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jueves, 24 de abril de 2014

Reflexiones: una vida no basta.


Cuando alguien dice que una vida no basta suele referirse al amor, a alguna de las clases de amor que existen. Una vida no basta para todo lo que ama una persona, no basta para olvidar el amor que se siente por alguien que no te corresponde, o no basta para hacerte perdonar algún daño que has hecho a una persona que te importa.

Pero ¿cuánto mide una vida? Depende de la época, pero sobre todo de la salud y la suerte  del individuo. Una vida pueden ser 10 o 95 años. Normalmente es la esperanza de vida de nuestra época o nuestro entorno. Pero también depende del carácter de la persona. Hay personas que piensan que nunca les va a pasar a ellos y tendrán una vida aventurera y llena de experiencias, pero actuarán de la forma más temeraria, poniéndose en riesgo tontamente. Otros, sin embargo, creen que pueden sufrir todos los males del mundo y vivirán con la hipocondría a cuestas, con el miedo paralizador que dejará sus vidas estancadas en la monotonía. Por esta clase de cosas suele decirse que los extremos no son buenos y que en la mitad está la virtud.


Para la mayoría de las personas una vida no basta, aunque haya refranes tontos por ahí que dicen que hay más días que longaniza. Tenemos sueños, proyectos y asuntos para los que no sacamos tiempo, y si no los tenemos hoy los tendremos mañana. Lamentablemente, muchos de ellos se quedarán sin realizar. Seguro que nuestros artistas, pensadores o científicos tiene algo en su imaginación que nos perderemos, como otros muchos antes dejaron cuadros inacabados, poemas empezados, ideas extinguidas. ¿Qué cuadros no empezó Velázquez porque estaba demasiado ocupado (y encantado) con sus labores de Aposentador Real? ¿Cómo continuaba el poema “Aquellos días felices y aquel sol de la infancia…” que empezó Machado en su exilio y que jamás pudo terminar?

No hace falta que seamos un Velázquez ni un Machado para que nuestra vida tampoco baste, seguro que no bastará para las personas que nos quieren, que siempre necesitarán nuestro apoyo, nuestra opinión, nuestro cariño.

Los creyentes pueden estar contentos, tendrán la vida eterna esperándoles o se reencarnarán. El resto, los que viven en el agnosticismo o el ateísmo, verán acabarse todo.

Hay personas para las que la vida sí basta. Han hecho lo que tenían que hacer,  y el tiempo restante es un regalo para ver el fruto de sus sueños (ya sea ver crecer a los nietos, ver prosperar su empresa o disfrutar lo conseguido). Pero hay otros que creen que ya han vivido demasiado, o que piensan que el peso de las circunstancias es tan grande que no pueden soportarlo. Hay personas que deciden cuándo acaban sus vidas, sin saber que otros lamentarán que así lo hayan dispuesto. Unos son personas comunes que privaran a los de alrededor de su compañía, y que impedirán que alguien que aparecería en su camino los conozca. Otros son personas de talento que privaran a la humanidad de sus canciones, novelas, descubrimientos o ideas.




4 comentarios:

Ángeles dijo...

A mí cada vez me parece más claro que una vida no basta, que no es suficiente, que no da tiempo. Pero hacen falta ilusiones, proyectos, sueños, anhelos... si no, ¿para qué querríamos más vida? ¿Con qué la llenaríamos?
Sigue reflexionando, MJ, y cuéntanoslo después.

MJ dijo...

Gracias, Ángeles. Siempre ahí para dejarme un comentario :-) Seguiré reflexionando :-)

Anónimo dijo...

Pero con todo el derecho del mundo, los que por una razón u otra deciden irse voluntariamente, podrán poner fin a sus vidas sin remordimiento, porque salvo en los casos más evidentes de dependencia física, es mentira que sentimentalmente nadie sea imprescindible. Y en todo caso, ¿no se trata de egoísmo por ambas partes?
Tan criminalizado está el suicidio por el Estado, las religiones y los médicos que uno no puede más que pensar que es lo más digno y valiente que el individuo puede decidir frente a la tiranía de ésas instituciones que predican pero no dan trigo y que muy poco pueden hacer, si es que en realidad lo sienten, para aliviar la desdicha de quién tiene la desgracia de padecer cualquier tipo de infortunio suficientemente grave para llevar a tomar semejante decisión.
carlos

MJ dijo...

Gracias por compartir tu opinión con nosotros, Carlos.

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