos olímpicos. Los 25 corredores se pusieron en marcha rodeados por soldados a caballo, vehículos de todas clases y ciclistas. A su paso las mujeres se santiguaban.

Los favoritos fueron tomando posiciones y encabezando la carrera, hasta que, cuando quedaban pocos kilómetros para llegar a Atenas, un joven griego, pequeño y delgado, tomo ventaja sobre sus oponentes. En el estadio, el rey y el público ya habían sido avisados de la inminente llegada y todos esperaban al desconocido. Cuando Spyridon Louis apareció antes sus maravillados ojos, el público lo ovacionó y cuando llegó a la meta, los hijos del rey lo izaron en hombros y lo condujeron al palco real.


-Alegraos ciudadanos; hemos vencido- dijo tras su victoria.

El campeón consiguió repetir la legendaria carrera de Filípides y lo hizo en 2 horas, 58 minutos y 50 segundos. El segundo clasificado llegó 7 minutos más tarde, y el tercero fue descalificado por hacer gran parte del recorrido en un carro.

Según contó Spyridon, se había preparado para esta difícil prueba con ayuno y oración y la última noche la había pasado rezando a la luz de las velas. Su hazaña lo convirtió en un héroe y recibió toda clase de atenciones y regalos.



4 comentarios:

Ángeles dijo...

Qué bonito. Me ha gustado mucho la historia del "nuevo Filípides", y me ha hecho mucha gracia lo del 'espabilao' que se subió a un carro. Je.je, qué tío.

Espero que nos cuentes también qué pasó en las tres maratones siguientes.

Saluditos.

RAFA dijo...

Le veo ciertos errores a la leyenda de Filípedes y me hubiese gustado que hubieras mencionado a Teddy Flack, que también fue descalificado pero por golpear a un espectador griego que quizo ayudarlo cuando se cayó al suelo, siendo repudiado por el resto de atletas.
Saludos.

MJ dijo...

Gracias, Ángeles. En la segunda parte hay otros "espabilaos", ya verás. Me alegro mucho de que te guste la entrada :-)

MJ dijo...

Gracias por tu aporte, Rafa. Como la historia de Filípides se pierde entre las brumas de la leyenda, resulta difícil que los historiadores se pongan de acuerdo en una sola versión de los hechos, seguramente tú hayas leído otras fuentes.

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