Desde los albores de los tiempos los seres humanos han buscado explicación a todo lo que les rodeaba. ¿Por qué el sol se desplaza en el cielo desde el amanecer hasta el ocaso? ¿Por qué hay estaciones? ¿Por qué se desatan las tormentas? Millones de preguntas.
Aquella imperiosa necesidad de encontrar respuestas nos llevó hasta los espíritus que habitaban en el cielo, en el árbol, en el mar… Y, entonces, se convirtieron en dioses. De ahí pasaron a formar lo que nosotros llamamos mitología. Hablamos de ella, la mayoría de las veces, sin pensar que se trataba de un conjunto de dioses en los que millones de personas creyeron durante muchos siglos. Cuando en 1913 una expedición consiguió coronar el monte Olimpo ya no quedaba nadie que creyera que los dioses griegos vivieran allí. Sin embargo, nuestro mundo tecnológico no ha podido borrar los mitos de la faz de la tierra. Siguen entre nosotros, se transforman y se actualizan porque todas las culturas necesitan sus mitos y porque a la humanidad le sigue encantando que le cuenten historias.
Símbolos de la cultura grecolatina.
Imagen: pinterest.
En opinión de algunos historiadores el siglo XX ha sido el más cruel que se ha vivido. Así que no debería extrañarnos que una sociedad joven, como la estadounidense, que había forjado su propia identidad sin el apoyo de una mitología antigua, afrontara su necesidad de protección apoyándose en una serie de personajes sobrehumanos. Es, incluso, lógico que enfrentaran los difíciles años treinta evadiéndose con las aventuras de estos héroes de papel.
Expedición al monte Olimpo (1913)
Imagen: dominio público.
Los superhéroes comenzaron como una moda, una evasión, un producto para consumir y tirar. Pero casi un siglo después continúan aquí y ya no son solo cómics o los cortos que se proyectaban antes de la película en los cines, ahora son toda una franquicia que gusta a personas de todas las generaciones.
Los creadores de los superhéroes conocían los mitos antiguos. Podríamos rastrear sus orígenes y sus signos de poder en la mitología de muchos lugares del mundo, pero, sobre todo, en la grecolatina.
Uno de los primeros en aparecer fue Superman, un extraterrestre que puede volar y tiene poderes especiales. Para vivir entre nosotros se disfraza de un hombre normal, un periodista algo torpe, pero que esconde un héroe en su interior, capaz de brindar protección al mundo. Primero un pasatiempo para niños, luego el sueño de muchas personas corrientes que confiaban en enfrentar sus miedos como un auténtico héroe. Superman llegó del cielo y representa a los dioses solares, tiene atributos de Zeus o de Apolo.
Batman, Superman y Wonder Woman.
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Batman, el hombre murciélago, que se mueve en la noche, está relacionado con Hades, el dios del inframundo. En la mitología Zeus y Hades se enfrentaban en una lucha por la supremacía y en el cine hemos podido ver el enfrentamiento de Superman contra Batman. El hombre murciélago es el único de los héroes que no tiene superpoderes y esto despierta empatía en muchos seguidores.
Spiderman, el hombre araña, hunde sus raíces en la leyenda de Aracne, la joven tejedora que se atreve a rivalizar con Atenea y a la que la diosa castiga convirtiéndola en araña.
En la mitología grecorromana también se basan otros superhéroes. Wonder Woman es la amazona, Diana guerrera. Hulk, ese ser iracundo de fuerza descomunal es heredero directo del heroico Hércules. Aquaman no es otro que Poseidón o Neptuno, como queramos llamarlo. Y Flash tiene los atributos del viajero Hermes, el mensajero de los dioses.
Wonder Woman está inspirada en la diosa guerrera Diana.
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Pero, incluso hay dioses que han pasado tal cual a la categoría de superhéroes. Quizá el caso más paradigmático sea Thor, el dios del trueno y la guerra en la mitología nórdica.
Así que podríamos decir que las historias de superhéroes son la mitología actual.
Imagen: I.A. Copilot. |