París, 1900.
Exposición Universal y Juegos Olímpicos de París, 1900. |
Todo lo que la primera maratón tiene de histórica y
emocionante, la tiene la segunda de desastrosa y conflictiva. De hecho, los
Juegos Olímpicos de París están considerados como los peores organizados de
todo la historia, llegando a poner en peligro la continuidad de las olimpiadas.
Los griegos se apresuraron a proponer que los juegos se celebraran siempre en
su país, pero no fueron escuchados.
Esta fue la primera olimpiada en la que participaron
mujeres, pero algunas de ellas creían estar compitiendo en pruebas deportivas
ajenas a los juegos, por lo que más de una nunca llegó a saber que era una
campeona olímpica.
Mujeres compitiendo en los numerosos juegos que se llevaron a cabo en la Exposición Universal de París de 1900, que coincidió con los Juegos Olímpicos. |
Estos segundos juegos olímpicos de la era moderna
coincidieron con la Exposición Universal de París, y los franceses estaban
mucho más interesados en esta última que en el deporte. Cuando los
participantes llegaron se encontraron sin recepción, sin alojamiento, sin saber
donde estaban sus sedes y perdidos por las calles de París. No fue hasta el
último momento cuando se decidió añadir una carrera de 40 Km denominada
“Maratón de las Fortificaciones”. Estaba prevista entre Versalles y Paris, pero
minutos antes de comenzar, se decidió cambiar el recorrido y situar la salida y
la llegada en los Bosques de Boulonge, para desconcierto de los corredores, que
desconocían el lugar. Fue tanta la confusión que de 30 participantes, solo 7
alcanzaron la meta. Muchos de los corredores se perdieron, el escaso público
que contemplaba la prueba no supo orientarles correctamente, algunos acabaron
en lugares equivocados, otros en dirección contraria… Sólo un jardinero, Michel
Théato, conocía el lugar donde finalmente se disputaba la maratón y, tras tomar
más de un atajo, logró llegar el primero a la meta. Pero los jueces no se
ponían de acuerdo. Se llegó a la conclusión de que unos habían corrido más
kilómetros que otros, que algunos habían logrado hacer trampas por lo solitario
del lugar y la cosa quedó ahí. Pero en 1912 se decidió que esta prueba
constituía la maratón de los Juegos de París y que Michel Théato era su
vencedor. Se le envió una medalla de oro a Theato, que la recibió con
extrañeza.
San Luis, 1904.
Estos fueron los primeros juegos olímpicos que salieron
de Europa. La sede fue San Luis, por expreso deseo del presidente Theodore
Roosevelt. Los estadounidenses acapararon la mayoría de las medallas debido a
la escasa participación internacional. En aquel tiempo no existían las
comunicaciones aéreas, los viajes en barco eran muy largos y muy costosos y los
europeos no acudieron masivamente. Como había ocurrido en París, los juegos
también coincidieron con la Exposición Universal, se alargaron meses y pasaron
desapercibidos. Lo más llamativo fue la maratón, la más extraña de la historia.
El americano Fred Lorz entró el primero en el estadio
de San Luis ante los vítores del público. Fue transportado triunfalmente y
fotografiado con Alicia Roosevelt. A todos sorprendió la extraordinaria lozanía
de Lorz en comparación con Thomas Hicks, el favorito, que llegó 15 minutos
después. Hicks era payaso profesional y estuvo a punto de morir por el camino, ya que unos amigos que lo divisaron
desde su coche, le dieron brandy, estricnina e incluso agua del radiador. Tras cruzar
la meta cayó desmayado, aunque se repuso para contarlo.
Cuando Lorz iba a ser premiado con todos los
honores, los comisarios de la prueba lo derribaron del pedestal. Estos habían
sido testigos de cómo Lorz abandonó la prueba por deshidratación, fue recogido
por un coche y cuando se encontraba cerca del estadio, ya más recuperado, pidió
que pararan y entró triunfante. El público lo abucheó y proclamó campeón a
Hicks.
Pero la historia de Lorz no acaba aquí. Un año
después, una vez levantada la sanción que le habían impuesto, se convirtió en
el campeón de la Maratón de los Estados Unidos, pero en esta ocasión, de
verdad.
Otro personaje curioso de la carrera fue el cubano
Félix Carvajal de Soto, un limpiabotas de La Habana, que se había pagado el
viaje hasta San Luis de su bolsillo, pero que por el camino fue desvalijado por
unos tahúres y llegó a la competición con lo puesto. Otros deportistas lo
ayudaron, le consiguieron zapatos y le cortaron los pantalones para que
parecieran de deporte. Por el camino se detuvo a robar manzanas. Consiguió
llegar el cuarto, aunque eso sí, con una indigestión.
Londres, 1908.
En esta ocasión fueron 56 participantes los que
corrieron la distancia de 42,195 Km que separaba el castillo de Windsor del
estado de Wite City donde se encontraba la meta de la 4ª maratón olímpica.
El primer corredor que logró entrar en el estadio
fue un pastelero italiano, Dorando Pietri, y lo hizo en un estado de
agotamiento espantoso. Casi arrastrándose recorrió un buen trecho pero se
desplomó sobre la pista a escasos 70 metros de la línea de llegada. Los médicos
acudieron a auxiliarlo, pero se volvió a levantar y titubeante, mareado y al
borde de sus fuerzas anduvo 60 metros más antes de volver a caer. Solo le
quedaban diez metros para alcanzar la meta. Mientras el público asistía
conmovido a los esfuerzos de Pietri, John Hayes entraba en el estadio. En aquel
momento los jueces ayudaron a Pietri a ponerse en pie y este consiguió llegar a
la meta. Detrás llegó Hayes, en segunda posición. Naturalmente, Pietri, aunque
fue considerado campeón moral de la maratón, tuvo que ser descalificado porque
había recibido ayuda y el americano John Hayes se convirtió, por derecho, en el
vencedor de la Maratón de Londres.
Pietri llegando a la meta ayudado por los jueces de la competición. |
El público aplaudió largamente a Pietri, que había
demostrado a todos, que un hombre podía luchar por su sueño más allá de las
fuerzas de su cuerpo, más allá de la extenuación. Por iniciativa de Arthur
Conan Doyle y suscripción popular, se le dio a Pietri una copa exactamente igual
a la que recibió Hayes.
3 comentarios:
Que desastre los juegos Olimpicos de París (1900, mujeres que no supieron que habían participado y una Maratón de las Fortificaciones en la que se perdieron casi todos. En los Juegos Olimpicos de San Louis (1904) tenemos a un nuevo Spiridon Belokas en la figura del americano Fred Lorz. Muy emotivo que en los Juegos Olimpicos de Londres (1908) Sir Arthur Conan Doyle le otorgaran a Dorando Pietri una copa idéntica a la que recibió John Hayes.
Saludos
Qué rico anecdotario. Hay de todo: desastres de organización, frescales, luchadores, personas que ayudan, víctimas de robo... y ese pobre Thomas Hicks al que sus "amigos" le dieron veneno... ¡¡¡pero qué amigos son esos!!!
Muy curioso todo, MJ, muy interesante. Y estoy de acuerdo con Rafa: el gesto de Conan Doyle es muy emotivo.
Gracias, Rafa, me alegro que te haya gustado :-)
Me gustan estas historias porque están llenas de anécdotas interesantes. Gracias por tu comentario, Ángeles.
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