Howard
Carter era el menor de 11 hermanos, solitario, tímido y de mal carácter. Le era
difícil hacer amigos y nunca se le conoció una relación sentimental. Pero era
un trabajador incansable y ambicioso, un hombre testarudo que no estaba
dispuesto a renunciar a sus sueños.
Su
padre, un magnifico retratista, propició que una de las ricas familias para las
que trabajaba, contratara a Howard como copista en las excavaciones que
financiaban en Egipto. En 1891, el muchacho de 17 años, viajó a Egipto como dibujante
y terminó convirtiéndose en arqueólogo. Sus colegas lo consideraron un intruso
sin formación académica, pero él les demostró que era un gran arqueólogo con
metodología moderna.
Máscara funeraria de Tutankamón. Foto: Roland Unger. Wikipedia. |
George
Herbert, conde de Carnarvon, dejó Inglaterra por prescripción facultativa, su
meteorología perjudicaba su maltrecha salud. Eligió Egipto por su clima y
porque era un apasionado del país. El primer encuentro entre Carter y Lord
Carnarvon se produjo en 1907.
Los
arqueólogos ya habían peinado la zona del Valle de los Reyes, pero Carter se
empeñó en que allí debía estar la tumba de Tutankamón, aunque las evidencias
hacían pensar que había sido completamente saqueada.
En
1914, Lord Carnarvon consiguió los permisos para excavar en el Valle de los
Reyes y contrató a Carter. Pero el estallido de la Primera Guerra Mundial los
obligó a detener la búsqueda que retomaron en cuento les fue posible. Fueron
pasando los años sin los resultados deseados y en 1922 Lord Carnarvon advirtió
a Carter que sería la última temporada que financiaría.
Tras
6 años de excavaciones, el día 4 de noviembre de 1922, uno de los trabajadores
tropezó con una piedra que resultó ser parte de una escalera. Carter excavó uno
a uno los escalones. Luego volvió a enterrarlos y mandó un telegrama a Lord Carnarvon.
El 24 de noviembre excavaron los 16 escalones que les llevaron hasta una puerta
con cartuchos y sellos tallados con jeroglíficos. No cabía duda: habían
descubierto la tumba de Tutankamón. Más tarde se la denominó KV62.
El
26 de noviembre Carter realizó un pequeño agujero en una esquina de la entrada
y con una vela miró hacia el interior. Lord Carnarvon le preguntó si podía ver
algo y la respuesta de Carter pasó a la historia de la arqueología:
¡Veo cosas maravillosas!
Había
que esperar a la llegada del oficial del Departamento de Antigüedades Egipcias
para abrir aquella puerta, pero Carter
fue incapaz de resistir la tentación. Al parecer, acompañado de Lord Carnarvon,
su hija lady Evelyn y su ayudante Callender se colaron dentro. El 27 de
noviembre se personó el inspector egipcio y se procedió a acceder. Aunque una
parte había sido expoliada a lo largo de los siglos, seguía habiendo un inmenso
tesoro frente a ellos que ya iluminaron con luz eléctrica. El 29 de noviembre
se procedió a la entrada oficial con numerosos dignatarios.
Lord Carnarvon, lady Evelyn y Howard Carter en la tumba de Tutankamón. Foto: Harry Burton, 1922. Wikipedia. |
Howard
Carter había descubierto la tumba de 3.300 años de antigüedad con el sello
intacto, la más completa, la mejor conservada y con el ajuar funerario íntegro.
Fue la primera grabada en vídeo.
En
realidad, se trata de la más pequeña del Valle de los Reyes, ya que Tutankamón
murió tan joven que no dio tiempo a planificar bien su lugar funerario. A pesar
de su tamaño, tiene cuatro cámaras: antecámara, cámara del Tesoro, Cámara
Funeraria y anexo. Contenía un tesoro de
más de 5.000 objetos, muchos de oro y otros materiales preciosos, que se
componía de un trono, altares, camas, carros, modelos de barcas, vasijas, bastones,
ropas y sandalias utilizadas por el faraón con marcas de desgaste, armas y
comida que daban mucha información sobre la iconografía, la tecnología y la
vida cotidiana del Antiguo Egipto. También había una capilla con cuatro vasos
canopos que guardaban las vísceras momificadas del faraón. Dentro hallaron otra
puerta sellada flanqueada por dos estatuas de Tutankamón, que sin duda,
conducía al sarcófago.
Para
excavar, fotografiar, filmar, documentar y catalogar todos los objetos Carter
tuvo que pedir ayuda y con él trabajaron prestigiosos arqueólogos y egiptólogos.
El traslado del primer objeto fuera de la tumba se documentó el 27 de diciembre
de ese año.
No
fue hasta el 16 de febrero de 1923 cuando Carter rompió el sello y abrió la
puerta que llevaba hasta al sarcófago que contenía tres ataúdes, uno dentro de
otro. Eran las primeras personas que penetraban en la cámara en los últimos
3.300 años.
La
noticia de aquel histórico hallazgo recorrió el mundo, pero Lord Carnarvon
había dado la exclusiva a The Times. El
conde no llegó a ver culminado el proyecto ya que falleció el 5 de abril de
aquel mismo año por la picadura de un insecto o una infección tras un corte
durante el afeitado.
Los
trabajos hicieron necesario esperar hasta el 18 de octubre de 1926 para abrir
el tercer ataúd, de oro macizo, en el que descansaba el cuerpo momificado de
Tutankamón, cubierto de joyas, y con una máscara fúnebre de oro macizo. Carter
necesitó 10 años para excavarlo y clasificarlo todo. Fue un trabajo meticuloso
que dejó documentado hasta el más mínimo detalle. Dio por concluido este
trabajo en 1932 y anunció que hallaría la tumba de Alejandro Magno. Pero acabó
retirándose de la arqueología y regresando a Inglaterra. Nunca fue lo
suficientemente reconocido.
Escribió
varios libros, incluyendo La tumba de
Tutankamón. Del día que entró, el 26 de noviembre de 1922, dejó escrito:
El día mejor de todos, el más maravilloso que me ha tocado vivir y, ciertamente, como no puedo esperar volver a vivir otro.
Alrededor
de este magnífico descubrimiento se fraguó la leyenda de la maldición de
Tutankamón. Comenzó con el fallecimiento de Lord Carnarvon y siguió con la muerte
de otros miembros del equipo, aunque la mayoría vivió muchos años. Los
científicos pensaron que podría tratarse de esporas de hongos en aquel aire
viciado de 3.300 años de antigüedad. Carter nunca creyó en la maldición. Falleció
en 1939, a los 65 años, una edad avanzada para la época. Se encuentra
en una sencilla tumba de un cementerio londinense. En su lápida se grabó la
frase de la copa de Tutankamón: “Pueda tu espíritu vivir, durar millones de
años, tú que amas Tebas, sentado con la cara al viento del norte, los ojos
llenos de felicidad”. Entre las pocas
personas que acudieron a su entierro se encontraba lady Evelyn.
Antecámara en el interior de la tumba de Tutankamón. Foto: Harry Burton, 1922. Wikipedia. |
8 comentarios:
Lo único destacable de su reinado fue la vuelta al politeísmo orquestada por los sacerdotes de Amón ¿no?
Es curioso cómo todas estas cosas las aprendí, indeleblemente, leyendo la novela "Sinué el egipcio" que me parece una maravilla. Aunque, eso sí, condicionó mi visión del reinado de Akhenaton, haciéndome tomar partido por este rey. Y al fin y al cabo, es lo que pretendía el libro, ya que lo presentaba como un mártir del monoteísmo; una especie de antecesor de Moisés o Juan el Bautista... No era muy imparcial Mika Waltari, no... jajajaja... pero era un maestro de la divulgación divertida y efectiva.
Lo que me asombra es que transcurrieran tantos años hasta que abrieran el féretro... Cualquiera lo habría abierto nada más encontrarlo jeje
carlos
Sí, lo único destacable de su reinado es lo que comentas. Si Carter no hubiese encontrado su tumba con el sello intacto Tutankamón no sería nadie conocido por el gran público.
Muy interesante tu comentario sobre "Sinué, el egipcio", obra que me leí hace mucho y que casi no recuerdo. En la estantería la tengo, sería cuestión de echarle un vistazo.
Como yo no soy buena con las fechas, me chirrió bastante que tardaran tanto en abrir el féretro interior, el que contenía la momia, y lo busqué en otra fuente. Curiosamente, me resultó complicado encontrar fechas exactas más allá del famoso 4 de noviembre de 1922. Y aún no me fío del todo de la fecha de apertura del último féretro. ¡Con lo impaciente que estaban que hasta se colaron sin permiso de las autoridades! Pero de aquel "mirar por el agujerito" salió la famosa frase: "veo cosas maravillosas". Yo también lo habría hecho.
No pensaba incluir nada sobre la muerte de Carter para que no resultara tan largo, pero me pareció triste que se olvidaran de él después de lo que había logrado.
Muchas gracias por tu interesante comentario, Carlos.
Gracias amiga por compartir tan interesante información. Me encanta todos los artículos de historia que publicas. Un abrazo. Feliz fin de semana.
Pequeña anecdota sobre el sarcófago de Tutankamón se rompió la barba en el museo y la pegaron con loctite, resultado tuvieron que venir los restauradores de Londres a ponerla nuevamente
Jose Luis
Desde que se descubrió la tumba: La Maldición de Tutankamón
Antonio A.
Muchas gracias por tus amables palabras, Claudia. Me alegra que te gusten los artículos de Historia. Un abrazo.
Menos mal que llegaron los restauradores de Londres. Gracias por compartir esta anécdota con nosotros, José Luis.
Gracias por tu comentario, Antonio A. En el texto también se habla de la maldición de Tutankamón que ha inspirado muchos relatos y películas. Carter no creyó nunca en ello y le preguntaron muchas veces por el tema. Ya se ha mencionado que él llegó a los 65 años, lo que lo convertía en un hombre bastante mayor para esperanza de vida de la época.
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