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jueves, 20 de junio de 2024

¿De vacaciones todo el año?

Una tarde vi Matrimonio compulsivo (2007), una mala película que no recomiendo. Entre su cúmulo de despropósitos, los personajes hacían una afirmación que me dejó pensativa e indignada a partes iguales.  ¿Qué decían? La chica perfecta estaba de acuerdo con el desastroso protagonista en que las personas que viven en un lugar de vacaciones tienen un problema o están huyendo de algo. 

Hotel en el sur de España.
Imagen: archivo personal.

Es curioso que un personaje tan impresentable como el que interpreta Ben Stiller en esta película se permita decir que es un signo de falta de madurez y un desarreglo psicológico el vivir todo el año en un sitio de veraneo. Los guionistas deben pensar que los lugares que se convierten en destino turístico son parques temáticos donde no vive nadie y que no tienen trabajadores, sino personas de vacaciones cuyo hobby es limpiarte la habitación, hacerte la comida o los cócteles.

Playa repleta de gente.
Imagen: Pinterest
¿Por qué tomarse en serio un diálogo de una mala película? Porque lo he oído muchas veces en la vida real, parece que es una idea que comparten bastantes personas y que fomentan quienes se jactan de vivir en estos lugares dando a entender que están de vacaciones todo el año. Flaco favor están haciendo con esos comentarios.

No, no estamos de vacaciones todo el año. Y, aunque no me dedico al sector, sé que la hostelería es un trabajo duro. Sencillamente, hay mucha gente trabajando para que tú te diviertas. Para millones de personas el verano, la navidad, los puentes… son las épocas de mayor trabajo del año. Ellos no tienen verano, por mucho que vivan en Miami, Acapulco, Hawái, Benidorm o Ibiza. Tienen jornadas maratonianas sirviendo mesas, limpiando habitaciones de hotel, recogiendo basura, manteniendo jardines y piscinas, cuidando playas y parajes naturales, llevándote a tu destino en cualquier medio de transporte o gestionando todos los servicios. Personas de a pie, que nunca se podrán pasar el mes de agosto tumbadas en una playa, porque están trabajando al 100%. Y quienes no nos dedicamos a la hostelería también trabajamos, aunque vivamos en Alicante, Barcelona, Málaga o Mallorca. Aunque muchos no lo hayan pensado, en agosto el mundo no se para: hospitales, fuerzas del orden, oficinas y servicios de todo tipo siguen trabajando y abren también los fines de semana…

Camarero trabajando.
Imagen: Pinterest.

Esos lugares turísticos, en su inmensa mayoría, son ciudades antiguas habitadas desde antes de que existiera el turismo. Tenemos nuestros barrios, escuelas, zonas deportivas, centros de salud, carreteras y todas las infraestructuras necesarias para que sigamos haciendo nuestra vida corriente, como la haces tú en tu ciudad. La diferencia es que en verano la población se duplica o triplica con los problemas que eso conlleva. Habrá quien diga que estas localidades viven del turismo. Sí, en muchos casos es el principal motor de la economía, pero no el único. Por ese motivo, también hay que cuidarlo. Cuidar de las zonas turísticas, de las ciudades, de sus playas, de sus parajes naturales, de sus monumentos. Algunos turistas, al creer que están en un parque temático sin habitantes con vida personal que tienen que madrugar para ir al trabajo todos los días, se comportan como no lo harían en su lugar de residencia habitual. Las localidades y sus habitantes merecen respeto.

Los lugares de vacaciones son ciudades vivas y con mucha historia a sus espaldas. Hablo de lo que conozco, en España ciudades pobladas desde la prehistoria: Alicante, habitada de forma estable por los íberos desde el siglo III a.C. ; Cádiz, fundada por los fenicios alrededor del año 1.100 a.C. y habitada desde entonces es la ciudad más antigua del continente europeo; Ibiza, ciudad Patrimonio de la Humanidad, poblada por íberos, fenicios y griegos, fundada como Ibosim por los cartagineses o Málaga, fundada como Malaka por los fenicios en el año 800 a.C.

Vistas de Cádiz.
Imagen: archivo personal.

Algunos de los destinos turísticos son Patrimonio de la Humanidad pero están en riesgo de perder su título. Podemos tomar como ejemplo a Venecia: fundada en el año 421 d.C. y levantada en una lucha continua que evite su hundimiento en la laguna. Una interesante historia de 1.600 años repleta de batallas que la convirtió en un imperio marítimo, con sus demostraciones de poder político a través de las armas y de prestigio a través del arte. Una ciudad lúdica que celebra unos de los carnavales más famosos del mundo, con una de las basílicas más emblemáticas, los puentes más bonitos, los paseos más románticos en góndola. Lugar, que sin embargo, lleva décadas expulsando a sus vecinos, que habitaron la ciudad durante generaciones y que tienen que marcharse por la presión turística, y sienten que la Serenissima se ha convertido en un parque temático en peligro de morir de éxito donde ya se cobra entrada para limitar la afluencia de turismo y el deterioro. La UNESCO ha presionado para que se prohíba la entrada de los grandes cruceros que dañan la estructura urbana. 

Se requiere un cambio de modelo turístico que sea respetuoso con el entorno, el patrimonio y sus habitantes.

 

Góndolas en Venecia.
Imagen: archivo personal.