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domingo, 6 de mayo de 2012

El recurso del libro



Son muchas las obras que, en la literatura o en el cine, utilizan el recurso del texto o del libro encontrado.  Muchas obras comienzan así, mencionando que esa historia, o un referente a ella, fue encontrada por el autor en otro texto, a veces anónimo, lo cual le da verosimilitud. Hay incluso personajes que descubren que son parte de un libro (por ejemplo Augusto Pérez en “Niebla” de Miguel de Unamuno) o que sospechan que su historia está ya escrita (como podemos vislumbrar en un diálogo de “Lo que el viento se llevó”, de Margaret Mitchell, donde Rhett le pregunta a Scarlett: “¿Y el libro?”).

Hace poco he tenido la oportunidad de ver una serie donde este recurso se explota hasta límites insospechados. Llega un momento en la historia donde aparece una obra literaria, “La casa de al lado”, donde todos los personajes se reconocen y ven su pasado y su presente escrito en ella. Como es lógico, cada uno de ellos quiere hacerse con un ejemplar, porque no solo ven reflejada su vida en el libro, sino que también se cuenta cómo y cuándo van a morir con una coincidencia pasmosa. Es vital leer el libro y evitar lo que les va a ocurrir. Esta obra se descubre hacia la mitad de la novela y se convierte en eje principal del resto de la trama. ¿Quién es su autor? ¿Cómo predice el futuro? ¿Es un asesino que les está dando una pista? Sabemos el título y sabemos el autor: Anderson Chuncler.

Escena de la serie donde, tras reunir pistas, consiguen adquirir un ejemplar de "La casa de al lado".


Como espectadora mi primer pensamiento es que la serie, del mismo título, está basada en el libro “La casa de al lado” y como no conozco al autor, lo tecleo en google. ¡Eureka! La información aparece siempre instantánea y mágica: Anderson Chuncler autor de “La casa de al lado” y “Condenados”. Nacido en tal ciudad, en tal año, publicó su primera novela en 1938 y tiempo después sacó a la luz la segunda parte.


Uno de los resultados de la búsqueda en Google.

Después de leer su biografía, veo otros resultados que me remiten a comprar las obras en importantes librerías de la red. Pincho en una de ellas y aparece “Autor no encontrado. Actualmente no disponemos de ninguna obra de este autor”. Pincho en la segunda, mismo resultado. Así en varias más. Pincho en otra página: Anderson Chuncler personaje de la telenovela “La casa de al lado”. ¿Perdón? (como diría él) ¿Personaje? ¿Cómo personaje? Entonces… ¿por qué la primera entrada que aparecía era su vida y obra como una persona real, de carne y hueso? ¿Por qué el resto de entradas enlazaban a librerías si no existe el autor, ni la obra? ¿Será porque otros usuarios habían buscado “Anderson Chuncler escritor”, “Anderson Chuncler autor de “La casa de al lado”? ¿Será que la infalible red no sabe distinguir la realidad de la ficción y basta con que unos cuantos usuarios relacionen un nombre con una profesión para que aparezca como real? ¿Alguien hizo una página así a conciencia? No fue la productora de la novela, de eso estoy segura. De hecho, no tengo conocimiento de que aprovechara el éxito obtenido para publicar esos dos libros, porque efectivamente, fueron dos, tal y como indicaba la “biografía” del señor Chuncler.  Varios capítulos después apareció “Condenados” en clara referencia a las muertes que se sucederían entre los personajes y al nombre de la familia protagonista del primer libro, la familia “Conde”.  La serie, estrenada el año anterior en su país de origen, ha tenido gran éxito y otros usuarios habían intentado comprar los libros antes que yo, por lo que había tenido muchas búsquedas en google, con los dos títulos. Además, la historia no es original, sino una versión de la telenovela chilena  “La familia de al lado”.

Ahora, parece que la fiebre ha bajado y sí, si buscas al autor aparecerá como personaje de la novela. ¿Nos ha engañado la productora, la tecnología, nosotros mismos o… Anderson Chuncler?

6 comentarios:

Ángeles dijo...

Muy interesante, MJ, aunque no conozco la serie. Y muy bien explicado.
Yo no hablaría de engaño, sino de estrategia publicitaria (que siempre tiene algo de engaño, claro). Es un recurso nuevo el presentar en la red personajes o actividades ficticios como si fueran reales, como parte de una campaña para añadir interés a un producto. Es decir, que puede ser más que probable que sea la propia productora de la serie la que haya creado la página y toda la parafernalia.
Como ejemplo, hace un par de años, cuando se publicó Under the Dome, the S.King, había en internet un blog, escrito por un chico de 13 años... que no existía, sino que era un personaje del libro. Quienes estábamos al tanto de la campaña promocional lo sabíamos, pero quien llegara al blog por puro azar pensaría que era un chico de carne y hueso.
A lo mejor llega un momento en que vamos a dudar de todo y acabaremos por no creernos nada...

MJ dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Ángeles y sobre todo por estar siempre ahí, la primera :-)

Pues yo me resisto a creer que sea la productora, me parece significativo que no hayan editado ninguno de los dos libros. Pero claro, todo es posible, y sí, llegará un momento en que no nos creeremos nada.

Juana Rosado dijo...

La estoy viendo en Netflix y ciertamente que comencé a buscar los libros. Voy en el capítulo 60 y pico la verdad muy buena.

Unknown dijo...

Los libros no existen?? Yo buscandolos jaja

MJ dijo...

Juana, muchas gracias por pasarte por aquí y dejar un comentario. Creo que cuando yo vi la serie ni existía Netflix ;-)

MJ dijo...

Pues no, Unknown, los libros no existen. Lo sé porque yo también los busqué en su día :-P Pero visto el éxito, deberían haberlos publicado...
Gracias por comentar.

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