Lo mío con las ciudades es un asunto de peso. Ya he
hablado aquí de las casualidades que acontecieron tras mi regreso de Florencia
y de los sueños que se cumplen de una forma extraña. Ahora me toca hablar de las casualidades que me señalan el próximo destino.
Como siempre, aparece la misma pregunta que todos nos hemos hecho en alguna
ocasión: ¿son realmente casualidades?
La cosa empezó hace un par de años. Por todas partes
me encontraba referencias a esta ciudad, libros sin aparente relación que la
mencionaban, pendientes en forma de su famosa torre, vinilos decorativos…
Bueno, podemos pensar que estaba especialmente de moda por algún motivo, como
ahora encontramos camisetas, pijamas, pines, gorras, llaveros… de Brasil, por
lo del Mundial.
Pero como yo pensaba que era una moda pasajera y no
prestaba mayor atención, las casualidades llamaron a dos de mis amigas y recibí
sendas camisetas de la ciudad como regalo. Una de ellas de una cadena de
tiendas famosas a la que no haré publicidad y otra traída expresamente desde la
ciudad en cuestión.
Poco después me regalaron una colonia con el body milk a juego y fue una sorpresa ver lo que llevaba dibujado.
A principios de este año recibí otra indirecta en
forma de regalo: un estuche de sombra de ojos.
La cajita de las sombras de ojos tiene esta tapa. |
En febrero vi en una tienda una camiseta romántica y
no me resistí a comprarla.
En abril, añorando las trufas que suelo comprar en
navidad, fui a un supermercado especializado y me encontré con esta encantadora
cajita, sorprendentemente la única caja de trufas de todo el establecimiento.
En junio, al salir de una librería con mi nueva
adquisición, me di cuenta de que dentro del libro me habían puesto una
tarjetita. Por un lado tenía una avioneta y por el otro…
Y hace un par de semanas, en una tienda de ropa encontré
esta preciosa camiseta, me gustó el dibujo de la bicicleta y me la llevé a
casa. ¡Ah! Pero al mirarla con más tranquilidad me di cuenta de que habían
vuelto a enviarme otra señal, porque en el fondo del dibujo, casi desdibujada
en la niebla, me vuelvo a encontrar su silueta férrea y esbelta. Y ahora
además, otro mensaje por escrito.
Es agradable perderse por el camino adecuado. |
¿Seguirá el destino enviándome señales parisinas? ¿Serán
casualidades? ¿Me espera algo bueno en París? Esa será otra historia, que quizá
se convierta en entrada de este blog a su debido tiempo.
2 comentarios:
No sé si serán señales o meras casualidades, pero sí sé que París merece los esfuerzos que tengas que hacer.
Pero ten en cuenta que cuando vayas volverás enamorada y querrás volver. Aunque te pierdas, incluso por un camino inadecuado. Te lo digo por experiencia, je,je.
Je, je. Sí, no me extrañaría perderme... Gracias por tu comentario :-)
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