Aquí cambiamos de tema ¡de buenas a primeras!

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jueves, 27 de diciembre de 2012

Compras navideñas



Parece que cada año llega antes la Navidad. A primeros de noviembre (en algunos lugares ya a finales de octubre), cuando todavía podemos andar en manga corta, aparecen los escaparates adornados con grandes árboles y luces.
Son las tiendas las primeras en recordarnos que llega esa época que en el cine y en la televisión se nos presenta como idílica, llena de paz, amor, felicidad y  desconocidos que te saludan por la calle. La imagen de George Bailey corriendo eufórico hacia Bedford Falls mientras grita “¡¡Feliz Navidad!!” a todo y a todos forma parte de la memoria colectiva.

¡Qué bello es vivir!

Con el paso de los días todo se va contagiando de adornos, las casas, las calles, los parques y los edificios oficiales… Cualquier rincón es bueno para poner una guirnalda de luces, una ramita de pino, un bonito belén. Los escaparates simulan esa nieve brillante y las postales dibujan con purpurina el blanco de las calles. Es invierno y nieva. “Let it snow, let it snow, let it snow”… Una de mis canciones preferidas, aunque no en todas partes nieva, ni es invierno en todo el planeta, pero ese es un pequeño detalle sin la menor importancia. ¿Llegará Santa Claus en su trineo con regalos para ti o tú eres más de Reyes Magos?

Los villancicos suenan a todo volumen en los centros comerciales engalanados para invitar a las compras. Abren todos los días, incluso los domingos.

Es curioso cómo se llenan con carteles de lo más variopintos. ¿Estás en España? ¡No importa! ¡“Merry Christmas” lo entiende todo el mundo! Es el lenguaje internacional, es el lenguaje de la felicidad y la euforia colectiva.  Es tan internacional que podemos hacer variantes y todo el mundo lo sigue entendiendo. En algunas tiendas se puede leer: “Merry Kissmas”… Es más cariñoso. En otras nos encontramos con “the best gift” y una sonrisita se nos dibuja en la cara. En estas fechas no hay saldos, oportunidades, descuentos, ni rebajas; hay “sales” o “Il regalo perfetto, idee partire da euro 9.95” que es más sofisticado, más glamuroso.

-¡Llama a la Vane y pregúntale su talla!- grita una jovencita mientras rebusca en el montón de 9.95.



Un joven levanta varias perchas con prendas de mujer mientras su amigo las fotografía con el móvil y se dispone a enviarlas vía “whatsapp”…

-A ver cual le gusta más- añade mientras teclea a toda prisa.

Las mujeres eligen vestidos de fiesta, los hombres huyen de las corbatas, los niños lloran porque quieren ir a ver aquel juguete o pasearse por la tienda Disney. Un Santa Claus, extrañamente joven y delgado, reparte publicidad, Melchor espera en su dorado sillón mientras su paje conduce a un asustado pequeñín hasta su regazo mientras los padres lo fotografían entusiasmados.

Los dependientes se enfrentan con desilusión a pilas de mercancía desordenada, de ropa arrugada y, con cara de disgusto, observan como antes de terminar de doblar ese montón de camisas, los clientes las están revolviendo; las cajeras pasan los productos rápidamente, presionadas por la mirada severa del jefe mientras las colas crecen ante ellas; las limpiadoras murmuran malhumoradas por el confeti y la basura acumulada; los camareros intenta recuperar el resuello mientras los comensales esperan impacientes sus platos.

Cuando nos alejamos de ese paisaje idílico, de todos los adornos y de los villancicos,  no encontramos el espíritu navideño ideal y maravilloso, no brillan las estrellas de forma diferente y ningún desconocido nos desea feliz Navidad…



miércoles, 12 de diciembre de 2012

Nombres inspiradores II

Lee Nombres inspiradores I

Las murallas de las ciudades nos señalan con sus nombres los lugares a los que nos dirigiríamos al cruzar sus respectivas puertas. De puertas de murallas está llena España, de calles que aún conservan los nombres de sus puertas están repletos nuestros pueblos; pero “soles” tampoco nos faltan. 

Seguramente el primer “sol” que ilumina nuestra mente es la famosa Puerta del Sol de Madrid, antigua entrada de la cerca que rodeaba la ciudad separándola de los arrabales que habían ido apareciendo en las proximidades de la muralla cristiana. Pero hay otra Puerta del Sol en España, en una de las ciudades amuralladas más hermosas: Toledo. Con tantos cercos y murallas podemos construir una historia de sitios, asedios, o simplemente, de viajeros acostumbrados a amoldarse a los caprichos del camino.

Puerta del Sol. Toledo.

Estos mismos viajeros deberán cruzar los puentes que les conduzcan a su destino, puentes con nombres caprichosos e inspiradores. Para los más románticos siempre estará el famoso Puente de los Suspiros de Venecia. Se dice que fue Lord Byron quien lo bautizó con este nombre, reflejando el destino trágico de aquellos presos que lo cruzaban para ser encarcelados en el Palacio Ducal del que, probablemente, no saldrían. Romanticismo en el sentido original del término.

Para las parejas desilusionadas por la poca dulzura de la realidad tenemos más puentes y más suspiros, concretamente dos más en Europa y uno en América (aunque no descartaría alguno más). El Puente de los Suspiros de Cambridge, lugar favorito de la Reina Victoria; el Puente de los Suspiros de Oxford que no cruza ningún río sino una calle uniendo dos edificios; y el Puente de los Suspiros de Lima, mucho más modesto y cotidiano, y que tiene su propia canción.

Puente de los Suspiros. Cambridge.


El Puente de las Siete Lunas situado en el Parque Natural del Carrascal de la Font Roja (Alcoy, Alicante) construido para el paso de un ferrocarril que nunca llegó, puede narrarnos la historia de una Revolución Industrial enclavada entre bosques mediterráneos y sueños de modernidad.

También encontraremos inspiración en edificios oficiales o estaciones de trenes que comparten un Salón de los Pasos Perdidos. En el Congreso de los Diputados podemos perdernos caminando sobre la mullida alfombra, preguntándonos qué actos solemnes tendrán lugar bajo su maravillosa bóveda, y qué historias habrán presenciado sus paredes.

Para terminar por este viaje de nombres inspiradores y ya que, al fin y al  cabo, se trata de palabras, no olvidaremos al Instituto Cervantes (Madrid) y su Caja de las Letras. El edificio, antiguo Banco Español del Río de la Plata, conserva la cámara acorazada, pero en la actualidad guarda algo más valioso que el dinero: la cultura. En su interior se atesora la obra de los más variados artistas, como una memoria colectiva de todo aquello que merece la pena conservar.

Caja de las Letras.