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sábado, 7 de abril de 2012

Hechos reales: una falta de ortografía mágica.


Continuando con lo que decía anteriormente sobre el mundo lleno de faltas de ortografía…

En algunas ocasiones nos encontramos con palabras desconocidas. Lo mejor, en esos casos, es tener un diccionario a mano y poder buscarlas. Una palabra más para ampliar nuestro vocabulario.

En otras ocasiones nos tropezamos con una cruda realidad: palabras conocidas que no sabemos cómo se escriben. En esta segunda situación, el diccionario vuelve a ser nuestro aliado.


Ocurre a veces que la palabra es tan común, tan familiar para nosotros, que ni siquiera dudamos. Se escribe así y punto. Lo sabemos por lo que estudiamos, por lo que leemos o… por ciencia infusa.

A ese respecto, al de la ciencia infusa, tengo una pequeña anécdota un tanto vergonzosa:

Estaba haciendo un curso de diseño gráfico junto con catorce compañeros más, desconocidos, que desde el primer minuto de clase se  convierten en compañeros, claro.

Acostumbrada por mis estudios de letras a tomar muchos apuntes, no iba ser diferente en este curso y comencé a llenar mi libreta de explicaciones, instrucciones y ejercicios. Solo las marcas y los palabras en inglés me suponían dudas, el resto eran viejas conocidas. Pero había especialmente una maravillosa y dulce conocida: la varita mágica. Utilizada frecuentemente en el programa también aparecía en mis apuntes. Esa varita mágica que aquí seleccionaba un área, tenía el mismo aspecto, aunque simplificado, de la varita mágica del hada madrina de Cenicienta, o la del mago que saca un conejo de su chistera… Pero la mayoría de los cuentos nos los han contado nuestros padres cuando éramos pequeños, es decir, se nos han transmitido por vía oral o visual mediante las ilustraciones o dibujos animados. Y del mismo modo hemos visto la varita mágica del mago, pero ninguno aparece con un cartel señalando el objeto.

Un día el profesor hizo un esquema en la pizarra sobre las herramientas que sirven para seleccionar… y la escribió así: varita mágica. VARITA MÁGICA. Tal cual, con tilde incluida. Y se quedó tan pancho.

Observé la pizarra y pestañeé varias veces, luego miré mi cuaderno.

“¿Nadie la ha dicho a este hombre que varita se escribe con “B”? Pero si daña la vista solo mirar la palabra así escrita.” Lo pensé sinceramente y, por supuesto, no lo corregí en mis apuntes. Ni se me pasó por la cabeza que la equivocada era yo. Por suerte no se me ocurrió sacar al profesor de su “error”, porque habría hecho el ridículo más espantoso. Al llegar a casa busqué la palabra en el diccionario. Efectivamente, se escribía “varita”. Lógico, si viene de la palabra “vara” se escribe con “v”. ¿Cómo había cometido un error semejante? ¿Nunca la había visto escrita? Llena de vergüenza corregí mis apuntes y cerré la boca. Me había llevado tal chasco que ya no me iba a fiar ni de la más utilizada de las palabras. Pero eso sí, “varita” me seguiría haciendo daño a la vista.

Al día siguiente, continuando con el esquema, mi compañera de mesa me miró, se rió y me dijo:

-¡Oh! ¿Varita se escribe con “V”? Yo siempre la he escrito con “B”.

Miré sus apuntes y allí brillaba nuestra “barita mágica”.

-Yo también- le confesé con complicidad.

Luego, en el descanso, escuché comentar lo mismo a varios compañeros. Es decir, que éramos más los que, hasta ese día habíamos creído que se escribía “barita” y no “varita”.

Este hecho me resultó de lo más curioso. El error no había sido solamente mío, sino que el convencimiento era casi general. ¿Por qué? ¿Cómo habíamos llegado la mayoría a esa conclusión equivocada de una forma tan natural y tan convencida? Poniendo esta palabra en cualquier buscador encontrarás que  como primera opción aparece “Barita” y como segunda “Varita Mágica”. Esto debe significar que mucha gente comete el mismo error y el propio buscador “sabe” que la mayoría que busca “Barita” en realidad se refiere a “Varita”.

Fui a por el diccionario y busqué si “barita” existía. Por supuesto que sí. Barita es el óxido de bario. Las varitas de los cuentos de hadas no se escriben, se imaginan. Las baritas se estudian en clase de química y se ven por escrito.  Una respuesta muy poco romántica. En esta ocasión la ciencia y el estudio, le han ganado la batalla a la fantasía.



2 comentarios:

Ángeles dijo...

Me parece curiosísimo que tantos de vosotros creyérais que varita se escribía con b. A lo mejor es que el subconsciente os hacía relacionar esta palabra con 'barrita', porque al fin y al cabo una varita es una barra fina.
La anécdota me ha llamado tanto la atencón, que no he podido evitar buscarle una explicación...

MJ dijo...

Gracias por tu comentario, Ángeles. Sí, esa puede ser una explicación, menos romántica que la mía, pero seguramente más verosímil. Me alegra que te haya resultado curioso :-)

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