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viernes, 27 de mayo de 2011

Sobre dichos y lugares II : Babia, Jauja y la Conchinchina existen

Lee  Sobre dichos y lugares I

“Estar en Babia”: expresión que significa que una persona está distraida o ausente.
La expresión tiene un motivo histórico y el lugar existe realmente. En cualquier momento podríamos organizar un viajecito a Babia ya que a los españoles nos pilla muy cerca, concretamente en la provincia de León.

Durante la Edad Media, Babia fue el lugar de retiro favorito de los reyes leoneses, que descansaban de los problemas en estos hermosos parajes. Así cuando alguien en la corte preguntaba dónde estaba el rey, obtenía la misma respuesta: “El rey está en Babia”.

“¡Esto es Jauja!”: expresión que significa que algo es rico, abundante o que se ha obtenido sin esfuerzo.

Podríamos visitar la localidad de Jauja (Córdoba) cuna del famoso bandolero José María “El Tempranillo”, pero esta no es la Jauja a la que se refiere el dicho.

La ciudad de Jauja está situada en Perú y fue fundada por Francisco Pizarro en 1533. Se decía de ella que tenía comida en abundancia, curaba las enfermedades y los ríos eran de plata. Por supuesto, todas  estas virtudes eran exageraciones, pero con un trasfondo real más que evidente. La ubicación de la ciudad, el clima y la altitud contribuían a la curación de algunas enfermedades (como la tuberculosis), garantizaba buena agricultura y riqueza a los exploradores que se aventuraban en sus minas de oro y plata. Aquellas magníficas condiciones unidas a la penuria económica de los agricultores españoles de la época, convirtieron la ciudad en toda una leyenda.

“Está en la Conchinchina”: frase hecha que significa que algo está muy lejos.
El nombre de Conchinchina proviene del francés y la región se sitúa en la península Indochina, aproximadamente en las actuales Vietnam y Camboya.

La Historia recuerda a los misioneros españoles y franceses que fueron asesinados en aquellas tierras a mediados del siglo XIX.  Las dos potencias europeas acordaron llevar una expedición de castigo a la zona. El viaje fue muy largo y lento, los soldados tenían la sensación de acudir al último confín de la tierra y las familias no conseguían recibir noticias de ellos. Así que la Conchinchina quedó en nuestra memoria colectiva como el más lejano de los lugares.

jueves, 5 de mayo de 2011

Películas que mencionan otras películas



Poco imaginaban los hermanos Lumière que su invento iba a convertirse en la industria que es hoy en día. El cine forma parte de nuestras vidas y llega tan lejos nuestra afición que en ocasiones queremos creer que nosotros formamos parte del cine, que nuestra vida podría ser un guión de cine, que en cualquier momento podría ocurrirnos alguna de las cosas que pasan en nuestras películas preferidas, hasta tenemos nuestras canciones que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas.

El cine es una ilusión de realidad. Es un pacto entre el espectador  y los creadores. Convenimos que vamos a creer en ese mundo que nos presentan, en un espacio ficticio, en un tiempo ajeno al real (una película que dure 90 minutos puede narrar una historia de 100 años, aceptamos voluntariamente esa alteración del tiempo).

El cine puede rendirse homenaje a sí mismo, puede tratar de su propio proceso de creación y puede hablar directamente de otras películas. Esto último suele suceder en la comedia romántica, aunque no es ajeno a otros géneros.

Recuerdo ahora cuatro ejemplos de cine romántico donde se habla explícitamente de otras películas:

·        “Algo para Recordar”: en este film la protagonista visiona el clásico “Tu y Yo” y se comenta la preferencia que las mujeres sienten hacia esa película, hecho que se convierte en un motivo más de discrepancia de género.

·        “Tienes un e-mail”: aquí, además de las continuas referencias a la literatura propias del argumento del film, se cita “El Padrino” como obra maestra del cine y chiste fácil del protagonista.

·        “Bajo el Sol de la Toscana”: donde se añora “La Dolce Vita” en una de sus escenas más memorables.

“Solo tú”: la noche en la que surge el amor entre los protagonistas estos interpretan directamente uno de los diálogos más importantes de “Vacaciones en Roma”.

Mencionar clásicos del cine puede parecer algo natural e incluso acertado en los diálogos de una película, pero, en realidad, los guionistas están asumiendo un riesgo importante. No es bueno recordar al espectador la que, probablemente, sea una de sus películas favoritas, porque entonces las comparaciones son inevitables… y casi nunca la película actual supera a la que se menciona.

¿Alguien recuerda más ejemplos?