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jueves, 30 de agosto de 2012

Los Juegos Olímpicos: la Era Moderna



El interés por la cultura griega y romana estuvo presente durante toda la historia, pero debemos esperar hasta el siglo XIX para que el mundo recuerde los juegos olímpicos. Quince siglos después de la celebración de la última olimpiada de la antigüedad, el historiador Ernst Curtius y su equipo sacan a la luz las ruinas de la ciudad de Olimpia.

Ruinas de Olimpia.


Desde el momento en que puso sus ojos sobre los vestigios del estadio de Olimpia, una maravillosa idea ronda la cabeza del barón Pierre de Coubertin: volver a organizar los juegos olímpicos.

Coubertin creía fervientemente en la necesidad de la actividad deportiva entre la población y, pese a encontrarse con una fuerte oposición inicial, gracias a su perseverancia, consiguió el apoyo necesario para organizar los primeros juegos modernos. Este respaldo le vino de personas tan importantes como el Duque de Esparta, el Príncipe de Gales, el príncipe heredero de Suecia, el rey de Bélgica y el primer ministro del Reino Unido. Coubertin creó el primer Comité Olímpico Internacional (COI) con sede en la Universidad de la Sorbona y desde allí se tomó todas las decisiones.

En principio, se pensó esperar a la entrada del siglo XX para celebrar los primeros juegos de la era moderna. El año 1900 parecía el más apropiado para comenzar el cómputo. Pero todos los organizadores estaban tan entusiasmados con la idea, que no pudieron esperar tanto.

El honor de revivir aquella maravillosa aventura del deporte, la paz, la unidad y la cultura correspondía, por supuesto, al país que la vio nacer: Grecia. El 4 de abril de 1896 se celebraron los primeros juegos olímpicos modernos en la ciudad de Atenas.

Cartel de los Juegos Olímpicos de Atenas. 1896.


Pero, al contrario que en la antigüedad, la ciudad sede de los juegos olímpicos cambiará cada cuatro años para que esta maravillosa idea viaje  por el mundo.  Para recordar el lugar que los vio nacer, unos meses antes de los juegos, se enciende una antorcha bajo los rayos del sol de Olimpia, que recorre el mundo llevada por corredores hasta la ciudad de destino.


Encendido de la antorcha bajo el sol de Olimpia.

Una bandera ondea con cinco anillos entrelazados que simbolizan la unidad de los pueblos. Cada anillo representa a un continente: el azul a Europa, el amarillo a Asia, el negro a África, el verde a Australia y el rojo a América. El símbolo fue ideado por el mismo Coubertin en 1913, pero la bandera con los cinco anillos no ondeó en un estadio olímpico hasta 1920.
Símbolo olímpico creado por Coubertin.
Ninguna mujer participó en la primera edición, ya que el barón de Coubertin, junto a otras personalidades, no era partidario de ello. Será en 1900 cuando las primeras mujeres puedan pisar el terreno de juego, pero más como valor testimonial que como pura competición. De hecho algunas no supieron nunca que habían sido campeonas olímpicas.

La Tregua Olímpica de la antigüedad no ha sido respetada, ya que en tres ocasiones (1916, 1940 y 1944) las guerras han impedido la celebración de los juegos olímpicos.

Pierre de Coubertin fue quien acuñó la célebre frase: “lo más importante de los Juegos Olímpicos no es ganar sino competir, así como lo más importante en la vida no es el triunfo sino la lucha. Lo esencial no es haber triunfado sino haber luchado bien”.

Estatua del Barón Pierre de Coubertin, Olympic Park, Atlanta. 



martes, 21 de agosto de 2012

Los Juegos Olímpicos: la Edad Antigua II



Para que todos los atletas pudieran competir en los juegos se creó la llamada “Tregua Olímpica” que detenía todas las guerras el tiempo suficiente para que los participantes pudieran llegar hasta Olimpia, disputar las competiciones y regresar a su ciudad sin peligro. Esta tregua solo fue rota por los arcadianos que en la 103ª olimpiada (año 364 a.C.) se atrevieron a conquistar Olimpia, ganándose la ira de todos los griegos.

Para participar en las olimpiadas había que cumplir una serie de requisitos siendo los principales ser hombre, griego y libre. Un año antes de los juegos, los atletas debían entrenarse en su propia polis, y un mes antes, acudir a terminar su preparación en la cercana ciudad de Elis.

Las mujeres, no solo no podía participar, sino que tampoco se les estaba permitido acudir como espectadoras. Sin embargo, Callipatura (o Ferenice, como también se la conoce), deseosa de ver a su hijo competir, se disfrazó de entrenador y entró confundida entre la multitud. No tardó en ser descubierta y condenada a muerte, tal y como marcaba la ley. Callipatura salvó la vida por ser hija y hermana de campeones olímpicos, pero cuenta la leyenda que desde entonces los atletas tuvieron que competir desnudos.

El pugilato. Los atletas compitiendo desnudos.

Para las mujeres se crearon los Juegos Hereos (en honor de Hera) que se celebraban en septiembre.

Se llevaba un registro riguroso de los campeones de cada una de las olimpiadas. Se les reunía en el templo de Zeus y se les daban sus premios simbólicos (primero coronas trenzadas con hojas de olivo y, más tarde, con hojas de laurel). Al regresar a casa eran recibidos como héroes, se les hacían estatuas y los poetas narraban sus triunfos.

Reconstrucción del templo de Zeus en Olimpia.


Los juegos no solo eran una manifestación religiosa, sino también un motivo de tregua y de unidad entre los griegos. También tuvieron una aportación muy importante a la cultura en los campos de la escultura, arquitectura, matemáticas y poesía.
El Discóbolo de Mirón. Hacia el año 455 a. C. Representación de un atleta  antes de lanzar el disco.


La época dorada de las olimpiadas tuvo lugar alrededor del año 350 a. C. pero los juegos comenzaron a desvirtuarse en el año 146 a. C. cuando los romanos conquistan Grecia. Siempre se les acusó de no entender el espíritu de estos juegos y dejarlos abiertos a todos, con pruebas que poco tenían ya de atléticas, con jueces vendidos y participantes comprados.

En el año 393 d. C. tuvo lugar la última olimpiada, ya que, tras imponerse el cristianismo como religión oficial, el emperador Teodosio I las abolió por considerarlas un vestigio pagano. Así que unos juegos que se crearon por motivos religiosos, también desaparecieron por estos mismos motivos.

Lamentablemente, Olimpia no sobrevivió mucho tiempo sin sus juegos. Poco después fue campo de batalla entre los bizantinos y los godos. En el año 426 Teodosio II incendió lo poco que quedaba de ella y en el 526 un río se desbordó cubriendo sus ruinas.

Había terminado la historia de Olimpia y sus famosos juegos.


jueves, 9 de agosto de 2012

Los Juegos Olímpicos: la Edad Antigua I



Creo haber contado en alguna ocasión que no soy muy deportista pero que, sin embargo, me gusta conocer los orígenes de las cosas y eso incluye, por supuesto, el deporte. Ya hacía un pequeño guiño a estas historias contando la creación del “Balón Naismisth” y “La Minoneta”, pero la historia que más me gusta es la de las olimpiadas.

En primer lugar aclarar que una olimpiada no son esos días en los que se disputan los famosos juegos, sino el periodo de cuatro años que transcurre entre uno y otro.

Y toda esta maravillosa historia comenzó con el rey de la Élida, Ifitos que, desesperado al ver sucumbir sus tierras bajo las guerras de los poderosos vecinos, se presenta un buen día del año 844 a.C. ante el Oráculo de Delfos para preguntarle qué debía hacer. En la antigüedad era de lo más corriente consultar el oráculo para tomar decisiones y las pitonisas, que interpretaban la voluntad de Apolo, obsequiaban al visitante con la infalible respuesta del dios.

- Organiza en Olimpia los Juegos Atléticos, gratos a Zeus- le contestó la pitonisa.

Estado actual de la ciudad de Delfos.


Ifitos, muy satisfecho con la respuesta, se marchó directo a hablar con Licurgo, rey de Esparta, y con Cleóstenes rey de Pisa, a los que también les gustó la idea y declararon la Élida (donde se encontraba Olimpia) zona neutral.

Mitad historia, mitad leyenda, este es el origen aceptado de las olimpiadas, aunque existe un origen mítico que habla de cómo Heracles, ocho siglos antes, tras limpiar los establos de Augias (en uno de sus famosos “trabajos”) organiza una carrera para dar gracias a los dioses, “inventando” entonces el “estadio”, medida de longitud (192,27 m.) conseguida tras poner sus pies uno delante de otro 300 veces.

Maqueta del santuario de Zeus en la ciudad de Olimpia.

La primera olimpiada de la que se tiene constancia histórica transcurrió en el solsticio de verano del año 776 a.C. y el pastor Koroibos, corredor del estadio, se convirtió en el primer campeón olímpico. Desde entonces los juegos atléticos de Olimpia se celebraron cada cuatro años de manera inalterable, lo que ha permitido fechar, con total fiabilidad, los grandes hechos acontecidos en la antigüedad.

Deportistas corriendo el estadio.


No eran los Juegos Olímpicos los únicos que se disputaban en Grecia, pero sí uno de los más importantes. Además de estos juegos dedicados a Zeus, existían también los Juegos Píticos (Delfos) consagrados a Apolo, que igualmente se disputaban cada cuatro años; los Juegos Istmicos (Corinto) dedicados a Poseidón, cada dos años; y los Juegos Nemeos (Nemea) en honor a Heracles, también cada dos años.

El éxito acompañó a las olimpiadas desde el primer momento y pronto comenzaron a participar más estados griegos y añadirse más deportes.