Una tarde vi Matrimonio compulsivo (2007), una
mala película que no recomiendo. Entre su cúmulo de despropósitos, los personajes
hacían una afirmación que me dejó pensativa e indignada a partes iguales. ¿Qué decían? La chica perfecta estaba de acuerdo con el desastroso protagonista en que las personas
que viven en un lugar de vacaciones tienen un problema o están huyendo de algo.
Hotel en el sur de España. Imagen: archivo personal. |
Es curioso que un
personaje tan impresentable como el que interpreta Ben Stiller en esta película se
permita decir que es un signo de falta de madurez y un desarreglo psicológico
el vivir todo el año en un sitio de veraneo. Los guionistas deben pensar que
los lugares que se convierten en destino turístico son parques temáticos donde
no vive nadie y que no tienen trabajadores, sino personas de vacaciones cuyo
hobby es limpiarte la habitación, hacerte la comida o los cócteles.
Playa repleta de gente. Imagen: Pinterest |
No, no estamos de vacaciones todo el año. Y, aunque no me dedico al sector, sé que la hostelería es un trabajo duro. Sencillamente, hay mucha gente trabajando para que tú te diviertas. Para millones de personas el verano, la navidad, los puentes… son las épocas de mayor trabajo del año. Ellos no tienen verano, por mucho que vivan en Miami, Acapulco, Hawái, Benidorm o Ibiza. Tienen jornadas maratonianas sirviendo mesas, limpiando habitaciones de hotel, recogiendo basura, manteniendo jardines y piscinas, cuidando playas y parajes naturales, llevándote a tu destino en cualquier medio de transporte o gestionando todos los servicios. Personas de a pie, que nunca se podrán pasar el mes de agosto tumbadas en una playa, porque están trabajando al 100%. Y quienes no nos dedicamos a la hostelería también trabajamos, aunque vivamos en Alicante, Barcelona, Málaga o Mallorca. Aunque muchos no lo hayan pensado, en agosto el mundo no se para: hospitales, fuerzas del orden, oficinas y servicios de todo tipo siguen trabajando y abren también los fines de semana…
Camarero trabajando. Imagen: Pinterest. |
Esos
lugares turísticos, en su inmensa mayoría, son ciudades antiguas habitadas
desde antes de que existiera el turismo. Tenemos nuestros barrios, escuelas,
zonas deportivas, centros de salud, carreteras y todas las infraestructuras
necesarias para que sigamos haciendo nuestra vida corriente, como la haces tú
en tu ciudad. La diferencia es que en verano la población se duplica o triplica
con los problemas que eso conlleva. Habrá quien diga que estas localidades viven
del turismo. Sí, en muchos casos es el principal motor de la economía, pero no
el único. Por ese motivo, también hay que cuidarlo. Cuidar de las zonas
turísticas, de las ciudades, de sus playas, de sus parajes naturales, de sus
monumentos. Algunos turistas, al creer que están en un parque temático sin
habitantes con vida personal que tienen que madrugar para ir al trabajo todos
los días, se comportan como no lo harían en su lugar de residencia habitual.
Las localidades y sus habitantes merecen respeto.
Los
lugares de vacaciones son ciudades vivas y con mucha historia a sus espaldas.
Hablo de lo que conozco, en España ciudades pobladas desde la prehistoria:
Alicante, habitada de forma estable por los íberos desde el siglo III a.C. ;
Cádiz, fundada por los fenicios alrededor del año 1.100 a.C. y habitada desde
entonces es la ciudad más antigua del continente europeo; Ibiza, ciudad
Patrimonio de la Humanidad, poblada por íberos, fenicios y griegos, fundada
como Ibosim por los cartagineses o Málaga, fundada como Malaka por los fenicios
en el año 800 a.C.
Vistas de Cádiz. Imagen: archivo personal. |
Algunos de
los destinos turísticos son Patrimonio de la Humanidad pero están en riesgo de
perder su título. Podemos tomar como ejemplo a Venecia: fundada en el año 421 d.C. y levantada en una lucha continua que evite su hundimiento en la laguna.
Una interesante historia de 1.600 años repleta de batallas que la convirtió en
un imperio marítimo, con sus demostraciones de poder político a través de las
armas y de prestigio a través del arte. Una ciudad lúdica que celebra unos de
los carnavales más famosos del mundo, con una de las basílicas más
emblemáticas, los puentes más bonitos, los paseos más románticos en góndola.
Lugar, que sin embargo, lleva décadas expulsando a sus vecinos, que habitaron
la ciudad durante generaciones y que tienen que marcharse por la presión
turística, y sienten que la Serenissima se
ha convertido en un parque temático en peligro de morir de éxito donde ya se
cobra entrada para limitar la afluencia de turismo y el deterioro. La UNESCO ha
presionado para que se prohíba la entrada de los grandes cruceros que dañan la
estructura urbana.
Se requiere un cambio de modelo turístico que sea respetuoso con
el entorno, el patrimonio y sus habitantes.
Góndolas en Venecia. Imagen: archivo personal. |
8 comentarios:
Buen ejemplo el de Venecia. He podido estar dos veces, en una cuando era alumno, de viaje de estudios, y en otra curiosamente cuando fui profesor, llevando alumnos también de viaje de estudios. Me gusta este ejemplo porque, a diferencia de otros destinos turísticos igual de dañados, sobre todo económicamente para sus moradores, siento una predilección por la 'Serenissima', que efectivamente lleva demasiado tiempo yéndose al traste por el turismo masivo. Para sus vecinos es más fácil acceder a una tienda de souvenirs que comprar una barra de pan decente, y no hablemos ya del aspecto ecológico. Más allá de parches esporádicos, la solución debería pasar por un cambio de modelo, como bien dices. Claro que en otros destinos esto se hace aún más complicado, por el choque de intereses.
En fin. Buena reflexión, dándole la vuelta a la mirada acrítica del guiri. Para que luego digan que las malas películas no tienen aprovechamiento...
Pues estoy de acuerdo en todo lo que dices, cómo no. Las dos sabemos en qué se está convirtiéndose nuestra ciudad a causa del turismo descontrolado, y tú lo explicas muy bien.
También me molesta mucho cuando dicen que todo eso es "riqueza para la ciudad", porque no es cierto. Es riqueza para unos pocos, el dueño del restaurante, del hotel, de la tienda de recuerdos o del piso turístico. Para la ciudad y sus habitantes en conjunto, no es riqueza sino incomodidad, suciedad, deterioro, precios disparados, pérdida de identidad, y todo lo que tú señalas.
Hoy precisamente he oído en televisión que en Barcelona desaparecerán en unos cuantos años los pisos turísticos, porque no se van a renovar las licencias. Parece que algunos ya se van dando cuenta de que esto no puede continuar así y que a la larga los prejuicios superan a los beneficios.
Nunca se me habría pasado por la cabeza hacer semejante afirmación, la verdad. Los turistas nos hemos acabado convirtiendo en una raza egoísta y estúpida que se cree con derechos absurdos allí donde ponemos el pie.No veo una solución sencilla y, mucho menos, justa, porque supongo que al final iremos a un modelo donde sólo puedan viajar los que tengan mucho dinero.
Lo que esta claro es que estamos ante un modelo agotado...
Es verdad q la masificación turística está causando una sensación de hartazgo generalizado , de los habitantes de las ciudades turísticas porque sienten q son expulsados de ellas, además de por el agobio de la aglomeración, por el encarecimiento de la vivienda q la hace inasumible y todas las incomodidades q generan a los locales q como bien dices, tenemos q madrugar y trabajar al margen del mundo de fiesta de los turistas y q al contrario d lo q deslizan en esa peli, la mayoría de sus habitantes o lo son por nacimiento o por trabajo, salvo en alguna isla hawaiana perdida del Pacífico la gente vive donde vive, porque tiene q vivir ; ) Un placer leerte !!
¡Hola, Rodión! Muchas gracias por tu visita y tu interesante comentario.
Creo que el ejemplo de Venecia es uno de los más conocidos. No sé si notaste diferencia en cuanto al nivel de turistas "invasores" y estado general de la ciudad entre el primer y segundo viaje. Creo que cada año se incrementa el número de visitantes a todos los destinos turísticos (aunque en algunos lugares parezca imposible) y disminuye el respeto.
Siempre tenemos a los que dicen "vivimos del turismo" y quieren más visitantes, sin comprender que hay que cambiar el modelo porque este no se sostendrá durante mucho más tiempo.
No me había parado a pensar en el aprovechamiento que le saqué a esa mala película hasta que lo has mencionado.
Estoy de acuerdo contigo en todo, Ángeles.
Y, efectivamente, yo también creo que el beneficio del turismo es para unos pocos, porque los trabajadores están en un sector precario, con jornadas maratonianas, menos sueldo y menos horas de cotización de lo que debería ser. De hecho, tras el confinamiento, un número considerable de trabajadores de hostelería logró encontrar otro trabajo y ya no aceptó volver a las condiciones anteriores. Fue el momento de cambiar el modelo por otro más humano, más sostenible, más empático, pero no se hizo. Tuvimos la oportunidad de cambiar tantas cosas, para bien, cuando se desconfinó y dejamos pasar ese tren, anclados en lo conocido.
Para los habitantes de las localidades turísticas, especialmente para las que ya han dejado de tener temporada baja, media y alta, siendo todo temporada alta, es una incomodidad constante, basuras, ruidos, rotura de mobiliario urbano. En algunas localidades ya es imposible pasear tranquilamente por calles emblemáticas, pasar una tarde en la playa o en la montaña... hasta al Everest han llegado los turistas jugándose la vida sin preparación previa. Ya todo es un parque temático.
Gracias por tus interesantes reflexiones.
Beauséant, creo que el problema está en la falta de respeto, en el consumir por consumir, en el usar y tirar, en el codiciado selfie para dar envidia en las redes sociales pero sin saber realmente nada del lugar donde se está.
Siempre es malo generalizar, porque, por fortuna, no todo el mundo es así, pero en esta vorágine se han olvidado de que esas localidades están vivas, tienen su gente, su día día y esos parajes naturales tienen su flora y fauna, su ecosistema. No se puede decir "sí" a todo.
Muchas gracias por venir a comentar.
¡Bienvenida, María! Muchas gracias por tu aporte.
Efectivamente, lo has resumido muy bien. La inmensa mayoría de las personas que viven en lugares turísticos han nacido ahí o han acudido por motivos familiares, académicos o laborales.
El actual modelo turístico hace que las localidades pierdan su identidad y que choquen los deseos de fiesta perpetua de los turistas con el día a día de los locales. Todo está repleto de gente y los precios suben. Los jóvenes que desean independizarse no pueden encontrar un lugar donde vivir a un precio razonable, los que llegan a la ciudad para trabajar se encuentran que solo el alquiler del piso ya cuesta el salario de un mes.
Dicen que la solución es construir más vivienda social... pero ¿dónde van a liberar más suelo? Construir tan "en las afueras" de las ciudades supone llegar a un terreno sin infraestructura donde no hay tendido eléctrico, ni agua, ni medios de transporte, supone la obligación de tener un coche propio y utilizarlo para todo, desplazarte cada día muchos kilómetros para comprar una barra de pan o llegar al trabajo...
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